Esta semana pasada el periódico
Canarias 7 refería una conferencia de prensa ofrecida por el presidente de
Nueva Canarias Román Rodríguez. El diario acompañaba la noticia con la
siguiente foto, supuestamente, tomada en la sede del partido, en la que aparece
flanqueado por la bandera de las siete estrellas verdes.
La bandera canaria con las siete
estrellas verdes delante de la cual parece mostrarse didáctico el diputado
Rodríguez, es la bandera del MPAIAC y no es la bandera que el Parlamento de
Canarias, del que él mismo forma parte como diputado, ha establecido como la
representativa de nuestra Comunidad Autónoma. ¡Lamentable!
Por cierto, MPAIAC son las siglas
del “Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago
Canario”, un grupo terrorista fundado por Antonio Cubillo en Argel en 1964 con
varios muertos y atentados en su haber.
Y es que…….los nacionalistas
canarios también quieren ser nación. La extracción del petróleo que se intuye
existe en aguas cercanas al Archipiélago, se ha elegido como nuevo banderín de
enganche de la “construcción Nacional Canaria” con la finalidad de seguir en
“el machito”. El presidente Paulino Rivero ha dicho que “el intento
de imponer las prospecciones de petróleo de Repsol en Canarias, sin tener en cuenta la opinión
de las instituciones de las islas, es un trato colonial hacia este territorio
alejado de la Península y una falta de respeto hacia el archipiélago no haberles tenido
en cuenta, así como la imposición sin diálogo que quieren hacer” o que “debemos
decir basta a España porque el futuro de Canarias no puede depender del
Gobierno de Madrid”. Román Rodríguez también lo cree y no ha dudado en
afirmar que "si hubiera que
explicarle a alguien lo que es un godo, habría que escuchar a Brufau".
Repsol quiere invertir 260 millones de euros en las islas a partir de abril o mayo próximo, pero su presidente
“es un godo de mierda”.
No sorprende la carga emocional y peyorativa de los términos elegidos por ambos
políticos regionales en la defensa del orgullo herido, porque es lo que marca el manual. “Trato colonial”, “falta
de respeto a los canarios”, “el futuro de Canarias”, “hay que decir ¡basta! a
Madrid” o “Brufau ¡godo!”, no son más que recursos al victimismo para señalar
al inexistente pero a la vez “infame enemigo que ahoga a nuestro pueblo a sabiendas”. Es otra versión del “España nos roba” de
los nacionalistas catalanes.
Pero claro, viendo
lo que han sacado otros nacionalismos tras manipular la Historia de España para adecuarla a sus intereses particulares -esto es, para seguir en "el machito"-, los nacionalistas canarios han encontrado en el petróleo la ocasión de decir ¡pues
yo también soy nación! Empezamos con el rechazo público de la bandera institucional de la Comunidad Autónoma de Canarias, por parte de un diputado autonómico.
Al hilo de la hoja de ruta ya
trazada por los nacionalistas catalanes y vascos desde finales del siglo XIX,
lo primero sería re-escribir la Historia para “reivindicar de una vez por todas
aquellos aspectos de la misma que la intolerancia que gobernó España desde los
Reyes Católicos se encargó de exterminar”. ¡Sin problema! ¡Oiga, que lo sepa!, mil años antes de la
conquista castellana, las Islas Canarias ya eran un país independiente y
soberano, igual que Escocia, con sus propias instituciones democráticas y
libres, con unas tradiciones que hunden sus raíces en los anales de la historia
y que si han desaparecido ha sido por culpa del elemento de Julio del 36. Esto repetido
mil veces se convierte en dogma.
Lo siguiente será darle alguna
subvención a un amigo para que con el objeto de potenciar “la construcción
nacional” investigue las posibilidades de recuperar el guanche, porque, en
definitiva, hay un catedrático de bereber de la Universidad de Cádiz, que dice
que ello es factible y puede volverse a hablar. Una vez en uso la lengua,
habría que, primero, invitar a rotular comercios en el idioma de “la patria
canaria” para más tarde multar al que lo haga en español. El guanche se
convertirá en lengua vehicular de esta Comunidad Autónoma porque “después de
500 años de colonización e imposición lingüística, hemos de decir basta”.
La Guanchancha ya la tenemos. No
es como la Ertzainza, ni como los Mossos, pero sí similar. De los dos canales
de la TV autonómica, uno pasará a emitir completamente en el idioma de los
Guanartemes. Se considerarán irrelevantes los datos de audiencia.
Encima estamos de suerte porque
para estigmatizar a nuestros opresores no tenemos que inventar nada. Ni
maketos, ni charnegos, sino……¡godos!
A continuación y al objeto de
guanchizarlos, habría que cambiar los nombres de los pueblos y ciudades, así
como sus respectivos rótulos de carreteras y autopistas. Las islas se
rebautizarán con sus nombres originales. Tamarán, Benahoare, Achinech, Eseró,
Erbania, Gomahara y Titerogakaet. Acto seguido se procederá de igual forma con los
apellidos. Román Rodríguez, en pura lógica, se lo cambiaría, por ejemplo, por
el de Bentor Román Rodrinichech. Si un vasco cambió el de su mujer de Hernández
a Hernandorena para darle caché euskaldún a su esposa, no veo por qué no
podemos hacer nosotros lo mismo……..
En fin, resulta detestable
comprobar como los políticos no se paran en barras a la hora de elegir formas
para obtener votos, aunque eso implique promover la división en el seno de la sociedad a la que
representan. Román Rodríguez, a pesar del escaso rédito electoral que va a conseguir
con su abrazo al “sentimiento nacional canario”, a pesar del poco predicamento
del independentismo entre la población de las islas, no ha dudado en agitar una
bandera –nunca mejor dicho- con la que siembra una semilla de la que sólo
crecerá discordia, enfrentamiento, hostilidad y enemistad entre los canarios y
aún así, lo ha hecho.
Por supuesto, la división que
sufre la sociedad catalana por culpa de un nacionalismo aplicado durante
quinquenios, resulta irrelevante para este diputado regional a la hora de
tirarse al monte.
Se nota a las claras que al
nacionalismo, el interés del ciudadano le trae al pairo y es probable que
también con los demás partidos del arco parlamentario pueda ocurrir lo mismo,
pero resulta que son los nacionalistas los únicos que para conseguir sus
objetivos están dispuestos a exacerbar a la población, a dividirla y a
enfrentarla.
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