1 nov 2016

Por Gáldar y Vegueta

Este pasado domingo volví a salir de paseo con la moto. Sobre las 8:30 estaba por el Muelle Deportivo y como no había nada interesante me acerqué hasta Las Canteras. Igual resutado. 

Total que tiré para el Norte. Dejé Guía atrás y me llegué hasta Gáldar. Quería sacar algunas fotos del interior de la iglesia. Aunque parezca increíble, no encontré un sitio para aparcar la moto y después de una infructuosa segunda vuelta a la manzana, vi una señal que ponía "Playa de Bocabarranco" y por allí para abajo fui. 

De repente me vi flanqueado por fincas de plataneras y así siguió durante un poco hasta que llegué a la costa. 

Creo que nunca antes había estado por allí. 

Me bajé de la moto. Varias urbanizaciones de dúplex adosados y unos cuantos solares vallados salpicaban la zona. 


Al poco de estar caminando apareció una playa vacía de gente. 

 Pero dentro del agua algunos surfistas
 
Estaba sacando fotos de los surferos cuando me di cuenta que a mi derecha había una piscina natural espectacular. Ya había bañistas cuando llegué.
Esta piscina en verano debe tener un éxito espectacular.

Ya estaba por allí cuando llegué. Creo que buscaba la foto de la ola rompiendo y entrando en la piscina. 

Dejé la costa y volví por donde había venido hasta que me vi de nuevo en la plaza de la iglesia de Gáldar.
 
 
La verdad es que hacer fotos con el móvil dentro de la iglesia es mucho más cómodo que con la cámara. No hay que ajustar nada y como la cámara de mi móvil es la releche, salen unas fotos cojonudas. Casi todas las interiores las hice con él.

Aquí el altar

El órgano de la iglesia y otras fotos.
 
 
 
Salí de la iglesia con ganas de quitarme la chaqueta, dejar el casco y tomarme un cortado. Hacía calor cuando me sente en esta terraza. 

Acabé el cortado, pagué, me llegué hasta donde había dejado la moto y volví para la capital. Entré por la avenida Marítima y terminé en Vegueta. Era un hervidero de gente.

Esta agrupación estaba a punto de subirse al escenario, pero antes, posaban para turistas y curiosos que pasábamos por allí.

La verdad es que la lente a estas distancias es fenomenal.









 

 Serían las doce y algo cuando me fui para casa.



























































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