¿Cómo ayudamos a Grecia? ¿Les prestamos el dinero que están pidiendo y que obviamente necesitan desesperadamente o no? Si lo hacemos ¿deben los griegos devolvérnoslo o tal vez no es necesario porque eso significaría humillar su dignidad soberana? ¿Y si deciden hacerlo? ¿tenemos algo que decir como acreedores o ya las condiciones de la devolución las establecen ellos como consideren? ¿Debe el BCE ampliar la línea de liquidez para los bancos griegos tal y como hace 17 horas ha solicitado el gobierno heleno?
Leí el otro día en el diario El Mundo una anécdota que implicaba a Mariano Rajoy, a Pedro Passos Coelho y a Alexis Tsipras. Tuvo lugar la última vez que se reunieron en Bruselas. El español y el portugués veían en aquel momento cómo despegaba el avión oficial del Gobierno de Grecia en el que Alexis Tsipras regresaba a Atenas. El Primer Ministro portugués se volvió hacia Mariano Rajoy y le dijo: "Ves, yo por los recortes he suprimido el avión oficial, en cambio, Alexis mantiene el suyo". El gasto en Defensa de Grecia es el mayor de la UE en PIB tras Reino Unido. Ni Francia, potencia nuclear, gasta tanto. Ahí Tsipras tampoco recorta.
Ayer domingo, los griegos han dicho al resto de los europeos que no están dispuestos a cumplir las normas que hemos aceptado como socios de este club. Portugueses, italianos, españoles, irlandeses. Todos hemos aplicado medidas dolorosas pero a todos parece que empieza a irnos mejor. Tal y como le iba a Grecia antes de que llegase Syriza, que su economía crecía por primera vez después de seis años de estancamiento.
He traducido una de las editoriales sin ambages que publica hoy el diario norteamericano Wall Street Journal. Directo a la raíz del problema.
Grecia dice No
A pesar del dolor que presagiaba,
el rotundo “No” del referéndum heleno, al menos, revela sin atisbo de duda qué
quieren los ciudadanos de aquel país y dónde se sitúan. Los griegos han
rechazado la última oferta de rescate que les ha ofrecido la UE, incluso después
de haber probado un poco de las desagradables y potenciales consecuencias de esa
negativa, esto es, control de capitales, corralito y crisis bancaria. Ahora
tendrán que vivir con esas consecuencias.
Es cierto que a los
helenos se les dio a elegir entre dos opciones malas, pero aún así,
eligieron la peor. Europa estaba ofreciendo más dinero para evitar una crisis a
cambio de recortes en pensiones y otras reformas. El primer ministro griego
Alexis Tsipras afirmó que el respaldo de un "No" le colocaría en una
mejor situación a la hora de obtener condiciones más beneficiosas -él entiende
que incluso mayor crecimiento- eliminando impuestos a cambio de menores
recortes en las pensiones. Han sido los griegos los que han elegido esta
estrategia de ultimátum propuesta por Alexis Tsipras, así que ya no podrán culpar
a los alemanes de todo lo que les suceda a partir de ahora.
La gran pregunta reside
en saber si Ángela Merkel y los otros líderes europeos se arrugarán o no. La
canciller alemana no ha querido ser vista como aquella que ha conducido a
Grecia fuera de la eurozona, pero es que el resultado del referéndum significa
que habrían sido los propios griegos los que habrían decidido abandonar el euro,
si esto es lo que ocurre a lo largo de esta semana. Tsipras afirmará que tiene un
mandato para exigir más concesiones, pero es que ese mandato finaliza en las
fronteras de Grecia. Fuera de ahí, no tiene poder para que exigir nada al resto
de los contribuyentes europeos.
A medida que el gobierno
griego se vaya quedando sin liquidez este mes, la señora Merkel y el BCE van a
sentirse presionados para ceder. Esta presión irá en aumento si comienzan a
aparecer episodios de miseria o de violencia en las calles.
Tsipras y sus ministros
intentarán también utilizar la influencia derivada de la condición de miembro
de la UE. Ésta generalmente actúa por consenso y Syriza no dudará en utilizar
las sanciones a Rusia y cualquier otra política de semejante índole para
conseguir sus propósitos. Los ministros griegos ya han considerado seriamente
permitir que Grecia se convierta en una puerta abierta a la UE para inmigrantes
de África y Oriente Medio. Habrá que asumir más amenazas desagradables y más
chantaje político.
Pero si la señora Merkel
y sus aliados se derrumban ante Alexis Tsipras, los costes serán incluso mucho
más severos. El mensaje será que otros países deudores europeos podrán usar
esta política de extorsión para bloquear la ejecución de medidas
pro-crecimiento. La izquierda italiana, la portuguesa y la española tendrían
nuevos argumentos con los que atacar las reformas aplicadas en sus respectivos
estados, reformas que ya han empezado a mostrar resultados: “vota rechazar las
reformas que exigen los prestamistas y ellos te recompensarán de igual
modo”. Una fatalidad para el gobierno de centro derecha de Mariano Rajoy en España,
si las cosas van como señalan las últimas encuestas de este año.
Este contagio político supone una amenaza mucho mayor para la integridad de la zona euro que una caída inmediata derivada de la crisis financiera griega o incluso de la salida de Grecia del bloque monetario. Si la adhesión al euro garantiza un cheque de asistencia social permanente, entonces ninguna nación deudora hará reformas. Esta es una receta que sólo garantiza crecimiento lento y crisis económica sin fin. Los economistas progresistas más reconocidos del mundo -Joseph Stiglitz, entre otros-, han animado a votar "no", afirmando que una salida de la zona euro permitiría que el elixir mágico de la devaluación llevase la recuperación a Grecia. Resulta muy cortés por parte de todos ellos proponer como voluntarios al pueblo heleno para este experimento, pero deberían aceptar también la responsabilidad del sufrimiento que los griegos pobres en particular, tendrán que soportar en el camino a esa tierra prometida del nuevo dracma.
La mejor opción para Europa es dejar que Grecia abandone el Euro si así lo decide, reduciendo al mínimo las consecuencias en la medida en que sea posible. La experiencia va a ser dolorosa, pero puede salvar el euro en el largo plazo.http://www.wsj.com/articles/the-greeks-say-no-1436128437
A pesar de que los griegos no han dudado en meternos a los demás en una espiral de inestabilidad económica con su voto, es que no se puede ayudar a Grecia a cualquier precio y menos aún cuando -como comenta el editorial- es el propio pueblo griego el que ha votado quedarse fuera de la UE.
No había visto tu ¿página web? Muy bonita y muy profesional. ¿Cómo lo hiciste? Muy buen aspecto, de verdad.
ResponderEliminarPor lo demás, no estoy de acuerdo en tu última afirmación: los griegos no han votado o decidido salir del euro. Quieren seguir dentro a toda costa, pero en su dinámica de déficit presupuestario permanente. Quieren seguir con sus pensiones, sus salarios públicos, que no empleos públicos, pues sesenta o setenta jardineros para dos macetones no es precisamente una necesidad de personal; quieren seguir con costes irrisorios de los servicios públicos, los transportes, por ejemplo, y así sucesivamente, pero eso sí, que el desfase de su sistema lo paguen los pensionistas del resto de países europeos. Y Obama presionando a Lagarde para que se les mantenga en el Euro, eso sí, pagándolo los europeos, no vaya a ser que los comunistas en el Gobierno se entreguen a los amorosos brazos de Putin, deseoso de controlar el paso Mediterráneo. En fin.
La situación es ésta: si se les sigue dando dinero será a fondo perdido. No habrá devolución, jamás. Y no estamos hablando de cien o doscientos millones de euros. El informe del FMI habla de 50.000.000.0000 € para los próximos dos años. (¡Cómo impresiona la cifra cuando se escribe con todos sus ceros, ¿verdad?) ¿Y después qué? Pues otros 50.000.0000.0000 € más, claro. Cuando un cuerpo sufre una herida y tiene un miembro necrosado la solución es la que es, y el cuerpo sigue viviendo. De toda la vida se sabe que si dejas una manzana podrida en el cesto, el resto de manzanas se pudre igualmente. Yo tengo claro cuál sería mi decisión. Que el ciudadano griego grite en contra de los recortes a sus condiciones de vida actual se puede entender: la irresponsabilidad de su Gobierno insultando y tratando de chantajear al resto de Estados miembros es lo que es inaceptable. Y encima tenemos que tragarnos al Sr. Iglesias alabando al ex ministro Varoufakis, un sujeto que ha calificado a las entidades que le han venido dando oxígeno como “criminales” y “terroristas”, así, con todas las letras. ¡Todo un ejemplo!
Saludos.
A los griegos y a sus acólitos fuera de Grecia, léase Podemos, se les llena la boca hablando de dignidad y democracia frente al “terrorismo” de “criminales” financieros, léase quienes les prestan (regalan) dinero para mantener su insostenible modo de vida. A mi también me encantaría estar hoy, que ya cumplí 50 años, jubilado; esto es, disfrutando de la vida y todas las horas del día, mientras los trabajadores del resto de países de la UE pagan mi pensión.
ResponderEliminarLo cierto es que esos ciudadanos griegos votaron a los Gobiernos que aprobaron sus “derechos sociales”, luego son responsables, en su ejercicio democrático, de las consecuencias de esas decisiones absurdas de las que, por otra parte, se han beneficiado millones de griegos (léase pensionistas y/o cientos de miles de empleados públicos totalmente prescindibles). En mi opinión, los ciudadanos griegos no son víctimas que merezcan la solidaridad del resto de ciudadanos de la Unión. Son el 50% del problema.
Tengo clarísimo que ese país no va a poder enderezar su economía ni sus cuentas en muchísimos años, por lo que todo el dinero que se les dé es a fondo perdido. Nosotros lo sabemos y más lo saben ellos. En esta tesitura, tener que aguantar las formas, comportamientos, soberbia y deslealtades del Gobierno griego (y su población, al apoyar el referéndum), es sencillamente inaceptable, grotesco y humillante. Lo que merecen en este punto es que “disfruten” del 100% de su soberanía y de su democracia, por lo que lo mejor sería dejarlos continuar su camino, solos y, por supuesto, con sus propios medios.
Y no nos engañemos: en un futuro más cercano que lejano, el Gobierno de España se quedará sin recursos para atender las pensiones en la medida que ahora lo hace. En ese momento nos acordaremos de los miles de millones de euros que tuvimos que poner sobre la mesa para que los griegos pudieran disfrutar de sus pensiones máximas a los cincuenta años, o cobrar su sueldo del Estado sin pisar por la Administración. ¿quiénes serán entonces las víctimas de los disparates griegos? Al tiempo.
Saludos.