15 oct 2012

Por la mañana temprano




Un domingo de hace un par de meses, me desperté sobre las cuatro de la mañana y después de estar dando vueltas en la cama hasta casi las seis sin coger el sueño, me levanté, me vestí y más o menos a las seis y cuarto estaba subido en la moto sin rumbo previsto. 

Noche cerrada aún cuando entré en el Muelle Deportivo.












 














En el Muelle de León y Castillo ya había movimiento
 



Y empezó a amanecer.  Nunca había llegado hasta la parte trasera del final del Muelle Deportivo por la parte que linda con la playa de Las Alcaravaneras. Hay muchos más pantalanes de los que pensaba. Todas las fotos las hice desde aquella zona.
                        
                        

 
 Vi salir un barco de Armas y entrar otro de no se sabe dónde.
 




Me volví a subir en la moto sobre las ocho y media. De vuelta a casa me paré antes por una churrería y sobre las nueve estaba  desayunando.







12 oct 2012

La Bandera



Siempre me ha sorprendido la ausencia de banderas españolas en las manifestaciones protagonizadas por la izquierda española. Da la impresión que los asistentes no se sienten representados por ella y por eso exhiben otras que deben ser las que realmente reflejan su identidad ideológica. Proliferan las rojas con hoz y martillo y las de la Segunda República. Respecto de esta última, hay muchísimos compatriotas que la muestran orgullosos como si aquel período de nuestra Historia hubiese significado el sumun máximo de libertades públicas y de respeto a los derechos civiles, cuando la realidad es que si supieran cómo se conducía la izquierda en aquellos años, su opinión, tal vez, fuera otra.
Por ejemplo, al contrario de lo que muchos creíamos a pies juntillas, los primeros que rechazaron violentamente la República fueron los anarquistas y los comunistas. Entre 1932 y 1933 se produjeron en nuestro país cuatro insurrecciones revolucionarias con un saldo de más de doscientos muertos. Una protagonizada por la extrema derecha, las tres restantes encabezadas por la extrema izquierda.
Hace algunos años llegó a mis manos un libro escrito por el hispanista norteamericano Stanley G. Payne, titulado “40 preguntas fundamentales sobre la Guerra Civil”. Lo leí entonces pero lo estoy releyendo otra vez, aunque sin orden, sino saltando de una a otra.
Copio una parte de la tercera pregunta, que aparece encabezada con la siguiente cuestión:
¿Quiénes rechazaron una República constitucional y democrática?
Al final, en septiembre de 1933 se quebró la alianza entre los republicanos de izquierda y los socialistas, dando pie a la celebración de nuevas elecciones.
En estos comicios, los socialistas se negaron a aliarse con los republlicanos de izquierda y ya la opinión pública había comenzado a reaccionar de manera negativa a los resultados del reformismo republicano, sobre todo en lo que atañía a su denegación de plenos derechos civiles tanto a los católicos como a la Iglesia.
En las nuevas elecciones, la CEDA, (Confederación Española de Derechas Autónomas) obtuvo una pluralidad, si no una mayoría de votos, convirtiéndose en el mayor partido en las Cortes, seguidos por los radicales. El resultado de estas elecciones fue diametralmente opuesto al de las primeras de 1931.
Los líderes republicanos de izquierda y los socialistas respondieron exigiendo al presidente Alcalá-Zamora que cancelase los resultados del sufragio y les permitiera modificar la ley electoral, de manera que, en la nueva consulta, quedase garantizado el triunfo electoral de la izquierda. No alegaron la ilegalidad de las votaciones; tan solo objetaron que la derecha había ganado. Rechazaron el principio básico de que la democracia constitucional depende de las reglas del juego y del imperio de la ley, lo que en algunas ocasiones se ha denominado “reglas fijas y resultados inciertos”, e insistieron en garantizarse un resultado –el poder para sí mismos- que sólo podía alcanzarse manipulando las leyes sin cesar.
Mientras la CEDA había aceptado unas leyes electorales elaboradas por sus oponentes izquierdistas, la izquierda moderada afirmaba que no se podía permitir que el partido católico ganase las elecciones –incluso aplicando las  leyes de la izquierda- debido a que la CEDA se proponía introducir ciertos cambios básicos en el sistema republicano. La propia izquierda acababa de cambiar de un modo fundamental el sistema español, mientras los socialistas se proponían ir mucho más allá, introduciendo el socialismo pleno, y pese a ello, los partidos de izquierda sostuvieron que la derecha moderada no tenía derecho a ganar las elecciones e implantar sus propios cambios. La izquierda insistía en que la República no era un sistema democrático igual para todos, sino un régimen especial, identificado con la izquierda moderada y no con los deseos, expresados en las urnas de la mayoría de la sociedad española, los cuales, dependiendo de su contenido político, podían ignorarse.
No resulta sorprendente que el presidente Alcalá-Zamora rechazase cuatro solicitudes diferentes, procedentes de la izquierda moderada, para cancelar los resultados electorales y cambiar la ley ex post facto.
Por otra parte, el hecho de que la izquierda moderada, en gran parte responsable de las leyes y reformas de la República, desdeñase la democracia electoral en cuanto perdieron las elecciones, significaba que las perspectivas de que el nuevo régimen llegase a ser una democracia, eran extremadamente limitadas.
Toda la lata que está dando la izquierda en España hoy día, alegando la falta de legitimidad de las medidas adoptadas por el gobierno del señor Rajoy al hacer lo contrario de lo que prometió en campaña electoral, ausencia de legitimidad que exige –según ellos- un referendum por el que los ciudadanos ratifiquemos las medidas adoptadas por los populares en los últimos diez meses, se parece mucho a los intentos por lograr la cancelación de los resultados de las elecciones de 1933, porque, simplemente, no ganaron ellos. Es decir, con la propuesta de referendum se persigue alterar la voluntad del pueblo libremente expresada en las urnas, para impedir que la derecha pueda, parafraseando a Payne “implantar sus propios cambios” en virtud del mandato entregado por la ciudadanía.
En un artículo firmado por Méndez y Toxo y publicado en el diario El País manifestaban que “El 20 de noviembre nadie pudo pronunciarse sobre el abaratamiento del despido, sobre la individualización de las relaciones laborales, sobre los recortes en educación y sanidad, sobre el incremento de los impuestos, sobre la reducción de salario y empleo en las administraciones y empresas públicas, sobre los recortes en dependencia, sobre la reducción de las prestaciones por desempleo.” http://elpais.com/elpais/2012/08/12/opinion/1344797544_146077.html
¡Pues claro que no! No era ese el objeto de la consulta. El 20 de noviembre de 2011 los españoles sólo nos pronunciamos respecto de qué partido político queríamos que dirigiese los destinos de España y a qué otro partido político preferíamos mantener alejado de la posibilidad de hacerlo.
En la Web de Comisiones Obreras se recogen algunas manifestaciones –algunas de tono amenazante- de su secretario general que insisten en este hecho. “Ante el incumplimiento de su programa electoral, y antes de que la situación social pase de explosiva a insostenible, el Gobierno tiene que dar la palabra a la ciudadanía y convocar un referéndum", exigió Toxo. “La gente, también la que votó engañada al PP, - subrayó-, "tiene derecho a opinar".
http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Inicio:402253
Es decir, como el desenlace de las elecciones les ha sido desfavorable, como hasta los propios votantes del PP votaron engañados, -sólo Toxo y Méndez disponen de la luz de la verdad- hay que subvertir el resultado de aquéllas mediante la convocatoria de un referéndum, pretensión de exacta coincidencia con la formulada en la II República después de las elecciones de 1933. Usted ha ganado los comicios, pero usted no puede implantar en España las medidas que considere porque el sistema sólo es válido si gobernamos nosotros.
Nadie mejor que Francisco Largo Caballero explicó la idea que de la democracia tenía la izquierda española en aquellos años. El 10 de febrero de 1936 en el cinema Europa, afirmó “Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos”.
Total que a pesar de la urticaria constatable y empírica que parece produce a nuestra izquierda la bandera nacional son muchos los que afirman estar hartos de que "la derecha se haya apropiado de la bandera y de la idea de España"




Moto