Cuando
el gobierno catalán de Más celebró su referéndum “de broma”, allá por noviembre
de 2014, muchos fueron los que se preguntaron por qué el Gobierno de Rajoy no
“entraba a saco” en el asunto, cuando disponía de una mayoría absoluta más que
holgada para hacerlo.
Yo
pronto pensé que tenía que haber algo. Tenía que existir alguna “justa causa”
que obligaba a un Mariano Rajoy investido por las urnas de un poder “erga
omnes”, a quedarse quieto, a no hacer lo que una buena parte de la ciudadanía
–y creo que él mismo- deseaba, esto es, poner firme al gobierno autonómico catalán.
¿Qué
lo refrenaba para, por ejemplo, aplicar el artículo 155 cuando contaba con el
respaldo de la mayoría absoluta del Congreso y del Senado?
Una
posible respuesta la tuvimos esta semana con la presentación de la candidatura de Pedro
Sánchez a las primarias del PSOE, celebrada en la sede del Círculo de Bellas
Artes, sito en el nº 42 de la madrileña calle Alcalá.
Este
chaval es un majadero peligroso. Su afirmación "si pierdo no seguiré en política" realizada en un diario digital a principio de mes, es la prueba de la indigencia mental que lo adorna. Si gana las primarias el PSOE se romperá y será devorado por Podemos. Pedro Sánchez lo sabe y lo asume.
A
Sánchez no le importan los votantes a pesar de que cualquier idiota entiende
que son ellos y no los militantes, los que hacen ganar o perder las elecciones.
Sólo está interesado en estos últimos y como sabe que así jamás conseguirá
el aval de las urnas, su único
objetivo consiste en sumar los votos de sus acólitos a los de cualquiera con
tal de, hablando en román paladino, “tocar mamey”. Eduardo Madina lo clavó: “Hay quien piensa en sí mismo, luego en el
partido y, por último, en el país” (Otro al que se le atraganta la
palabra España)
En
el documento presentado, Pedro, entre otras cosas, reconoce la
plurinacionalidad del Estado y la pretensión de modificar el artículo 2 de la
Constitución, pero se posiciona en contra del derecho a decidir para disimular.
Se muestra favorable a la renta básica universal. Habla de "poner coto al poder abusivo de los oligopolios, neutralizando su
intromisión opaca en las regulaciones públicas". Mmmmm...¿dónde he oído yo esto antes?. Propone "no entrar
en colisiones frontales y sistémicas con otras formaciones de la
izquierda" e invita a formar una alianza con “otras fuerzas
progresistas” y aunque no las identifica con nombre y apellidos, (no
tiene huevos) todos sabemos que sólo puede referirse a Podemos, a Mareas, a En
Comú, a los Anticapitalistas, a la Cup, a Bildu, a ERC, al PdCat, a Junts Pel
Sí y a Cataluña sí que es Pot, como mínimo. Todo apesta a Frente Popular. En 1936 la checa de Bellas Artes
estaba en el nº 40 de la misma calle Alcalá.
A
la vista de que la ambiciosa deslealtad de Sánchez le ha llevado a fracturar al PSOE, tras intentar sin éxito fracturar España, ¿qué habría ocurrido si Rajoy hubiese
aplicado el artículo 155 en 2014? ¿habría contado el Presidente con el apoyo
cerrado e inequívoco del Secretario General del PSOE para conformar
un bloque conjunto en defensa de la Soberanía Nacional y del cumplimiento de la
Ley? ¿o habría Pedro Sánchez aprovechado para situar al PSOE al frente de una campaña de agit prop contra el Gobierno, en
colaboración con la “alianza de progreso” que anhela entre formaciones de
izquierda? Basta recordar lo excepcionalmente bien que preparó el PSOE la
jornada de reflexión de las elecciones de 2004, con el rodeo de las sedes del
PP e imaginar esta misma situación inmersa en el entorno de las reformas de calado que vivíamos entonces, con el plus de los
antisistemas, inexistentes en 2004. Disturbios, revueltas en las calles, altercados y escraches
asegurados.
Rajoy
se mostró, una vez más, incólume con el asunto catalán, tal vez porque sabía que con Sánchez, a pesar de la mayoría absoluta, no se iba a poder contar en lo del 155 y ante la posibilidad, aunque fuera remota, de que la aplicación de la norma se utilizase como excusa para iniciar una campaña de disturbios y desórdenes planificados que pudieran extenderse, poniendo en riesgo nuestra
incipiente recuperación económica y la continuidad en la aplicación de las durísimas medidas que nos tienen creciendo más que nadie en Europa, prefirió optar por el perfíl bajo, se envainó el inmisericorde chaparrón mediático que le cayó a derecha y a izquierda, pero a cambio, hurtó a Sánchez la baza política de poder hacer bandera colocando al principal partido de la oposición y a sus socios de extrema izquierda, abiertamente contra el Gobierno en un tema de tan hondo calado como el catalán. Rajoy habría eliminado de esta forma una posible inestabilidad política institucional grave que habría resultado letal para nuestra economía que, al final, no se vió perjudicada; se continuó sin problema con arreglo a lo planificado y hoy vemos los resultados.
Hace
un par de días, el presidente Carlos Puigdemont ha dicho en el Parlamento
catalán que “constato con tristeza que en
el gobierno de Rajoy no hay voluntad de dialogar sobre un referéndum en Cataluña.
Las negociaciones ni están, ni se las espera”
En noviembre de 2016 el diario El Mundo publicaba el siguiente titular: "España: tres años al frente del crecimiento económico mundial."
¡Pues a lo mejor!