12 ago 2012

Desayuno

Hace unos días tuve ocasión de hablar con una empresaria y en menos de tres  minutos y medio de conversación, reafirmó mi idea de que si no es por ellos, -ella en este concreto caso-, y por su iniciativa, nuestra economía no arrancaría jamás.

Salir del trabajo a media mañana a comerte un bocadillo y un café con leche, pasó de golpe de 250/300 pesetas a 3 euros, así que hace tiempo decidí reducir este coste de manera fulminante. 

En un principio, empezamos a ir -siempre coy con el mismo elemento a desayunar-  a una panadería que por un bocadillo de salami con queso y una botella pequeña de agua de Firgas, nos cobra 1'90 euros. Pero claro, me parecía que comparando este precio con los 3 euros que sale un bocata de vueltas de ternera con queso y un café con leche, existía una desproporción casi evidente. La panadería me resultaba cara y empecé a pensar cómo reducir aquellos casi 2 euros que me gastaba en el desayuno diario.

Total que mi compañero ha salido de vacaciones y desde el lunes pasado entro en el supermercado de la cadena "DIA" que hay cerca de mi oficina con un resultado espectacular. He conseguido desayunar por 1' 75, 1'47, 1'16, 1'04 y 0'97, si bien he comprado una botella de agua de litro y medio que tengo en el trabajo, que es dónde termino preparando y comiéndome el bocadillo.

Cada día compro una baguette muy grande -no venden nada más pequeño- con la que comen perfectamente dos personas y que sale 33 céntimos de euros.  

Luego voy a la charcutería y dependiendo del día, compro o tres lonchas de mortadela o una larga de queso de plato junto con tres de salami o dos lonchas grandes de pata de cerdo que, salvo este día que me tiré por la pata, -estaba recién hecha-  no pasa nunca de los setenta céntimos y ahí estaba yo, esperando mi turno, cuando la charcutera, no sé por qué, me miró y refiriéndose a un comentario de una mujer a la que acababa de atender y que ya se había ido, me dijo:

-"¿Cómo no voy a tener buena cara hoy? ¡trabajando aquí 14 horas al día,.....si no pongo buena cara, esto  no lo aguanta una ni de bromas!"

- "¿Catorce horas?", le pregunté asombrado.

Y con la misma buena cara me dijo:

- "Mira, es que soy autónoma. La charcutería es mía, sólo que está dentro del supermercado de esta cadena."

¡Con un par! 

¡Catorce horas diarias de trabajo para sacar su negocio pa'lante! y todavía hay gente que habla del "empresario explotador", del "capitalista miserable que sólo quiere esquilmar al obrero y llenarse los bolsillos a su costa", cuando a 1 de enero del año 2011 hay en España 3.246.986 empresas, de las cuales 3.243.185 (99,88%) son PYME y de éstas 1.793.878, no tienen ningún asalariado. 





9 ago 2012

84 código de barras

Mi amigo Óscar me envió un correo electrónico el otro día que bajo el título "Cómo superar la crisis en tres meses", básicamente pedía que el próximo 1 de octubre de 2012 los millones de almas que poblamos este país nos pusiésemos de acuerdo para comprar sólo productos fabricados en España. 

Por supuesto que el próximo 1 de octubre me uniré a esta acción coordinada, pero ya yo he empezado a ponerla en práctica. 

Ayer mismo, ante la creciente y casi ilimitada voracidad depredadora de mi hija de 12 años, -desde que terminó el curso en Junio hemos notado un incremento sorprendente en su ingesta de comida- y aprovechando que estábamos junto a un centro de Carrefour entramos a comprar desde yogures hasta embutidos. Desde champú a lavavajillas. Desde trozos de queso a cerveza.

Miramos todos y cada uno de los productos que cogimos de las estanterías para comprobar, antes de meterlos en el carrito, que el código de barras empezase por los dígitos 84 que son los que indican que el producto es fabricado en España. Decía el emilio que me envió mi amigacho que  "sabiendo que economía global es un flujo de capitales que entran y salen de los paises, ¿que pasaría si redujeramos un 80 % el flujo de salida de capitales durante 3 meses?"

Y no es descabellado. El correo señalaba que si lo hiciésemos "la demanda de nuestros productos se dispararía y se iniciaría un proceso de reactivación espectacular de nuestra economía, crecería el empleo, recaudaríamos impuestos y podríamos saldar definitivamente la deuda que nos está hundiendo"
 
Me temo que va a ser lo habitual en nuestra cesta de la compra a partir de ahora. Hay cinco millones de compatriotas pasándolo mal y si de esta manera se consigue mejorar de alguna forma su situación, van a contar con nosotros mientras podamos.



 






Rehabilitación



Hace algunos meses intentando evitar que la moto se cayese al suelo, me torcí la muñeca izquierda. Al poco tiempo, colocando la barandilla en Valsequillo, ésta se me vino en peso encima del dedo pulgar de la mano derecha, doblándomelo hacia atrás.
Asistí tres veces al médico de cabecera en el centro de salud. Las diferentes muñequeras que me había recomendado usar la primera y la segunda vez, no dieron resultado. Los antiinflamatorios tampoco, así que en la tercera visita y tras dos radiografías y una ecografía, me remitieron a un especialista.
A las dos o tres semanas me llaman, me dan cita con un reumatólogo que vuelve a examinarme más profundamente y que termina remitiéndome a rehabilitación.
Diez días más tarde empiezo la rehabilitación en un centro privado concertado por el Servicio Canario de Salud. Estoy en mi tercera semana.
El servicio es formidable. Los fisioterapeutas y ayudantes del centro –la mayoría mujeres- son encantadores y lo son todos los días. En tres semanas sólo los he visto regalar sonrisas y atenciones a todos los pacientes. A los que sólo tenemos una muñeca y un dedo lesionados y a los que no tienen piernas y necesitan masajes en los muñones para que las prótesis se amolden con el menor daño posible. A los que presentan un cuadro de parálisis casi total del cuerpo que necesitan ser amarrados a una cama, hasta los que vienen después de una operación de rodilla que tuvo que ser bestial por el tamaño de la cicatriz que marcaba su pierna. A los que gimen cuando les duele y a los que ayudan a elevar la pierna solo hasta la altura de un simple escalón. Ni una mala cara, ni un mal gesto, ni una mala palabra. Todo lo contrario.
Asombroso el personal que en ambulancias realiza los traslados de pacientes desde sus domicilios hasta el centro y viceversa, bien porque están impedidas, bien porque no pueden pagarse un taxi o porque no tienen quién les lleve y traiga de regreso a casa: son más de lo mismo. Sólo les he visto desplegar cariño, mimo y consideración superlativa para con ellos. Lo compruebo diariamente cuando los veo entrar a dejar a unos y a llevarse a los que han finalizado la sesión.
¡Impresionante!
Todos los días me dan un baño de parafina desde las muñecas hasta las manos, las coloco una sobre otra y me las envuelven acto seguido con papel de platina y con una toalla para mantener el calor. Me mantengo así diez minutos.
En días alternos, recibo tratamiento con láser y con ultrasonidos. Cinco minutos
Diariamente tengo sesiones de corriente justo en los puntos en los que el dolor más molesta, con unos parches que me facilitaron desde el primer día. Diez minutos más.
Además me han marcado una tabla de ejercicios específicos para la muñeca que también debo realizar cada día. Me lleva otros diez minutos.
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No sé a cuánto podría ascender el coste de mi rehabilitación desde que entré por primera vez, dolorido de ambas manos, en el Centro de Salud para que me atendiese el médico de cabecera si todo fuera privado, pero no creo que fuese barato.

Ayer mismo se lo comentaba por teléfono a un amigacho de aquí que vive en Tenerife y que también asiste a rehabilitación y coincidimos en dos cosas básicamente. Una, la calidad del sistema español de Seguridad Social es extraordinaria. Otra, hay que mantenerlo
Pero claro, resulta tan caro este sobresaliente servicio del que disfrutamos que nos arriesgamos a perderlo si no se toman medidas drásticas para intervenir y reconducir el gasto de los diecisiete servicios autonómicos de salud.
Una encuesta del CIS de julio pasado refleja que un 40% de los españoles vería con buenos ojos mayor centralismo o menos autonomía. Un 11% desearía mayor cuotas de poder para las CCAA. Un 9% está por conceder la independencia a la comunidad que lo desee. Un 30% piensa que las cosas deben seguir como están.
Me incluyo en el primer grupo. Hace tiempo que tengo claro que el control del gasto en materia sanitaria debe ser recuperado por el Estado.
De una interesante entrevista concedida por el profesor Juan Velarde Fuertes al diario La Provincia y que pueden leer completa aquí: http://www.laprovincia.es/economia/2012/08/08/hemos-acumulado-deuda-enorme-ahora-hay-pagarla/475180.html extraigo dos preguntas formuladas al respecto a este eminente economista:

Pregunta: “Hablemos de la crisis. ¿La salida está en los recortes?”

Respuesta: “Considero que el camino de cortar el gasto público es absolutamente necesario, dadas las circunstancias. Aparte hay que tomar otra serie de medidas. No es que con la austeridad se consiga ya todo, pero es uno de los elementos esenciales porque, sencillamente, debemos mucho. Y como debemos mucho, tenemos que pagar nuestras deudas.”

Pregunta: “¿El resultado final de la política de austeridad es la quiebra del Estado social?”

Respuesta: “Vamos a ver. Si por Estado social se entiende una serie de elementos relacionados con el Estado del Bienestar le diré que es posible mantenerlos, pero también cambiando las estructuras. Pongo un ejemplo: la sanidad es un desastre como consecuencia de la situación autonómica. ¿Por qué? Sencillamente, porque hay 17 (o 19, si contamos Ceuta y Melilla) compradores de productos relacionados con la sanidad. Antes, con el Sistema Nacional de Salud, había sólo un único comprador, que ponía unas condiciones tremendas de baratura.

Creo que no hace falta ser economista para darse cuenta que no es posible mantener el sistema de Sanidad Pública en los términos actuales, que resulta necesario reconocer este extremo como paso previo para no quedarnos sin él, asumiendo el coste de reestructurarlo, aunque nos cueste un precio alto.


Moto