Hace
tiempo que mantengo que la democracia y el Islam son incompatibles. En mi
opinión el problema reside en que el Islam no reconoce la libertad individual
de las personas, ni la igualdad entre ellas y estos concretos aspectos que para
nosotros los occidentales constituyen dos de los pilares básicos sobre los que
se articulan nuestras sociedades, -los tenemos incluidos en el catálogo de
Derechos Humanos- para los islamistas, simplemente, no tienen cabida en las de
ellos. La ley religiosa tiene que imponerse por encima de la ley civil y laica.
La
realidad de nuestros días es incuestionable a este respecto. Por un lado no
existen países musulmanes regidos por un sistema democrático y por otro, la
población de esos países o vive sometida por una dictadura militar u oprimida
por una de corte religioso. Las relaciones entre ellos, suníes y chiíes, son de odio
visceral, infinito y mortal.
Los
movimientos que hemos conocido ahora con el nombre de “primavera árabe” sólo
han significado intentos por sustituir una dictadura militar previa por otra
religiosa. Pero no es nada nuevo: sucedió hace años con la caída del
Sha de Persia y la ascensión de Jomeini. Lo que parecía un soplo de libertad,
terminó en el Irán que conocemos hoy. Lo mismo ha ocurrido con la Libia de
Gadaffi. En una noticia fechada el pasado abril leo que “el Ministerio de Asuntos Sociales de Libia ha respaldado la fatua
emitida por el gran mufti, Sadeq al Ghariani, que prohíbe a las mujeres libias
contraer matrimonio con extranjeros. Visto lo visto, parece ser que la
dictadura se configura como el único sistema político que les garantiza cierta
estabilidad social. Creo que es hora ya que Occidente asuma este hecho como
premisa previa irrefutable en sus relaciones con el mundo árabe.
En
este contexto, me alegra que el Ejército egipcio haya actuado como lo ha hecho,
a pesar de que el acceso de Mursi al gobierno de Egipto fuese legítimo y
democrático. El de Hitler también lo fue y nadie habría hablado de golpe de
estado si el cabo austríaco hubiese sido depuesto por el Ejército alemán en
1934 ante el escenario terrible que se cernía sobre Europa y la propia Alemania.
Un
lector del diario El País hacía el siguiente comentario:
“Evidentemente Mursi y los Hermanos
Musulmanes salieron elegidos mayoritariamente y de forma democrática. Hasta aquí
todo bien. Pero el caso es que esa mayoría constaba del 51% del censo
electoral, y que con esa exigua mayoría absoluta querían aprobar
unilateralmente una Constitución a su medida, y profundamente islamista y
antidemocrática. Es decir, básicamente querían instaurar otra dictadura, esta
vez religiosa, bajo el pretexto de que ellos habían ganado las elecciones y
estaban gobernando.”
He encontrado una traducción de esta futura Constitución
egipcia http://www.passimblog.com/la-nueva-constitucion-de-egipto-en-espanol y aunque reconoce a lo largo de su articulado tanto
el derecho a la igualdad entre ciudadanos como el respeto de la libertad individual,
lo cierto es que ya en el mismo capítulo uno, bajo el epígrafe “Principios
Políticos”, el artículo dos del texto señala que “El Islam es la religión del Estado […] Los principios de la Sharía
islámica son la principal fuente de legislación” En el cuatro se recoge que “Al-Azhar
es una institución islámica independiente comprensiva, con autoridad exclusiva
sobre sus propios asuntos, responsable sobre el rezo islámico, teología y la
lengua árabe en Egipto y el mundo. Los eruditos de Al-Azhar serán consultados
para asuntos que conciernan al derecho islámico. El puesto de gran jeque de
Al-Azhar es independiente y no puede ser destituido. El método de designación
del gran jeque de entre los eruditos será determinado por ley. El Estado deberá
asegurar suficientes fondos para Al-Azhar para conseguir sus objetivos.”
De
la lectura, resulta evidente que la principal fuente en la que beberá la
legislación encargada de regular la vida civil será estrictamente religiosa. El
Islam es la religión del estado y Al-Azahar es la institución independiente
cuyos miembros serán consultados para asuntos que conciernan al derecho
islámico, es decir ¡todos los asuntos del país puesto que la Sharia es la
principal fuente de legislación! Además el gran jeque de Al-Azahar no podrá ser
destituido. Escuchaba a un empresario egipcio que hablaba muy bien español
cuando era entrevistado por TVE en el telediario de la noche y más o menos
señalaba que “Mursi ha hecho una constitución a medida de los Hermanos
Musulmanes y ha utilizado la democracia para islamizar el país dejando fuera a
casi la mitad de la población. Quiere un Egipto en el que no estén incluidos
todos los egipcios. Aquí hay musulmanes, cristianos, ortodoxos, protestantes, creyentes y ateos…Los militares
han hecho lo correcto.”
Sin
embargo encuentro gente que le parece mal la acción del Ejército egipcio al
destituir al presidente de un gobierno legítimo, a pesar de que todo apuntaba
hacia una maniobra perfectamente calculada por los Hermanos Musulmanes de Mursi
para instaurar una dictadura religiosa y me sorprende más aún cuando la queja
viene de mujeres.
Luz
Gómez escribe un artículo en El País en este sentido y ya en los primeros
renglones comienza la defensa del que pretende imponer por ley una moral
islámica en la que encima, las mujeres constituyen unas de las grandes
perjudicadas.
Solo un año de presidencia no ha
transformado a Morsi en un Mubarak. Sus errores no justifican la equiparación
con el tirano, dice la articulista. Es
decir, los tiranos son realmente execrables, sólo si son de derechas o
militares. Mursi quiere acabar con la libertad, pero nunca se le puede
calificar de tirano, aunque pretenda instaurar una tiranía. ¡Y esta joven es
profesora de estudios árabes en la Autónoma de Madrid!. Me recuerda mucho la
foto de las “titiriteras” españolas rodeando y agasajando a Yaser Arafat, todas
con el pañuelo palestino al cuello, símbolo indudable de la libertad de la que
gozan las mujeres en el mundo árabe.
“La democracia es imposible con el
Ejército de protagonista”, continúa
la articulista, pero ¿qué pasa? ¿qué con el Islam de protagonista, sí es
posible la democracia?. Irán, Arabia
Saudí, Malasia, todos ejemplos de democracias sólidas, ¿no?. El artículo produce
arcadas de principio a fin, pero ahí va el enlace
Con
Mubarak había dictadura, pero la economía no estaba estancada como ahora. Las
mujeres tenían libertad para salir a la calle solas y para hacerlo sin ser
obligadas a ocultar sus rostros. El turismo daba de comer a millones de
egipcios. Sí, Mubarak era un sátrapa, pero permitió que los ciudadanos paladeasen
aspectos de la vida occidental relacionados con esa libertad individual, a los que
muchos egipcios no están ahora dispuestos a renunciar tras haberlos saboreado.
Luego
me encuentro a otros que les alegra que la movilización del pueblo egipcio haya
conseguido deponer al presidente Mursi “que hizo lo contrario de lo que
prometió, como el PP” buscando equiparar la gestión política de Rajoy, que ha tenido que tomar decisiones
contrarias a las que había prometido, con Mursi que lo que pretendía era imponer una
dictadura. Bueno, típico de los “progresistas”, pero infumable.
Volviendo
a nuestro país, si el PP, aprovechando su mayoría absoluta, pretendiese imponer
a los españoles la moral cristiana y sustituir el Código Civil por el Código de
Derecho Canónico de 1917 para establecer los derechos y obligaciones de todos
los ciudadanos o si el PSOE amparado en las urnas intentase imponer los
principios del marxismo leninismo con el mismo objetivo, estaría completamente
a favor de que el Ejército, por la fuerza, destituyese a Rajoy o a Rubalcaba en
el nombre de los españoles, por muy democrática que hubiese sido su elección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario