Ayer
eran las 15:00 y me faltaba muy poco para completar los 30 minutos de carrera
que hago tres días en semana en el parque que hay junto a mi casa acompañado de
una pequeña radio, cuando las noticias reproducían las palabras con las que Manuel
Valls justificaba su abandono del partido socialista francés: "El Partido Socialista está muerto, seamos claros, y ahora es esencial
garantizar una mayoría a Emmanuel Macron porque la división sería fatal"
Decía
el locutor que para las presidenciales francesas, Valls (moderado) había sido
el candidato del aparato del partido, mientras que Hamon (radical) lo había
sido de los militantes. ¡Esto me suena!. Hamon se impuso en las primarias y se
convirtió en el candidato oficial del Partido Socialista Francés. Quedó
eliminado en la primera vuelta de las presidenciales con un 6,2% de los votos.
El PS francés está muerto porque sus militantes se lo
han cargado al elegir un candidato que por su radicalidad sólo les convencía a
ellos y no a la mayoría de los votantes tradicionales del partido. No hay más.
Aquí pasa igual con Susana y con Pedro pero me
barrunto que éste último puede ser ya miembro de Podemos -"para mi Cataluña es una nación" ha dicho- y que la vaina de su
candidatura a las primarias no es más que un caballo de Troya con el que
dinamitar al PSOE desde dentro. Ya dio muestras de su catadura moral cuando en el Comité
Federal intentó un “pucherazo” que fue abortado por el resto de los delegados
entre gritos de “cobardes” y “sinvergüenzas”.
En cualquier caso, gane quien gane las primarias me
temo que en el PSOE las vías de agua son ya demasiadas, el hundimiento se
avista en el horizonte cercano y no me extrañaría que sus cuadros políticos
andasen buscando acomodo en Ciudadanos o en Podemos.
Leo en el SemanalDigital de hoy el siguiente titular, “Se desata una batalla campal entre los diputados del
PSOE con amenazas y tortas”. En el
cuerpo de la noticia aclara que “las
fuentes consultadas por este diario reconocen que los diputados afines a Sánchez "se han venido
arriba" desde el resultado de la recogida de avales y que operan ya como
un grupo propio con su jefe de filas, la diputada Adriana Lastra” y que "según ha sabido ESdiario, algún parlamentario próximo al oficialismo han empezado a coquetear de manera informal con Ciudadanos."
El PSOE vuelve a repetir su historia. En 1934 el
partido se fracturaba en dos: los que estaban por cumplir la Ley y defender la
República con Indalecio Prieto entre ellos y los que estaban por lo contrario,
con Francisco Largo Caballero al frente. Dos años más tarde fue 1936.
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