25 nov 2012

Deudas


En un gráfico muy descriptivo publicado el pasado mes de mayo en el diario digital www.20minutos.es y que pueden encontrar completo aquí: http://www.20minutos.es/graficos/las-cifras-que-lastran-a-espana-20/0/  titulado “Las cifras que lastran a España”, aparece desglosada la composición de la deuda española.
El 25’5 % corresponde a la deuda de las familias. El 20’2 % a la de las Administraciones. El 54’3 % a la de las empresas.
Creo que nadie pone en duda que la deuda de las Administraciones Públicas, nos corresponde abonarla a todos los españoles.
La asunción de la deuda de las empresas, en cambio, suscita mucha más controversia entre mis amistades. Un número de ellos se inclina por “que cada palo aguante su vela” o por “¡yo qué culpa tengo!”. Hay otros que niegan directamente que las decisiones adoptadas por nuestros representantes políticos, nos vinculen sólo por el hecho de depositar una papeleta de voto cada cuatro años y que estiman que lo que hay que hacer es nacionalizar la banca.
Mi opinión pura y sin adulterar, se resume en que como la mayoría de esta deuda se ha generado por la acción de unas entidades financieras sobre las cuales se ha situado siempre el poder regulador del Estado, que es el que les ha permitido los desmanes que nos han traído hasta donde estamos, resulta que son nuestros representantes políticos los que han autorizado dicha actuación y por tanto, lamentablemente, somos los españoles los que debemos pagar el pato.
Luego queda la deuda de las familias y aquí también el círculo de mis agnados muestra serias discrepancias. Los más de ellos culpan a los bancos y entenderían de justicia, por ejemplo, la dación en pago, incluso con carácter retroactivo. El que no pueda pagar entrega la casa y la relación contractual queda resuelta.
Pero claro,………es que..….el banco es una empresa como otra cualquiera cuya actividad es la de prestar dinero. En el caso de las hipotecas, lo presta a cambio de que se le devuelva lo prestado más unos intereses. No quiere que le devuelvan otra cosa distinta de la pactada y es ese cumplimiento el que legítimamente, en mi opinión, exige. La dación por tanto, debe contar con la aceptación previa de la entidad.
Sin embargo, es un hecho objetivo que esta deuda no ha sido generada por la mala gestión de una entidad financiera, manejada por responsables políticos, de cuyas decisiones respondemos todos. Esta deuda ha sido producida por ciudadanos que se han acercado a un banco y que han firmado unos pactos que ahora no pueden cumplir.
Estoy completamente de acuerdo con que ayudemos a todos aquellos que se encuentren en lo que han denominado “familias vulnerables”, pero esto no puede significar de ninguna manera una generalización de los impagos de hipotecas. En cualquier caso he leído que entre 2007 y 2012 se han producido unos 400 mil desahucios, de los cuales sólo entre 4 y 15 mil corresponden a primeras viviendas. No dudo que son muchos los afectados, pero tampoco son tantos si se compara con el número total de desahucios de segundas viviendas, trasteros, locales comerciales y plazas de garaje, que son los más numerosos.
Si los bancos prestaron por encima de lo razonable o pecaron de avaricia, podremos ir contra los responsables de las entidades para enjuiciar su desastrosa gestión, pero este hecho, no exime en absoluto a aquel que firmó una hipoteca de la responsabilidad que asumió voluntariamente.
Tengo un amigo que es un pequeño empresario igual que la mayoría de los de este país. Vive en un barrio como el mío. Ni entre los mejores, ni entre los peores de nuestra ciudad. Hace algunos años, fui a su casa. “Mete la moto en el garaje” me dijo. Total que entré, aparqué la moto, me quité el casco y cuando nos dirigíamos hacia el ascensor, me fije en un BMW X5 que ocupaba una de las plazas de aparcamiento. Sorprendido le comenté a mi amigacho “¿y esto?” entonces me miró, cabeceó mientras cerraba los ojos en señal de nos hemos vuelto todos locos y con una finísima ironía me dijo “el BMW vale más que el piso en el que vive”.

18 nov 2012

Paseo mañanero


Hoy por la mañana temprano me he vuelto a dar una vuelta por el Muelle y he tirado unas cuantas fotografías.




Este barco con bandera de Malta me dio la impresión de que venía haciendo un crucero turístico. Pasaje reducido, pero probablemente adinerado, a juzgar por lo cuidado que aparecía el buque. Las maderas de los mástiles y las cuerdas que los unían al velamen, estaban impolutas. El barco presentaba un aspecto formidable. La marinería estaba embarcando víveres, mientras otros miembros de la tripulación atendían a los cruceristas que bajaban a tierra por la pasarela. Una docena de taxis aguardaba a pocos metros.








 
 

 Las grúas para la estiba y desestiba casi alcanzaban la altura de los mástiles del Sea Cloud
 

 
 Salí del Muelle y terminé aparcando el coche cerca dela calle Franchy y Roca. Me acerqué hasta el Parque de Santa Catalina.


Recuerdo que hace muchos años en el lugar que ocupa esta cafetería había una dulcería que hacía uno de los dulces que más le gustaban a mi abuela: los canelitos. Era una especie de pequeño dulce, de forma rectangular pero achatado por los lados, relleno de crema y rociado con almendra picada.
Tres edificos emblemáticos de la ciudad, el hotel AC Gran Canaria, -para mí siempre será el hotel Don Juan-, el Woermann y el Museo de la Ciencia, desde la parte delantera del parque
Y desde la parte trasera.


 Ya de vuelta me paré en la Avenida Marítima para sacar las plataformas desde más lejos.

¡Ya está bien!



Anoche escuchaba por la radio a un representante del sindicato CCOO cuando era entrevistado por  Pepa Sastre –probablemente la periodista con la risa más contagiosa de todo el dial- y por los tertulianos que la acompañaban en el programa “El Contrapunto” de la cadena PuntoRadio, espacio que normalmente conduce Isabel Sansebastián.
La entrevista discurría por cauces normales hasta que uno de los tertulianos comenzó a cuestionar al invitado sobre las actuaciones de los piquetes informativos durante la jornada de huelga. El periodista de referencia era Carmelo Encinas, una persona con cuyas opiniones casi siempre discrepo. Ayer fue una excepción y tengo que reconocer mi absoluta coincidencia con todo lo que le espetó al de CCOO.
En definitiva y más o menos, vino a decirle lo que muchos ciudadanos pensamos. Uno, los piquetes informativos son violentos per se. Dos, no informan a nadie porque todos estamos ya informados. Tres, se utilizan para amedrentar y amenazar a aquellos que no secundan las huelgas. Cuatro, con su actuación no hacen sino desprestigiar la imagen de los propios Sindicatos.
Me sorprendió muchísimo la actitud del sindicalista, que en varias ocasiones y muy ofendido por la acusación, repetía dirigiéndose a Encinas “le reto a usted a que me diga dónde hay una sola imagen en la que se vea a algún piquete informativo amenazando o amedrentando a alguien”. Por más que otros tertulianos le dijeron que los telediarios habían aireado numerosos incidentes en los que se veían piquetes intimidando a ciudadanos, continuó negando la existencia de los mismos. “Hay medios que propagan falsedades con el único propósito de desprestigirarnos” señaló.
Este pasado 14 de noviembre nos ha mostrado, una vez más, varios ejemplos de lo que afirmaba Encinas y negaba el sindicalista en la entrevista.
En este vídeo de 7 segundos del Canal 9 valenciano, puede verse a un grupo de manifestantes que pasa cerca de un bar abierto y con clientes sentados tomando café el día de la huelga general. El elemento que tira la mesa al suelo como quien no quiere la cosa es nada menos que el Secretario General de la Federación de Servicios Públicos de UGT de Valencia. La impresentable que derrama el café sobre la clienta, viene con el grupo de manifestantes que portan banderas de CCOO. Si esto no es violencia………
Yo fui a trabajar como todos los días. Me asomé a la ventana y sentí vergüenza al ver gente portando banderas de CCOO y UGT parados delante de la entrada de un bazar, insultando al comerciante que había decidido abrir su negocio. También pude comprobar a otro grupo de sindicalistas que se apostaba en las puertas de un edifico de la Administración Autonómica con el único objeto de injuriar a aquellos empleados públicos que habían optado, simplemente, por una de las dos posibilidades legítimas que nuestro Ordenamiento Jurídico reconoce a los trabajadores en los supuestos de huelga general. Por la calle Triana de mi ciudad, por dónde discurrió una muy numerosa manifestación de sindicatos, los comerciantes cerraban sus establecimientos al paso de éstos, para abrirlos una vez se alejaban. Si esto no es coacción y miedo……………, ¡no sé cómo podría calificarse!
He leído también que en la península ha habido varias plantas de fabricación de automóviles en las que el 100 % de los trabajadores ha secundado la huelga. ¿El 100%?, raro, raro. No me creo que la totalidad de las plantillas estuviesen de acuerdo en apoyar el paro. Necesariamente tiene que haber operarios que honestamente lo consideraban un ataque directo a los intereses de sus empresas y, como consecuencia de ello, un misil dirigido contra la estabilidad de sus propios empleos. Ya no es sólo que se dejasen de fabricar los 500/700 vehículos que, al parecer, se montan cada día, con todo lo que esto implica para el empresario, sino que pudo haberlos invadido el terror de que el hecho de respaldar la huelga, trajese aparejada la posibilidad de que los propietarios pudiesen examinar otras alternativas para sus plantas fuera de España. No, no me lo creo. Aquí ha tenido que existir algún tipo de coacción o amenaza.
Y ya, para rematar, bajeza y mezquindad utilizando de forma repugnante el nombre de los trabajadores. Leo en un diario digital, que varios miembros de un piquete entraron en un restaurante en Granada, pidieron varios platos, comieron, bebieron y antes de marcharse del local sin abonar la cuenta dejaron junto a la factura una servilleta con el siguiente texto:
Creemos que existen razones para no utilizar el dinero en el día hoy, somos simpatizantes con su negocio, pero somos simpatizantes más con la huelga general, muchas gracias por la comprensión.
Me temo que tanto desde UGT como desde CCOO, se entiende legítimo y no punible el modus operandi de los piquetes. Es decir, el que decide trabajar o abrir su negocio durante una jornada de huelga, es el enemigo y por tanto se justifica plenamente el uso de la violencia física o verbal contra él o sus bienes. Prueba empírica de ello es que en todos los episodios de insultos y amenazas proferidos contra los que deciden trabajar o en aquellos otros en los que se destrozan los bienes de los que abren su negocio, los agresores no sienten temor alguno por aparecer siempre identificados con las banderas de sus respectivas organizaciones. Y la actitud de matón del Secretario General de la Federación de Servicios Públicos de UGT-Valencia nos lo pone en bandeja. No es el comportamiento de un antisistema de extrema izquierda el que vemos en el vídeo de más atrás, ni el de un perroflauta, ni el de un estudiante radical, sino el de un miembro cualificado y relevante de UGT, por lo que es muy fácil concluir que las actuaciones de los piquetes, tal y como las conocemos, cuentan con el aval y el aliento del apparatchik sindical.
Total que como “contra factum non valet argumentum”, me quedo con la sensación de que sin la acción coercitiva y despreciable de los piquetes, la huelga general no la habría secundado casi nadie, aparte de los liberados sindicales y sus familiares. 
Lo triste es que estoy casi seguro que bastaría una palabra de la dirección de ambas centrales sindicales prohibiendo estos comportamientos a sus militantes y liberados, para que se convirtiesen en episodios aislados y no en la vergonzosa realidad a la que nos tienen acostumbrados.






Moto