Aunque soy más culé que merengue, reconozco
que no soy muy futbolero, pero ya he declarado que leer algunas crónicas deportivas
referidas a nuestro fútbol escritas por periodistas británicos, me produce enorme satisfacción.
Ellos, los hijos de la pérfida Albión,
inventores de la mayoría de los deportes conocidos, sucumben rendidos ante la
la depurada técnica que se despliega cada fin de semana en los distintos
partidos de la “Spanish La Liga”, como ellos la llaman. No sólo nos envidian,
sino que además saben con certeza que la distancia que separa su fútbol del
nuestro se mide en años luz. Como decía un lector de The Guardian en un
comentario que colgó tras uno de los éxitos de La Roja, “lo único que debe
preocuparnos a nosotros, a los aficionados ingleses, es que si de verdad, el juego
que ha hecho España es el futuro,….¡estamos verdaderamente jodidos!”
Para solaz disfrute y orgullo, he traducido
el artículo que Syd Lowe, correponsal deportivo del diario The Guardian en
Madrid, publicó en su rotativo con motivo del partido de liga Real
Madrid-Barcelona, jugado hace algunas semanas y que terminó con victoria
azulgrana por 3-4.
La traducción es completamente libre
respetando la esencia del artículo. He tenido que eliminar renglones, cuya
traducción me resultaba imposible o cuyo significado no entendía, pero nunca
párrafos. Es un poco largo, pero la admiración por nuestro fútbol que transmite
Lowe, hace que valga la pena.
Ahí va.
Barcelona y Real Madrid
disputan el “clásico” del siglo.
Como declaraba un antiguo jugador del FC
Barcelona refiriéndose al derby, “Es el
partido del siglo, con independencia que haya ocho más en la misma temporada”.
Es este un comentario que refiere no sólo la excelencia y la expectación que
trae consigo un enfrentamiento entre Madrid y Barça, sino su capacidad para
eclipsar todo lo demás. Tiene que ver con potencia y dominación disueltas en
una rivalidad que les ha enfrentado en 19 ocasiones en las últimas cuatro
temporadas y que, de nuevo, se producirá al menos una vez más en la actual.
Ambos clubes cuentan con el respaldo de más del 60% de los aficionados
españoles al fútbol. Bajo la presión, el poder y la política, a lo largo de
cada enfrentamiento nos encontramos con épocas que apuntan el final de una era
u otras que señalan el ocaso de un ciclo todo en un mismo día, a lo que
contribuye la imposibilidad de pasar desapercibidos, atrayendo en cambio la
atención del planeta.
Y no porque estos partidos no sean ejemplos
de buen fútbol –que en su mayoría lo son- sino porque es que todo el mundo está
viéndolo. “¿Un Madrid-Barcelona? ¡Es como
ir a la Luna!” afirma entre risas Hristo Stoichkov. Porque Madrid y
Barcelona han hecho más dinero que nadie cada año, durante los últimos cuatro
años; porque este verano pasado se han hecho con los servicios de los dos
jugadores más caros del mundo; porque cada uno de los últimos 19 ganadores del Premio al jugador del año
que otorga la FIFA, ha jugado para ellos en algún momento y porque los dos han
sido los ganadores de La Liga en la última década, a lo que hay que sumar tres
Copas de Europa cada uno desde 1998, más que nadie; y bueno y porque tienen a
Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo. ¿Y cómo puede uno vivir con eso?
¿El partido del siglo? Tal vez pudo serlo,
pero sí que fue el “clásico” del siglo. Cuando sonó el pitido final, justo antes
de las 11 de la noche del pasado Domingo, en lo alto de la grada norte los 300
los aficionados del Barcelona daban saltos de alegría. En el césped, los
jugadores del equipo catalán celebraban la victoria por 4 a 3, mientras una
fría incredulidad se apoderaba de los seguidores madridistas que se miraban
perplejos. A pesar de ello, éstos últimos también vivieron la intensidad del
partido. Incluso Carlo Ancelotti lo calificó de un buen partido con
independencia de la derrota.
Se han celebrado 43 clásicos en el siglo 21.
Algunos destacaron por su simbolismo casi tanto como otros por las habilidades
desplegadas. Ha habido tres 2 a 2 y dos 3 a 2 sólo en las tres últimas
temporadas y hay que remontarse 33 partidos para encontrar un 0 a 0. Hubo un
empate a 3 cuando un joven de 19 años llamado Messi consiguió un hat-trick o
cuando Ronaldinho consiguió la ovación del público del Bernabeu puesto en pie.
Por supuesto, ha habido un 6-2 y, rayando la perfección técnica, nunca habrá
una actuación como la del 5-0. Esperaron 21 años para coincidir en una final de Copa que finalmente llegó en
2011 y que fue ganada gracias a un cabezazo de Ronaldo de una belleza brutal,
aunque por importancia, nada como las semifinales de la Liga de Campeones que
jugaron en 2002 y 2011.
Este ha sido el partido más entretenido de
todos. La importancia de la cita era indudable. En la oportunidad del Madrid se
apoyaba la obligación del Barcelona. Tata Martino lo describió como la última
oportunidad. La derrota pondría a su escuadra 7 puntos por detrás de sus
rivales y el título….perdido. Sin embargo están vivos; este partido ha hecho un
gran servicio al fútbol español, mucho más profundo de lo que en principio
pudiera parecer. Al final todo el mundo buscaba tomar aliento. Primero dominó
el Barcelona, luego lo hicieron los blancos dos veces y finalmente el Barcelona
volvió a la carga de nuevo. De 0-1 a 2-1, de 2-2 a 3-2 y de 3-3 a 3-4: ¡siete
goles, tres penaltis, una tarjeta roja y todas las armas en alto en una carrera
abierta hacia el título! ¡Hay liga! (escrito en nuesto idioma en el original), como
dicen los españoles. Y realmente están en lo cierto.
Fueron tantas cosas las que sucedieron que es
difícil decidir por dónde empezar. Así que, con una inevitabilidad demoledora,
empezaron por el árbitro. Se pitaron tres penaltis, dos de los cuales fueron
dudosos: Ronaldo estaba fuera del área cuando fue entrado en falta por Dani
Alves, sin que tampoco haya quedado claro si Sergio Ramos se la había hecho a
Neymar en el penalti que significó el 3-3 y supuso la tarjeta roja para el
defensa merengue.
Ramos protestó airadamente. Más tarde diría
que “si lo que querían era equilibrar la
Liga, lo habían conseguido”. Unos cuantos metros más allá, Ronaldo hablaba
de conspiración, negando la supuesta falta de empuje demostrada por el Madrid.
Describió a Undiano Mallenco como “blanco”,
pero no como del Madrid, sino refiriendo la palidez de su rostro. “Si juegas en el Madrid no recibes el mismo
trato” dijo. “Es obvio que molesta
que el Madrid gane. Tienen envidia. A nadie interesa que ganemos y los árbitros
los saben”.
“Vivimos
en un país en el que después de un espectáculo como este hay gente que siempre
intenta explicarlo a través de los árbitros” dijo Gerard Piqué. Y
puede que tuviese algo de razón. Ronaldo y Gareth Bale aparecieron
esporádicamente y sólo dejaron momentos; Neymar hizo poco como para despejar
dudas o justificar su presencia inicial frente a Pedro o Aléxis Sánchez, sin
embargo estuvo en el origen de dos de los cuatro goles que marcó el Barcelona.
Las defensas han sido horribles en algunos momentos pero este hecho,
probablemente, hizo del partido un mejor espectáculo que tuvo momentos sublimes
derivados de la velocidad con la que se desarrollaba el juego.
La página principal del diario As hablaba de
“tormenta futbolística”. La del Marca de “belleza llena de emoción”. Algunos
como el Mundo Deportivo “¡Delirio!”, para en la página siguiente calificarlo de
“Monumental” junto a la afirmación de que “Todo es posible aún”. La siguiente
página no hablaba nada del partido: contenía un anuncio a página completa de
unos cuchillos japoneses hechos expresamente con el nombre del Barcelona, en el que se ve a Tello cortando
champiñones, a Pedro tomates, mientras Víctor Valdés aparece ocupado con un
cuchillo de carnicero y varios calabacines. “El mejor equipo en el campo, el
mejor equipo en la cocina” decía el anuncio.
Y tal vez tuvieran razón a medias. A lo largo
de toda la temporada ha habido debates y dudas pero en este partido vimos a un
Barcelona jugando como el Barcelona, sumando 708 pases frente a los 336 del
Real Madrid y anotando 17 disparos; era previsible que afirmasen merecer esta
victoria. En cualquier caso tampoco hubo mucho aunque, a su vez, el Madrid
señaló que eran ellos los que habían merecido el triunfo. Con el 2-1 y otra vez
con el 3-2 parecía que el partido se decantaba por los blancos; de la misma
manera con el 1-0 el Barça pudo encajar el 2-0 o el 3-0 y de repente se encontraron
con el 2-1. “Con el 3-2 teníamos el
partido bajo control” dijo Ancelotti, lo cual puede parecer una exageración
pero es verdad que el Barcelona nunca lo tuvo fácil y que su mayor posesión no
siempre trajo consigo la seguridad que buscaban. Ancelotti estaba en lo cierto cuando afirmaba que
su equipo había jugado bien.
Fue un partido brillante, muy entretenido,
con demasiadas cosas en juego y de máxima trascendencia para el desarrollo de
la competición.
Sólo una vez se habían marcado más goles en
un clásico este siglo, el primero el de Messi cuando aún no cumplía los veinte
años y los dos más que le siguieron entonces. Por primera vez en 101 partidos,
Ronaldo ha marcado pero el Madrid ha perdido. Con este partido Alves ha
derrotado al Madrid trece veces, un nuevo record histórico en La Liga.
También estuvo notable Karim Benzema con su
impresionante control en el segundo gol del Madrid; Andrés Iniesta insistiendo
en hacer lo que nunca hace y lanzando un potentísimo zurdazo antes de volver a
hacer lo que siempre hace y Fábregas y Xavi con “esos pases”.
Casi como desde una atalaya, dos hombres
pasaron los minutos finales del partido hablando entre ellos a través de la
valla metálica que separa a los equipos en el túnel: Di María y Messi. Los
argentinos estaban impresionados. Di María había dado a Benzemá hasta cuatro
claras ocasiones de marcar a pesar de casi desmayarse después del primer gol,
destrozando la banda izquierda culé. Messi en su primer gol, en un arranque de
velocidad cambió a todos antes de darle el pase a Neymar que perdió el balón.
Messi reaccionó para recuperarlo y como diciendo: “¡quítate de delante, ya lo
hago yo!”, fue y lo hizo. Resultó ser sólo el principio. Messi terminó con un
hat-trick en su bolsillo.
“No
vale la pena hablar de Messi. Es elegía tras elegía, record tras record.
¡Espero que me regale el balón del partido! Creo que hoy ha roto uno más, ¿no?”
dijo
Martino a los periodistas. “Sabíamos que
o ganábamos o la Liga estaba perdida de forma absoluta. Ahora estamos
totalmente vivos y de vuelta”
El enfrentamiento del siglo. Madrid y
Barcelona jugaron un partido decisivo para el destino del título, un choque que
marcará el resto de la temporada, que a su final puso a un nuevo lider al frente de
La Liga, y que, sin embargo, no es ninguno de los dos. En lo más alto, el
Atlético de Madrid.
Syd Lowe