13 may 2015

¡Y la gente buscando el Gordo!

El pasado 9 de mayo, se publicaba en el diario británico The Economist un artículo que pone blanco sobre negro en la actuación de Syriza desde que dirige el gobierno heleno. Subo al blog esta traducción libre porque aunque se refiere a Grecia, señala claramente en mi opinión varias cosas aplicables al estado español. Una, lo que nos espera con los marxistas leninistas de Podemos, esto es, el desastre. Dos, lo que nos puede ocurrir si gente que "jamás ha estado al frente de algo", me refiero entre otros a Pedro Sánchez y a Albert Rivera puedan tener que dirigir España. Tres, la realidad empírica de que Mariano Rajoy Brey, -ni siquiera el PP-, es la mejor garantía para asegurar la estabilidad política que necesitamos y terminar de apuntalar un crecimiento económico irresponsablemente cuestionado por más de uno. No se trata de tu ideología, sino de lo que más interesa a la España del futuro de tus hijos. 

Ahí va. Lo que está subrayado es porque no he encontrado una traducción con sentido


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La lamentable saga de Syriza

En sus primeros cien días de gobierno ha fracasado estrepitosamente. Crisis a la vista.



En los últimos meses las paredes de la Fundación B. & M. Theocharakis en Atenas se han forrado con recuerdos del apoyo europeo a la libertad de Grecia. “Filohelenismo”, una exposición, narra la historia del respaldo material y moral que románticos como el poeta inglés Byron prestaron a Grecia durante su lucha de independencia contra los otomanos. Las resonancias contemporáneas son evidentes. Con algunos niños a su alrededor, Dimitra Varkarakis, que junto a su esposo Michael es propietaria de las obras expuestas, señaló una pintura alemana. Una niña se paró en seco. "Pero ¿no estamos peleándonos con Alemania?", preguntó. "No", respondió la señora Varkarakis. "Todos somos amigos." Después de relatar esta historia echó un ojo a Carlomagno con mirada seria. "Los europeos", sentenció, "deben quererse unos a otros."

Este es un noble objetivo, pero últimamente algunos europeos han tenido que hacer verdaderos esfuerzos solo para hablar el uno con el otro. Hace dos semanas, a la finalización de una reunión particularmente desastrosa, Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas de Grecia, declaró que daba la bienvenida al odio dirigido contra él en la zona euro. Sin embargo, después de más de tres meses de negociaciones infructuosas con el Sr. Varoufakis, las reservas de filohelenismo entre los socios de Grecia se han quedado completamente a cero. "Están viviendo en una tierra de castillos en el aire", dice un funcionario de Bruselas.

Tal vez haya sido una ingenuidad esperar algo distinto. Hace unos cuantos años, muchos de los hombres que ahora están al mando, pasaban el tiempo discutiendo las contradicciones del capitalismo con una taza de café en una mano y con un cigarrillo en la otra. Pocos de ellos han estado jamás al frente de algo y mucho menos al timón de un gobierno. Sus contactos a nivel europeos eran escasos y limitados. Syriza, un partido que por lo general sólo obtenía el 3-4 % de los votos, transformó sus expectativas como consecuencia de la calamitosa situación económica que viene atravesando Grecia. En 2012 estuvo a punto de tocar poder. Después de las elecciones de enero, los mejores resultados obtenidos le han permitido formar una coalición de gobierno.

Syriza, bajo la dirección del nuevo primer ministro, Alexis Tsipras, ofreció promesas atractivas a un país maltratado por la recesión y humillado por años de tutela a manos de burócratas extranjeros. Tsipras prometió dar al traste con los planes de rescate, devolver la dignidad a los griegos y mantener el euro (como desean la gran mayoría de sus compatriotas). Grecia también podría, -auguraban los ministros-, cambiar las reglas de gobierno de la zona euro para beneficio de todos los europeos.

Tres meses después, las dos primeras promesas están hechas jirones, la tercera se tambalea y la cuarta es una broma de mal gusto. Menos de un mes después de las elecciones, Grecia acordó extender su segundo rescate hasta finales de junio con la esperanza de asegurar los 7200 millones € que quedan pendientes. La arrogante estrategia negociadora desplegada desde entonces por el señor Tsipras y por el señor Varoufakis, puede haberles servido muy bien para jugar en casa, pero en el extranjero esta actitud no ha generado más que desconfianza y desprecio para el país heleno.

Esto ha traído dos consecuencias. Una, que las condiciones asociadas a los préstamos adicionales que Grecia necesita serán aún más onerosas. Dos, que los arquitectos de los rescates, que erraron al insistir en forzar la austeridad en las economías deprimidas, parecen ahora más seguros que nunca en sus argumentos. "Syriza ha hecho un terrible servicio a todos los que han estado tratando de cambiar el debate en Europa", comenta Loukas Tsoukalis, presidente de Eliamep, un think-tank griego.

La salida de Grecia del Euro es todavía poco probable. Pero no es de extrañar que haya gente planeándola. Al no haber recibido dinero de rescate desde agosto de 2014, el gobierno ha atacado los fondos municipales, retrasando pagos a proveedores para poder mantener la cabeza fuera del agua. Pero no puede continuar provocando sobresaltos con la aproximación de cada vencimiento de pago al FMI o de pensiones. Funcionarios en Bruselas y Atenas coinciden en que Grecia no aguantará más allá del mes mayo sin ayuda. Después de eso se enfrenta a enormes pagos al Banco Central Europeo en julio y agosto, para lo cual puede ser necesario un tercer rescate.

Eso tiene mentes concentradas. El señor Varoufakis, cuyas bravatas han enfurecido a los ministros de Finanzas del Eurogrupo, ha sido apartado. Las conversaciones en Bruselas están descendiendo al detalle. Algunos mantienen la esperanza de alcanzar pronto un acuerdo (si no antes de la reunión del Eurogrupo el 11 de mayo). Pero Syriza insiste en que no va a traspasar sus líneas rojas: recortes de pensiones y las normas que rigen los despidos (en este último, tiene medio punto ) .



Todas las opciones que se le presentan al señor Tsipras pintan mal. Podría retrasar el pago al FMI para ganar tiempo. Podría continuar con el juego del pollo, quizá imponiendo controles de capital en los bancos griegos. O podría hacer un kolotoumba (voltereta), plegándose a las demandas de los acreedores por el bien de la membresía en el euro de Grecia, lo cual podría requerir un referéndum y también podría significar romper su propio partido. Hay un gran número de posibilidades, pero de una manera u otra un ajuste de cuentas es inminente.



Soñando que Grecia aún podía ser libre

¿Cómo se explica la intransigencia de Syriza? Observadores griegos ofrecen una amplia gama de respuestas: la incompetencia, anteojeras ideológicas, la intención de satisfacer las demandas internas de firmeza. También señalan que Syriza puede haber sobrevalorado su apuesta, pero cualquiera que sea la razón, la incertidumbre le ha salido muy cara a Grecia. El año pasado volvió a crecer; esta semana la Comisión Europea recortó su pronóstico para 2015 a sólo el 0,5 % , y se asume que el acuerdo se llevará a cabo. El gobierno está sin blanca, la inversión extranjera se ha secado y el pequeño superávit fiscal primario ha sido aniquilado, elevando aún más la perspectiva de la odiada austeridad.



Encima, la esperanzas de que Syriza pudiese abordar y corregir las patologías crónicas del estado griego han descendido notablemente. El gobierno no ha podido serrar los colmillos de los oligarcas del país y está revirtiendo algunas reformas valiosas puestas en marcha en los últimos años. Una enfermedad griega muy antigua, el clientelismo, parece tan penetrante como siempre. Potami, un partido liberal, descubrió que 11 de los 13 directores regionales de educación nombrados por el gobierno eran miembros Syriza. (Sólo uno de los demás pertenecía a su socio de coalición)



En casi todos los sentidos, Syriza ha traído lo contrario de lo que prometió. Ofreció terminar con la depresión en Grecia, pero en cambio, el crecimiento se ha desplomado. Aseguró que iba a poner fin a la política de austeridad en Europa, pero han hecho más por envalentonar a sus partidarios que lo que cualquier alemán podría haber esperado. Se comprometió a deshacerse de los malos hábitos de los viejos partidos y parece en cambio que los ha recuperado. De vuelta en el museo de Atenas, hojeando un catálogo de su colección “Filohelenismo”, el señor Varkarakis es pesimista. "Hace doscientos años, todo el mundo amaba a Grecia", -dice- “ahora ... su voz se apaga.
 

1 comentario:

  1. Todo esto lo clavó Schäuble el primer día: “hacer promesas con el dinero de los demás no es realista”. Y en eso se resume todo. El Sr. Iglesias decía este fin de semana, hablo de memoria, que la política es “conmoción”. Igualito, igualito que el ideario revolucionario de Syriza: conmoción, siempre que se trate del dinero de los demás. Cuando es tu bolsillo el que quieren saquear, entonces la conmoción se vuelve algo desagradable, repugnante, injusto. Lo dicho, el Ministro alemán lo clavó desde el minuto uno y le llovieron chuzos de punta por decir una verdad como un templo. Así nos va.

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