Como en este país no hay problema en insultar, menospreciar, burlarse o humillar las creencias ajenas, siempre y cuando el objeto de todas estas insidias se dirija únicamente contra la Iglesia Católica o contra su feligreses, compruebo desde hace semanas como los medios de comunicación “progresistas” vienen buscando “las cosquillas” a la próxima visita de Benedicto XVI a Madrid, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Juventud.
Las primeras quejas que escuché, mostraban su indignación a que el coste económico de una visita de esta envergadura, que no tenía consideración de visita de estado, sino de carácter religioso, tuviese que ser soportado por el contribuyente. A partir de aquí, los consabidos latiguillos y epítetos progres del tipo “España es un país laico”, “la visita no sale gratis”, “si quiere venir que lo paguen sus fieles”, “de mis impuestos al Papa cero” o “la impúdica desviación de recursos públicos para fines privados” que significaba esta visita, estimada por algunas instituciones laicas y ateas, en “al menos cien millones de euros, de los que más de tres cuartas partes serán abonadas por las administraciones públicas”. Luego, artículos y artículos de la sesuda prensa amiga, así como tertulianos de programas de radio y televisión confirmando, comprendiendo apoyando o de alguna manera justificando las quejas referidas.
Pero apareció la Iglesia Católica y uno de sus portavoces aclaró que la visita tenía un coste para el contribuyente español igual a cero. Señaló, hilo por pabilo, cómo se estaba financiando y toda España, católicos y no católicos, comprobamos que la Curia decía la verdad.
El único gasto que nos va a suponer a los españoles la presencia de Benedicto XVI, continuaba el portavoz de la Iglesia Española, reside en el mayor despliegue de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que deberá realizarse para garantizar la protección del Papa. Pero este dispendio es el mismo que se hace cuando viene cualquier otra celebridad a nuestro país. Ni más, ni menos.
Duro golpe para los grupos laicistas y ateos. Uno de sus argumentos más contundentes, desmantelado en cuestión de minutos. Había que buscar otros.
Anoche, mientras cambiaba de canal aterricé en el telediario vespertino de La Sexta. El problema para la progresía ya no son “las tres cuartas partes de los cien millones que va a pagar Estado”, no, ahora está en las calles madrileñas que hay que cortar al tráfico. Un periodista de la cadena entraba en directo desde la Gran Vía, para explicarnos cariacontecido y hondamente compungido y preocupado, los “perjuicios que a la ciudadanía va a suponer esta medida”. Todas las entrevistas que el periodista de La Sexta realizó a ciudadanos de Madrid, todas, mostraban la disconformidad, cuando no enfado por las molestias que la visita papal implicaba.
Y lo último, la manifestación “antipapa” que han elegido celebrar el día 17 de Agosto, porque los actos de esta congregación mundial de jóvenes católicos tendrá lugar entre el 11 y el 22 de este mes.
Pero ¿cuál es el problema? ¿dónde está la ofensa? ¿qué es lo que molesta de la visita de Benedicto XVI?
Teniendo en cuenta que más del 90% de los españoles se confiesa católico, que nuestro país ha sido creado en base a principios católicos y cristianos y que nuestra cultura y nuestra civilización se asienta en una persona que murió en una cruz y en su padre, no parece descabellada la presencia en Madrid del representante en la Tierra de estas personas, por lo que todo esto solo puede entenderse como ganas de ofender gratuitamente.
Total, que viene el Papa a Madrid la semana que viene; que formando parte del 10% de españoles no creyentes, no me supone ningún problema esta visita; que visto lo visto, me parece lamentable la actitud de parte de los medios de comunicación de nuestro país; y que se calcula que la visita de los miles y miles de peregrinos llegado de todos los rincones del mundo, dejará, nada menos, entre unos 100 y 150 millones de euros en la capital. ¡Ya los quisiera yo para mi ciudad!
¡Con lo fácil que es vivir en paz!
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