24 jul 2010

Frutas y hortalizas


Cuando llegamos hoy a Valsequillo hacía un tiempo magnífico. Yo creo que unos 20º

Sobre las nueve menos cuarto de hoy, la nubes estaban pa' Telde.
Pero lo que es en Las Vegas......de Valsequillo, el día estaba genial. Ni una nube.
Parece que a lo largo de la semana pasada ha debido darse algún golpe de calor. El vecino nos comentó cómo se le había quemado un naranjero. Y a nosotros nos ocurrió igual con uno de los perales, al que hoy mismo serramos las ramas muertas. La rosa ésta, aguantó lo que pudo.

Este sábado fue bastante productivo. Pasamos el tractor por el terreno de delante de la casa, para dejárselo preparado a Genito para plantar. Lo de rodear con piedras las pocetas de los matos ha resultado efectivo. Nos ahorra bastante trabajo. Entre los conejos y ratones y las mangueras que usamos para regar, nos veíamos rehaciendo las pocetas casi cada fin de semana. Con las piedras se han mantenido perfectamente, así que el plan es el de, poco a poco, rodearlos todos. Hoy nos hicimos tres matos más.

Dos calabazas; me pareció ver alguna otra

Mangos
Zapotes a tutiplén
Los perales están todos llenos.
Vimos limones tirados en el suelo por el calor.
Las últimas moras del año.
Higos

3 jul 2010

Amo de casa

Desde que empecé a trabajar, me di cuenta que existía una gran diferencia entre trabajar en la calle, como hacía mi padre y quedarse de ama de casa, como hacía mi madre.

A mí, el trabajo, para qué vamos a engañarnos, me produce ganas de vomitar, pero como no me queda más remedio, lo hago con una sonrisa en la boca. No me gusta en absoluto tener que dedicar mi tiempo a pensar, a dar respuesta a preguntas cuyo contenido me importa un comino, a tener que soportar los inconvenientes derivados de las relaciones personales en el trabajo, a tener que aguantar el humor del jefe o la mala cara de algún compañero……todas estas cosas me desagradan. Por otro lado, tampoco me resulta divertido, ni interesante, ni enriquecedor estar fuera de mi horario de trabajo y caer en la cuenta de que llevo más de veinticinco minutos dándole vueltas a aspectos relacionados con él……

Hay gente que desea realizarse en la vida a través de su trabajo y lo respeto profundamente. Personas que encuentran en el desempeño diario de su trabajo un reconocimiento social que les agrada y que les hace levantarse cada mañana, sabiendo que aunque trabajan duro, están haciendo algo que les gusta. Es para ellos una satisfacción personal muy gratificante. Abogados, ingenieros, empresarios, arquitectos, electricistas, encofradores……..Conozco gente que trabaja doce horas diarias y sé positivamente, que disfrutan con ello, incluso asumiendo los sinsabores, disgustos o problemas que puedan acaecer en el desarrollo de su actividad.

A mí, personalmente me importa un rábano realizarme laboral o profesionalmente. Lo que me gusta es escribir, tocar la guitarra, escuchar música, leer, hacer fotografías, ir de excursión en moto………..y lo que echo más de menos es tiempo para dedicarlo a mí y sólo a mí. Añoro disponer de tiempo para emplearlo en hacer todo lo que me gusta, pero claro, el trabajo, los hijos y la vida en general te van llevando por un camino que casi nunca coincide con tus deseos.

Total que he llegado a la conclusión que ser amo de casa es la mejor manera de disponer de tiempo libre, cumpliendo a la vez con todas las obligaciones derivadas del hecho de serlo. Cocinar, planchar, poner lavadora o secadora o limpiar…..son tareas estrictamente físicas, para las que no hay que pensar en demasía. Exigen una cualificación intelectual casi igual a cero. Por otro lado, de todas las tareas que implica, es sólo la preparación de las comidas la que debe realizarse diariamente. La lavadora, la plancha o la limpieza general se suelen realizar una o dos veces a la semana. A las ocho de la mañana, los niños ya se han ido al colegio, con un poco de organización la comida puede estar preparada a las diez y si no es día de plancha o de lavadora……… ¡pues a disfrutar de todo ese tiempo libre! Es más, invito a cualquiera a encender la televisión de lunes a viernes, entre las nueve de la mañana y la una y media de la tarde y comprobará como sólo se emiten programas dirigidos a personas que disponen de tiempo libre y seguro que esas personas –afortunadísimas en mi opinión- están ahí, delante de la televisión, ya que si no fuera así, ¿qué cadena se atrevería a emitir programas para los que no existe audiencia?

Hasta ahora pensaba que yo era un “tipo raro” pero este correo que me han enviado, deja claro, de forma palmaria, que no estoy tan errado, así que lo subo al blog para general conocimiento.

Monólogo de la mujer moderna

Son las 6.00 a.m. , el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada. Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. a la perra la pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de casa, meterme en el carro y tener que poner el cerebro a funcionar.

Me gustaría saber quién fue la estúpida, coño de madre, la matriz de las feministas, que tuvo la grandiosa idea de reivindicar los derechos de la mujer, y por qué hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.

Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanía, medicina alternativa y cocina.

Y después la vaina se puso mejor, teníamos servidumbre, llegó el teléfono, las telenovelas, la píldora, la tarjeta de crédito, ¡¡¡ahora Internet cuantas horas de paz!!!! Hasta que vino una pendeja, coño de madre, a la que por lo visto no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar; vino a contaminar a varias otras rebeldes inconsecuentes con ideas raras sobre "vamos a conquistar nuestro espacio". ¡Qué espacio ni qué coño!!!

¡¡¡Si ya teníamos la casa entera!!! ¡¡¡Todo el barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!! Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse...y ahora... ¿dónde carajo están? acabamos muertas, ni hacer el amor queremos, nos duele la cabeza, argumentamos mil boberías por cansancio...

¿Nuestro espacio?... ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nosotras, como el diablo de la cruz, les damos miedo, ¡¡¡tanta piche independencia acabo por hacerlos huir!!!

Ese chistecito, acabó llenándonos de deberes y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda. Todas unas Ally Mcbeal.... antiguamente los casamientos duraban para siempre y ahora si te divorcias hasta hay que mantenerlos.

¿Por qué, díganme por qué, liberación femenina????...yo sólo necesitaba ser frágil y dejarme guiar por la vida, y no comenzar a competir con los machos...miren el tamaño del bíceps de ellos y miren el tamaño del nuestro. Estaba muy claro, cada quien en su sitio desde Adán y Eva....liberación femenina...esto no iba a terminar bien.

No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con tetas y culo duritos, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo, tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, instalarme todo el día frente al pc trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni son mis problemas!!!

Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor no hay tiempo) y…………..¡¡¡mira que teníamos todo resuelto!!!

Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.

Nos volvimos "súper mujeres". Ganamos más que ellos y de todos modos nos dan órdenes

¡¡¡Basta!!!

Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, que me dé serenatas en la ventana.

Sí, nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar, pero ¿¿pa´ quéeeeeee coño había que demostrárselo a ellos??

Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme... ¡que fría está esta solitaria y grandísima cama!...carajos!!!!...quiero que un maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá, que disfrutemos de una cena juntos, que me haga el amor, que me haga sentir mujer... porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola light mientras termino el trabajo que me traje a casa.

No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas...y abandonadas y lo peor, aún pendejas!. Estoy hablando muy seriamente...renuncio a mi puesto de mujer moderna.

¿Alguien más se suma...?....

De todas las mujeres que tienen un trabajo remunerado, me gustaría saber cuántas renunciarían a su puesto de mujer moderna, de la que habla esta mujer en su monólogo, a cambio de convertirse en ama de casa. Conozco a algunas compañeras de trabajo que se sumarían sin duda alguna y yo me sumaría también, pero en nuestro mundo occidental, sólo las mujeres disponen de esa opción. Sólo a ellas lse es concede esa posibilidad, es decir, tanto si deciden hacerse amas de casa, como si prefieren realizarse laboralemente, obtienen un reconocimiento social indiscutible. El hombre no dispone de esta opción. El hombre consigue el mismo reconocimiento social, sólo y exclusivamente con el trabajo, esto es, si es un hombre el que decide hacerse amo de casa,...........mala suerte…………..¡es un mantenido, un chulo!; la sociedad no le reconoce valor alguno a ese mismo trabajo, sólo por el hecho de ser desempeñado por un hombre.


Moto