11 abr 2018

Mudanza por obras



El pasado 9 de enero comenzamos en casa unas obras que veníamos retrasando desde hacía mucho. 
 
La reforma ha sido de tal calibre que hemos tenido que irnos a vivir a Valsequillo. El 27 de marzo regresamos. Los trabajos habían casi terminado y la casa ya era habitable.
 


Estos dos meses y pico viviendo en un entorno rural han sido muy gratificantes. Salíamos del trabajo, tirábamos para arriba y siempre tuve algo que hacer nada más llegar.  Cuando no era vaciar los bidones del agua de lluvia que habían recogido, era rematar el encofrado de un macetero o terminar de pintarlo.
El tiempo volaba.
 
El trayecto de ida y vuelta no tampoco supuso problema alguno, más bien lo contrario, nos encantaba salir de madrugada. Los diez minutos en moto que separan mi casa de mi trabajo distan mucho de los 30 kilómetros que hay desde Valsequillo, pero sólo necesitamos adelantar el despertador 20 minutos para llegar puntuales a las 7:00 al tajo.

Reconozco que a pesar de tener la moto arriba, este invierno ha sido bastante frío y lluvioso y bajar en el coche con mi mujer se hacía incuestionable. Siempre salíamos con menos de 10º C y a menudo bajo la lluvia. Por primera vez en nuestras vidas hemos tenido que dedicar una parte del presupuesto familiar a calefacción.


La verdad es que la casa de Valsequillo ya había ganado mucho desde que le colocamos el parqué


Pero desde que compramos una televisión nueva y llevamos el mobiliario y los electrodomésticos que la muy mujer de mi mujer desechó con alegría superlativa, a pesar de encontrarse plenamente operativos, allí arriba se está de cine. 

Mi mujer ha estado conmigo de sábado a jueves. Dormía en casa de su madre y yo bajaba a recogerla el sábado por la tarde. Los jueves y viernes estaba sólo arriba.

El sábado, como es habitual desde hace años, subía mi padre a echar el día. Como yo estaba de "ocupa", estos meses ha estado subiendo con mi hermano el chico. Un día a punto de llegar, sobre las 7:45


Ahí con los dos colocando el horno rechazado.


A la derecha de la foto se ve la estufa. La recuerdo de cuando la teníamos en Las Brisas por lo que me temo que es mayor que yo. Era una estufa magnífica pero ya estaba muy anticuada y, sobre todo, tardaba bastante en calentar.


En el mismo sitio se ve la nueva que va de maravilla. Al minuto y medio ya desprende calor
Estaba pensando en llevar la estufa vieja a un punto limpio cuando me dije...........¡a ver qué puedo hacer con ella! 

Entré en el garaje, cogí la radial, el alargador y..................¡media tarde de felicísimo entretenimiento! Me fijé que las ruedas funcionaban a la perfección, así que le di un corte a toda la parte baja y ahora la usamos como bandeja para trasladar las bombonas.

La parte sobrante la utilicé para proteger del frío una hierbaluisa que estamos intentando recuperar
 
Como hubo que vaciar la casa, muchos de nuestros enseres tuvimos que almacenarlos arriba, entre ellos mi super equipazo de guitarra. Hasta la tercera semana no tuve tiempo material para hacer las conexiones y ponerlo todo a funcionar.
 


Por primera vez pude utilizar mi Mesa Boogie "Formula Pre" a buen volumen. Es una pasada. Aún así, de 1 a 10, sólo lo pude poner a 4. Lástima que ya por entonces el codo derecho me estaba doliendo y tocar la guitarra no hacía sino aumentarlo

Los domingos fuimos varias veces al mercadillo de verduras y frutas que organiza el Ayuntamiento de Vasequillo en el mismo caso urbano del pueblo desde primera hora y el cortadito con el periódico a las 10:30 después de hacer la compra..........¡encantador!. Ahí la plaza del pueblo con la iglesia al fondo

No recuerdo un invierno más frío que este. En repetidas ocasiones tuve que encender la estufa desde las cuatro de la tarde y varias más en las que pasamos toda la noche con ella encendida, porque a pesar del parqué, levantarse de noche por cualquier motivo era solo para boinas verdes.

Y el frío hizo que cada una de las cenas -nuestra única comida al día en casa- fuera una delicia. El consumo de vino y cerveza ha rayado bastante alto porque la temperatura y el entorno invitaba a ello. Ahí una de las impresionantes pizzas que preparé con el horno proscrito tras hacer la masa con la Termomix de mi mujer. Ese día ella no estaba. Lo que falta en la bandeja es lo que me comí.
 
Ya llevamos de vuelta casi tres semanas y no he vuelto a poder ver la Osa Mayor y la Osa Menor como solía cada noche de estos meses.



En fin....fue bonito mientras duró.............(aunque me iría a vivir arriba sin dudarlo un segundo)






























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