Anoche estaba viendo en la tele un reality
show yanqui de esos de cocineros, en la onda del que presenta Chicote en
nuestro país y que consiste en que un afamado Chef examina un restaurante,
tanto desde el punto de vista de su funcionamiento, como de su oferta
gastronómica y calidad del servicio prestado. El local elegido siempre presenta
graves problemas operativos que oscilan entre la horripilante calidad de la
comida servida, la penosa imagen que transmite el local al cliente, la suciedad
extrema que preside la cocina o el odio que se profesan los trabajadores entre
ellos, por citar algunos. La forma en que conducen su crítica estos Chef es siempre despiadada, cruel,
feroz,…sanguinaria, pero sobreactuada. Vamos, toda la horterada habitual que un reality show necesita ofrecer para que los índices de
audiencia aseguren la continuidad del programa y que, en este caso, terminan con un local
totalmente reformado donde antes había un antro, una carta exquisita bendecida
por “uno de los grandes” y una nueva cartera de clientes haciendo
cola en la puerta del local.
En la versión yanqui, el papel de nuestro Chicote lo protagoniza un tal
Gordon Ramsay, según
Wikipedia, un hijo de la Gran……Bretaña galardonado con 16 estrellas
Michelín a lo largo de su carrera. Aquí, una foto suya.
Nunca me paro a ver estos programas pero es que el episodio de ayer me
impidió cambiar de canal. Era un "Grill Italiano" el sometido a escrutinio.
El dueño del local era un impresentable. La sopa del día se había
preparado anteayer y desde entonces venía sirviéndose como si fuera hecha diariamente. La lasaña que se ofrecía
como “fresca”, es decir, elaborada ad hoc,
no sólo era congelada, sino que la sacaba del envoltorio y la preparaba en el microondas. Cobraba 30 $ por
un plato de pescado con no se qué de cangrejo fresco, que resultó no ser
cangrejo, ni fresco, sino un sucedáneo. Cuando el cliente pedía le hicieran un
poco más el filete por encontrarlo crudo, en lugar de devolver el trozo de
carne a la parrilla, ordenaba al cocinero que lo metiese en el microondas con
el mismo fin. La carta entera, pollo relleno, ternera en salsa, pescados en salsa, todo estaba preparado y congelado desde hacía semanas. Lo sacaba de la nevera, lo colocaba en el microondas y lo servía al cliente.…….
Total, que al final del programa, llega el feliz desenlace. Eliminados los males detectados, con local reformado, con pocos, pero selectos menús renovados
bajo las estrictas recomendaciones del Chef Ramsay, éste, orgulloso, enseñó a la cámara su plato estrella, mientras el realizador fundía la imagen con la de numerosas personas en la calle, que conocedores del prestigio del cocinero inglés, se precipitaban hacia la puerta del local muriéndose por poder paladear los nuevos y
suculentos manjares.
Juro que cuando vi aquello, - medio langostino insulso coronado con perejil, relleno con algo y presentado en el centro de un plato blanco inmenso, al que cruzaba una raya de salsa amarilla- lo primero que me dije fue ………..”mira
Ramsay, viendo esta mariconada que has preparado…..es que pruebas los callos
que hace mi madre y………..¡se te caen los huevos al suelo!"
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