Cualquier persona que honestamente pudiera haber considerado las propuestas de Syriza una
alternativa real para sustituir con éxito el sistema sobre el que se articula la
UE en la actualidad, tendrá que reconocer el fracaso rotundo del partido de
ultraizquierda griego a tal respecto. Felipe González entendió
que capitalismo y marxismo eran incompatibles y por eso hizo que el PSOE renunciase
a las ideas de Marx ya en 1975. El capitalismo genera pobreza a
muchos ciudadanos; el marxismo hunde en la miseria a toda la población. Esto no es opinable
Por otro lado, resulta
incuestionable que gracias a sus políticas ha sido Tsipras y no otros, el que ha llevado el corralito a Grecia. El que ha
conseguido que una tercera parte de las personas que ya habían elegido aquel país para pasar sus
vacaciones, hayan cancelado sus reservas. El responsable de que los jubilados tengan que estar
haciendo cola para cobrar una parte de sus pensiones. El culpable de que
las empresa farmacéuticas extranjeras no quieran venderles medicinas
ante la falta de pago. De que muchos de sus ciudadanos hayan dejado de
pagar hipotecas y créditos al haber paralizado completamente el sistema bancario. El causante de la imagen actual de
desconfianza que Grecia y los griegos transmiten al resto de los
ciudadanos y países de la UE. Resulta evidente que si desde el
primer momento Tsipras se hubiese avenido a respetar las reglas que nos obligan a todos, Grecia no estaría en la dificilísima
situación en la que se encuentra a día de hoy.
"Todo nuestro apoyo al pueblo griego y a su gobierno frente a los mafiosos" decía Pablo Iglesias. "El
balance de fuerzas en la UE puede cambiar si en las elecciones
españolas ganan fuerzas
parecidas a Syriza", manifestaba Tsipras
en una entrevista televisiva de ayer o anteayer, asegurando querer permanecer en el Gobierno
hasta que se celebren los comicios en España.
¿De verdad puede haber algún español sensato dispuesto a permitir que exista una sóla posibilidad de que en España nos ocurra lo que a Grecia dándole chance a nuestro Tsipras patrio?
Ahí dejo traducido un artículo publicado el pasado domingo por Antonis Karakousis en la edición inglesa del diario griego "To Vima"
Ahí dejo traducido un artículo publicado el pasado domingo por Antonis Karakousis en la edición inglesa del diario griego "To Vima"
Antonis Karakousis. 12.07.15
http://www.tovima.gr/en/
Llevó seis meses de interminables
negociaciones y un abrumador resultado en el referéndum, con los bancos
cerrados y nuestros mayores haciendo cola en los cajeros desde el
amanecer para conseguir unos pocos euros, para darnos cuenta de la
precariedad de nuestra posición en la Eurozona y de lo cerca que estamos
de una tragedia de proporciones nacionales.
El gobierno cometió infinidad de errores, pero más aún aquellos que estaban al frente de las negociaciones, especialmente el tonto del anterior ministro de Economía que se largó a la isla Egina, cuyo mandato ha sido calificado de fraude, de engaño y que ha resultado ser absolutamente catastrófico para la economía y para el pueblo griego.
Para ser sinceros, bajo el liderazgo del señor Tsipras y con el señor Varoufakis al timón de la economía, Grecia se encuentra, literalmente, al filo del precipicio.
Perdió recursos y habilidades, dilapidó el capital de confianza que pudo haber tenido y el que tenía con sus aliados y amigos y ahora es tratado con hostilidad en Europa.
En estos días y horas, nuestro país está afrontando la bancarrota y el ostracismo dentro de la Eurozona.
La estrategia nacional de los pasados 60 está en riesgo de arder en llamas, dejando a Grecia expuesta y con el pueblo en las puertas de las organizaciones de caridad.
Esa es la razón por la que el señor Tsipras se ha visto forzado de repente a aceptar el acuerdo que fue rechazado por el referéndum, pero ahora en unos términos más gravosos.
Sometido a la presión de tener que afrontar una tragedia nacional, el primer ministro ha solicitado autorización del Parlamento para impedir ese desenlace.
Puede que se haya enterado que existen númerosas discrepancias en su partido que podrían afectar a su voto mayoritario en el Parlamento mientras se discutan los aspectos más críticos de las negociaciones. A la hora de escribir estas líneas nadie puede estimar con seguridad qué dirán las instituciones tras evaluar la propuesta griega, ni cómo saldrá la reunión de la UE del domingo por la tarde.
Las propuestas griegas han recibido apoyo en varias capitales europeas pero también son muchos los escépticos y los que desconfían y quienes creen que una expulsión de Grecia de la Eurozona no sólo no dañaría a ésta última, sino que la fortalecería. Este escepticismo irá en aumento a la vista del considerable número de parlamentarios de Syriza que discrepan entre sí.
Sin embargo, el primer ministro y su gobierno tienen la autorización de los 251 diputados de casi todo el arco parlamentario. Bajo las presentes circunstancias no tienen más que agotar sus esfuerzos negociadores para asegurar nuestra permanencia en la Eurozona.
El gobierno cometió infinidad de errores, pero más aún aquellos que estaban al frente de las negociaciones, especialmente el tonto del anterior ministro de Economía que se largó a la isla Egina, cuyo mandato ha sido calificado de fraude, de engaño y que ha resultado ser absolutamente catastrófico para la economía y para el pueblo griego.
Para ser sinceros, bajo el liderazgo del señor Tsipras y con el señor Varoufakis al timón de la economía, Grecia se encuentra, literalmente, al filo del precipicio.
Perdió recursos y habilidades, dilapidó el capital de confianza que pudo haber tenido y el que tenía con sus aliados y amigos y ahora es tratado con hostilidad en Europa.
En estos días y horas, nuestro país está afrontando la bancarrota y el ostracismo dentro de la Eurozona.
La estrategia nacional de los pasados 60 está en riesgo de arder en llamas, dejando a Grecia expuesta y con el pueblo en las puertas de las organizaciones de caridad.
Esa es la razón por la que el señor Tsipras se ha visto forzado de repente a aceptar el acuerdo que fue rechazado por el referéndum, pero ahora en unos términos más gravosos.
Sometido a la presión de tener que afrontar una tragedia nacional, el primer ministro ha solicitado autorización del Parlamento para impedir ese desenlace.
Puede que se haya enterado que existen númerosas discrepancias en su partido que podrían afectar a su voto mayoritario en el Parlamento mientras se discutan los aspectos más críticos de las negociaciones. A la hora de escribir estas líneas nadie puede estimar con seguridad qué dirán las instituciones tras evaluar la propuesta griega, ni cómo saldrá la reunión de la UE del domingo por la tarde.
Las propuestas griegas han recibido apoyo en varias capitales europeas pero también son muchos los escépticos y los que desconfían y quienes creen que una expulsión de Grecia de la Eurozona no sólo no dañaría a ésta última, sino que la fortalecería. Este escepticismo irá en aumento a la vista del considerable número de parlamentarios de Syriza que discrepan entre sí.
Sin embargo, el primer ministro y su gobierno tienen la autorización de los 251 diputados de casi todo el arco parlamentario. Bajo las presentes circunstancias no tienen más que agotar sus esfuerzos negociadores para asegurar nuestra permanencia en la Eurozona.
Y
una vez conseguido esto, el lunes, deberán dedicarse a levantar el país
y la economía sin más dilaciones ni mentiras; sin dividir al pueblo, ni
crear enemigos. Al fin y al cabo, el país necesita unidad y
reconciliación para superar la crisis.