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Como es habitual para gran parte
de la prensa de nuestro país y no digamos en las redes sociales, el último
episodio del conflicto palestino-israelí tiene al culpable designado por
anticipado.
Estos incidentes se producen en Oriente próximo de
forma periódica, en mi opinión, con el único objetivo de
provocar la respuesta militar de Israel que parece no debe/no
puede/no-tiene-derecho-a defenderse. La secuencia de hechos también es invariablemente
idéntica: Israel es atacado, responde a la agresión y acto seguido es machacado
en la prensa internacional.
Los ejemplos en el tiempo son
variados, pero por centrarnos en el que vivimos desde hace semanas y en pocas
palabras, los hechos son los siguientes:
1.- Tres adolescentes israelíes
son secuestrados el 12 de junio.
2.- Israel responde lanzando una
potentísima operación de búsqueda por Cisjordania utilizando para ello a su
Ejército.
3.- Los jóvenes israelitas
aparecen asesinados tras dos semanas siguiendo infructuosamente su rastro
La provocación o, directamente la
agresión, tiene que ser siempre inadmisible o brutal para generar una respuesta militar contundente y expeditiva por
parte de Israel. Ese es el objetivo. No se busca nada distinto de la utilización mediática de la
dureza que esa respuesta pueda alcanzar.
Basta recordar el episodio de la “Flota
de la Libertad” que intentando romper
el bloqueo que la Marina de Guerra de Israel había impuesto en la zona, a pesar
de haber sido amenazada con la intervención de comandos de boinas verdes si lo
hacía, no dudó en mantener el desafío para terminar con nueve activistas
muertos y treinta más heridos.
Según el diario El Mundo, hasta el
14 de julio Hamas ha lanzado más de 1000 misiles sobre suelo judío, cubriendo
su autonomía más del 60 % del territorio de Israel.
A pesar de que con su enorme superioridad
militar podrían arrasar la zona, veo como los aviones de combate israelíes atacan edificios con precisión
milimétrica. Bombardean uno y el inmueble de al lado casi ni lo siente. Han
aceptado las treguas que se le han propuesto desde el inicio de este nuevo
episodio. La última fijada para ayer día 17 entre las diez de la mañana y las
tres de la tarde, ha sido rota por Hamas, una vez más, a las dos horas de su comienzo con
fuego de mortero. Avisan a los habitantes de las zonas palestinas donde hay
lanzaderas de largo alcance para que abandonen sus casas antes del ataque
aéreo. El Ejército israelita –continúa el diario- ha atacado 1470 objetivos,
incluyendo 730 lanzaderas y más de 200 túneles.
Recuerdo haber leído una
entrevista a un palestino: “De repente entraron en mi vivienda cuatro o cinco
hombres armados y sin mediar palabra empezaron a instalar una lanzadera de
misiles en nuestro patio. Les pedí por favor que no lo hicieran, que la
aviación israelí la localizaría, que respondería para eliminarla y me quedaría
sin mi casa. Uno de ellos se volvió, me apuntó con su fusil y me dijo que me
callase si quería seguir vivo”.
Escuché a Netanyahu ayer o
anteayer: “debe entenderse que nuestro enemigo se esconde en mezquitas,
construye depósitos de armas debajo de hospitales y sitúa puestos de mando
junto a guarderías”.
Hamas afirma por el contrario que
“el ejército israelí, con la excusa de buscar a los tres israelíes que
desaparecieron el 12 de junio a la salida de un centro escolar localizado cerca
de la ciudad de Al-Jalil (Hebrón), en Cisjordania, emprendió una operación que
ha devenido en la detención de al menos 340 palestinos”
En fin, que la realidad de los hechos muestra que mientras que unos disparan indiscriminadamente misiles sobre una población civil,
otros responden a esa agresión avisando a los civiles de la otra parte antes de lanzar
su ataque de respuesta, para que desalojen la zona y minimizar así daños entre éstos. Cuando
se ha pactado una tregua, unos la han respetado y otros la han quebrantado. Cuando
se trata de valorar la vida de los propios ciudadanos, Israel no duda un segundo en liberar
a 450 prisioneros palestinos, a cambio de uno sólo de los
suyos: el soldado Gilad Shalit. La vida humana para Hamas no merece el mismo valor y los treinta segundos subtitulados de este
portavoz de Hamás en este primer vídeo o los cuarenta y siete segundos del otro son prueba irrefutable de ello.
El Primer Ministro israelí a preguntas de periodistas señalaba, “mire, aquí hay una gran
diferencia, mientras que nosotros utilizamos misiles para proteger a nuestra
población civil, ellos utilizan a la suya para proteger sus misiles". Youtube ofrece más ejemplos que ratifican lo manifestado por Netanyahu
Me temo que la realidad diaria de muchos de los habitantes de Gaza y Cisjordania es la de ser rehenes de los terroristas sunitas de
Hamas y de los terroristas chiitas de Hizbolláh, dos grupos que se odian a muerte, para los que la vida humana en general no vale un pimiento si no te sometes a sus pretensiones -véase los salvajes que están en Irak-y que por eso mismo, hacen más que verosímiles las acusaciones de utilización de civiles palestinos como escudos humanos.