31 ene 2017

Otro domingo motero


Este pasado domingo he vuelto a salir con la moto. 

Ya estaba en la calle a las 8:30. Paré en la gasolinera de la Disa que hay por mi casa, llené el tanque y me fui a dar una vuelta por la ciudad. 

Ni un alma en la calle. Las fotos las tiré desde el centro de la calzada. 

El edificio de la fundación Mapfre. Lleva años con el cartel de "se alquila" sin que nadie parezca interesado.  


 


Por esa zona estaba cuando recordé que me quedaban algunas fotos pendientes por Santa Brígida y para arriba me fui.

 Ahí el rutómetro de la jornada.

Reconozco que esta vez tenía intención de subir algo y me puse ropa térmica debajo del pantalón y de la camisa. Menos mal. Cuando iba por Tafira Baja ya el frío era importante pero el equipaje térmico......¡fenomenal! Lo de las manos ya era otra cosa.

Subí por La Tropical. Ni un coche, ni una moto, ni delante, ni detrás. Yo sólo por la carretera, paseando tranquilamente a 40/50 km/h pero trazando todas las curvas de fuera a adentro como si estuviera en un circuito hasta llegar a la rotonda que hay a la altura del Seminario. ¡Qué placer!
 
Y llegué a Santa Brígida 





Pensé tirar por El Gamonal pero iba a terminar saliendo por Telde y ante la posibilidad de tener que coger la pista para volver a casa, preferí continuar hacia San Mateo a donde llegué con las manos bastante perjudicadas por el frío.

Aquello era un "hervidero". Los bares y cafeterías plagados de turistas, de moteros, de grupos de ciclistas, de gente que había venido al mercadillo de frutas y verduras que se organiza cada domingo allá arriba, de vecinos jugando al ajedrez al aire libre en las calles peatonales, de senderistas armados con sus bastones de paseo haciendo acopio de bocadillos y botellas de agua. Huía aterrado de todo aquel rebumbio ensordecedor buscando algún sitio dónde tomarme algo cuando me encontré un bar con este cartel.

Y me dije "coño pues si es un repartidor oficial de felicidad......,no hay más que hablar". Era el típico bar de pueblo. Había tres clientes cuando entré. Lo regentaba una mujer bastante grande con las mejillas rosadas y los brazos poderosos a la que imaginé manejando azadas y ganchetas con destreza natural. Le pedí un cortado largo. Me agarré al vaso caliente con las dos manos para ver si se me calentaban los dedos. Mientras sorbía el café me fijé que los tres hombres que estaban sentados en la barra -sin duda vecinos- veían el partido de Nadal contra Federer. "Yo nunca he entendido la puntuación del jodío tenis este" dijo uno........"son cuatro o cinco puntos pa' un juego" dijo otro...."hay uno al fondo que dice No" apuntó el tercero......hasta que con la firmeza propia de los entendidos intervino la mujer de detrás de la barra. Ipso facto les aclaró cómo funcionaba lo de la puntuación, qué era un ace y qué era un tie break, cuántos juegos hacían un set, la velocidad del servicio de Nadal, qué significaba doble falta y qué hacía aquel tipo diciendo no al fondo de la pantalla, cuando veo como los parroquianos, que parecían interesados en el partido, se levantan, se despiden de ella y salen del bar, pero...sin embargo.....ella seguía hablando sola de tenis.....como si los clientes siguiesen allí porque a mi no me dirigió nunca una mirada. Yo era como si no estuviese. Viendo aquel panorama y pensando en cómo se habían ido los vecinos al verla coger carrerilla con el guineo del tenis, apuré el cortado, pagué y volví a subirme en la moto con dirección a Teror.

El trayecto San Mateo-Teror también discurrió con tráfico escaso. La primera parada la hice en Utiaca. Ahí algunas imágenes de la luminosa Parroquia de Santa Mónica  










La última parada la hice en Arbejales, uno de los barrios de Teror. 

 






De allí ya enfilé para la capital. Dejé atrás Teror y llegué hasta Arucas y cuando pensaba que saldría por la autovía del Norte como siempre, me vi dentro de los nuevos tramos de la circunvalación y casi sin darme cuenta estaba bajando por Tamaraceite.

Serían las doce y media cuando entraba en mi casa.





15 ene 2017

Barnizando madera



Estamos sustituyendo el toldo de la entrada porque después de diez años, el anterior, tras resistir como un campeón el crudo invierno y el calor extremo propio del clima de Valsequillo, había dado las últimas "boquiadas". Terminó hecho jirones y plagado de agujeros por donde se filtraba el agua que recogía de la lluvia. El nuevo mide más de cinco metros

A la colocación de este nuevo toldo hemos dedicado ya unas cuántas horas de trabajo y aunque me temo que aún nos queda lo más complicado, me lo he pasado bomba.

Vamos a instalar listones de izquierda a derecha como estructura sobre la que colocar el toldo y como queremos que tenga cierta caída hacia la izquierda, pensamos colocar cada listón sobre trozos de madera.



Aprovechando que me quedaban algunos días libres, el pasado jueves subí temprano y sobre las 8:30 ya estaba dando la primera mano de pintura protectora a cada uno de los listones. 


A medida que los pintaba, los iba colocando en los peldaños superiores para que se fueran secando antes de empezar con la segunda mano.



Terminé sobre las dos de la tarde. Todos los listones y todos los trozos de madera para elevarlos con dos manos de protector.


Ya había decidido quedarme a pasar la noche arriba. Mientras se secaban los listones, me dediqué a ordenar el garaje porque ya casi no se podía caminar sin correr riesgo de caerse. El serrucho, la caladora, el cepillo eléctrico, el taladro, destornilladores, alicates, la escalera, los innumerables trozos de madera deshechados........

Cuando terminé todo me dediqué a sacar fotos con el móvil y ahí están todas. La verdad es que me sigue sorprendiendo la calidad de las fotos que saca el móvil








A las 17:30 ya había terminado con las fotos. Me tumbé un rato y me quedé medio dormido hasta las siete y algo, me duché, cené y a las nueve ya estaba acostado. Aunque hacía bastante frío, el radiador funcionó a la perfección. Estaba tan cansado despúes de la jornada de trabajo, que me dormí en seguida.

9 ene 2017

Por la ciudad y hasta Agüimes

Llegué sobre las nueve de la mañana al muelle deportivo, como siempre, para ver si había algo interesante, pero nada. Tiré dos o tres fotos y me fui. El día se veía despejado hasta en la cumbre.

Las plataformas y los buques de prospecciones ya habituales en nuestro Puerto. Deben estar dejándose un buen dinero en atraque y avituallamiento.

 

Mientras salía del muelle en dirección sur, dejando la supercomisaría a mi derecha, enfilé la avenida por el carril interior y a la altura de la Fuente Luminosa recordé que no tenía ni una foto de la iglesia de Schamann. Tiré por Bravo Murillo y subí por San Antonio hasta la plaza de Don Benito.



La verdad es que la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Schamann presenta un aspecto externo de importante deterioro. Según encuentro en la red, fue construida en 1959 por el arquitecto catalán Joan Margarit Serradel. 

La necesidad de reformas y mejoras es particularmente visible en la torrre y en el frontis.

 
Sin embargo en el interior la luminosidad rebosa por todos lados y su aspecto es justo el contrario al de su exterior.



Sigo leyendo en internet que los frescos son obra del muralista grancanario Jesús Arencibia 



Imagen de Nuestra Señora de los Dolores



Salí de la iglesia y me volví a subir en la moto. Llegué hasta el final de Pedro Infinito, giré a la izqueirda en la rotonda y seguí hasta La Ballena, bajé por la Carretera de Mata, luego Primero de Mayo y finalmente  terminé en uno de los aparcamiento para motos que hay junto al Gabinete Literario.

La calle General Bravo y la calle Pérez Galdós, aparecían casi desiertas a las 10 de la mañana.



Imagen del Padre Cueto, -fundador del Colegio de las Dominicas- en el frontis del colegio.

Seguí caminando hasta la Parroquia de San Francisco de Asís. 
Se fundó en 1840. Entré a tirar algunas fotos pero se estaba celebrando misa y no me pareció correcto, ¡ni que estuviésemos en la Catedral de Barcelona donde los turistas hacen fotos hasta a gente confesándose! 

 
Seguí un rato paseando por la Alameda de Colón, tirando fotos aquí y allí.
Los empleados del Gabinete Literario me dejaron entrar aunque sólo al hall ya que estaban de limpieza. La verdad es que es un edificio muy elegante.





 


Tras esta última foto guardé la cámara, caminando hacia la moto me coloqué el casco, saqué la llave, me puse los guantes y bajé por la calle Malteses. Reconozco que tenía pensado acercarme hasta la iglesia del Corazón de María en la calle Obispo Rabadán, pero cuando iba a la altura del Teatro Pérez Galdós me dió un arrebato y dije "pa'l Sur" y me vi por la potabilizadora hacia abajo en dirección a Agüimes. También me faltaban las fotos de aquella iglesia del Sureste grancanario. 

La verdad es que esta parte del pueblo de Agüimes es bastante bonita y agradable para pasear.


Me senté en ese bar que se ve a la izquierda de la imagen y pedí un cortado largo, pero.....no muy caliente. Estaba delicioso.



Pagué, cogí el casco y ya en la calle volví a sacar la cámara. El móvil ya es parte del rollo fotográfico de mis salidas domingueras con la moto. Todas las fotos en interior con el móvil. Las exteriores con la reflex.  

Parroquia Matriz de San Sebastián de Agüimes. Fundada en 1502.






Los retablos en el altar y en otras paredes de la iglesia son soberbios. 









 


 

Serían ya casi las doce del día cuando decidí bajar de vuelta a la capital, pero me quedaban algunas fotos que tirar en El Tritón.

Todas estas últimas las tiré desde allí. La verdad es que el objetivo 18/200 me da cantidad de satisfacciones.

Al mínimo
Al máximo

Estos dos barcos estaban fondeados justo en frente del Tritón.

 El muelle de San Cristóbal
Estaba de vuelta en casa sobre las doce y media, una menos algo.

Moto