¿Es rico el que gana noventa mil euros al año?
¿Son las personas con estos niveles de ingresos los "ricos" a los que hay que "hacer pagar" su parte de "responsabilidad" en esta crisis que venimos sufriendo desde hace tres años?
Algunas Comunidades Autónomas gobernadas por el partido socialista así lo creen y en ese sentido, ya han aprobado subidas en los tramos de IRPF para aquellos ciudadanos que superen ciertos niveles de ingresos.
En principio, dicho así y sin tener en cuenta ninguna otra consideración, parece que alguien que gane noventa mil euros ¡¡¡quince millones de pesetas!! al año, puede calificarse de persona rica. Claro que, cuando uno responde, no piensa en nada que no sea envidia -por otra parte absolutamente normal- al comparar su salario con el de este -pensaba yo- afortunado español.
El otro día escuchaba a Pepa Sastre -probablemente la locutora con la risa más contagiosa del dial- en Punto Radio y comentaba la subida de impuestos a estos "ricos". En una parte del programa se permite la entrada en antena de la audiencia y recuerdo dos intervenciones en el mismo sentido. Uno de aquellos oyentes se expresó con una claridad tal, que me hizo pensar si realmente debía considerarlos como "ricos".
Decía este ciudadano que ganaba noventa mil euros al año, pero, ¿le llovían del cielo los euros? (¿cómo no se me ocurrió preguntármelo?) El oyente lo explicó de forma diáfana: "Primero, trabajo de ocho de la mañana, a diez de la noche todos los días de lunes a viernes. Como no quiero esperar seis meses para que le operen la pierna a mi hijo, pago un seguro médico privado, así que el coste sanitario que genera mi familia para el Estado en este capítulo es igual a cero: lo pago yo. Pero además, también colaboro en el sostenimiento del gasto sanitario del resto de los españoles, con lo que me quitan de mis impuestos para sanidad. Como tampoco quiero que mis hijos vayan a la escuela pública, pago una privada, por lo que el coste para el Estado de la educación de mis hijos es igual a cero: la pago yo. Pero además también colaboro en el sostenimiento del gasto educativo del resto de los españoles con lo que me quitan de mis impuestos para educación. No causo gasto y encima colaboro para el sostenimiento del gasto de otros ¿y todavia quieren subirme los impuestos?"
No dijo en qué trabajaba, pero creo que resulta una cuestión irrelevante. Qué más da, lo que es de destacar en mi opinión, es que trabaja catorce horas, lo remarcable es el esfuerzo que realiza día a día para mantener ese nivel de ingresos, para él y los suyos, lo importante es que esa es la manifestación más clara de la ambición, una cualidad que es innata en el ser humano.
Supongamos que es un arquitecto que tiene encargos de.....yo que sé.....Carrefour. O un abogado que ha conseguido un contrato con una multinacional alemana para que la represente en nuestro país. O un electricista que conocía al arquitecto, que le ofreció la posibilidad de encargarse de la parte eléctrica de sus obras.....
Claro, la cosa, vista desde este otro prisma, al menos para mí, cambia bastante. Este señor parece que dedica a su trabajo, más tiempo que el que dedicamos la mayoría. Si trabaja más, ¿cómo no va a ganar más? En este país, cualquiera puede ir a la Universidad. Cualquiera, trabajando duro, puede prepararse para ser un cirujano plástico sobresaliente o un dentista eminente o un arquitecto de reconocido prestigio. Está al alcance del que quiera, sólo que conseguirlo, cuesta mucho esfuerzo y mantenerse, más aún.
Recuerdo una serie de televisión en la que un Policía interrogaba a un cirujano plástico especialista en implantes mamarios, que resultaba ser uno de los sospechosos más importantes del crimen. La escena se desarrollaba mientras caminaban por el pantalán de un muelle deportivo.
- "¿Y usted, tiene yate?" -preguntó el policía.
- "¡Qué pregunta más estúpida! ¿no? -dijo el cirujano con desdén- ¡pues claro que tengo yate! Trabajo doce horas diarias poniendo tetas de silicona a quince mil euros la pareja, tengo dos enfermeras y una secretaria trabajando para mí......¡cómo no voy a tener yate!".
Este cirujano seguro se mató estudiando y perfeccionando durante años su pericia para realizar los implantes como el mejor y ahora le está sacando a su preparación y sacrificio, todo el beneficio que puede. Pudo haberse quedado en un cirujano plástico de nivel normal, pero no, prefirió esforzarse más que otros, para ganar más que otros, para exigir más dinero que otros como contraprestación a sus servicios.
Siguiendo con el ejemplo de este cirujano plástico de súper éxito, que además es empresario, pues da trabajo a tres personas, tengo que admitir que sus enfermeras y su secretaria, -empleadas por cuenta ajena, no lo olvidemos-, sólo cambian su tiempo de trabajo por un salario. No colaboran en nada en la mejor o peor prestación del servicio profesional -que es de cirugía plástica-, ni aportan valor añadido alguno en sentido estricto, que colabore en el elevado precio que se exige por servicio.
Estoy seguro también que ni las enfermeras, ni la secretaria son propietarias de un yate, pero es que tampoco trabajan doce horas diarias, ni asumen responsabilidad alguna respecto de la gestión de la empresa, y duermen plácidamente cada noche, sin preocuparse de si habrá llegado o no el suministro de anestesia, si se han solucionado o no los problemas eléctricos que impiden el correcto funcionamiento de los equipos médicos, ajenas a si podrá o no levantarse el contenedor pendiente en el muelle, que trae repuestos necesarios para las máquinas de estabilización cardiovascular, que viven -en condiciones normales, no de crisis- absoluta y felizmente alejadas de cualquier contingencia que pueda surgir en el devenir diario de cualquier actividad mercantil.
No, no creo que a las personas con estos ingresos se las pueda calificar de "ricos", todo lo más, ciudadanos con salarios muy altos.
De acuerdo, todos estos señores tienen más bienes que la generalidad de los ciudadanos, cobran precios escandalosamente desorbitados por sus servicios, pero ¿cómo no van a tener más bienes que el resto, si trabajan más que la mayoría? ¿Cómo no va a cobrar esos precios, si resulta que se ha preparado tan exhaustivamente, que es el mejor de entre los de su gremio?
Estos señores pagan IRPF igual que el resto de los españoles, sólo que han decidido trabajar mucho, para ganar mucho, aunque después no quede mucho tiempo para disfrutarlo. Y esta posibilidad, también está al alcance del que quiera.
Hacerse empresario es una decisión arriesgada, tal vez por eso, en España somos más los trabajadores por cuenta ajena, porque para emprender una actividad mercantil hay que tener arrestos y debe ser cierto porque, si fuera fácil, poco arriesgado, con escasas responsabilidades y vagamente trabajoso ¿no seríamos todos empresarios?¿No querríamos todos un Porsche o un yate?
Y por cierto, me da que ricos son los que.............¡no pagan IRPF!