2 abr 2014

Cosa de Hermanos


En Las Palmas de Gran Canaria funcionan dos conocidas empresas de hostelería, que tienen repartidos varios bares y restaurantes por toda la ciudad. Son empresas de carácter familiar. La vaina va de hermanos. Por un lado tenemos al grupo “Hermanos Rogelio”. Por otro, al grupo “Hermanos García”. Ambos sirven comida casera.

Desde el año 2008 desayunábamos a diario en el local que “Hermanos García” regenta en la calle de León y Castillo, cerca de Obispo Rabadán por tres euros y pico. A menudo, almorzábamos y a veces hasta era el lugar de la “arrancadilla” cuando salíamos algún viernes de comida después del trabajo. El tiempo nos dio confianza con los camareros que ya con vernos entrar sabían nuestra comanda.

Pero ya metidos en la crisis, de repente, un día, el tamaño del sempiterno pincho de tortilla mañanero que nos venían sirviendo regularmente menguó de manera considerable. Tardamos algunos días más en darnos cuenta que los recortes también habían afectado no sólo al diámetro de la taza en la que nos servían el café con leche, sino incluso al de los platos en los que venía la comida. Menos tortilla, menos café, menos leche, pero el mismo precio.

Total que “Hermanos García” nos obligó a buscar nuestro desayuno diario en otro lado. No hemos vuelto más.

Varias semanas pasamos probando distintos bares, pidiendo exactamente lo mismo para comparar precios. Nadie bajaba de los 3’20 euros.

Hasta que encontramos el bar “Valparaíso”, en la calle Eusebio Navarro, 72. No hay nada más barato en relación calidad/cantidad/precio por la zona. Un generoso pincho de tortilla con un buen café con leche, al precio de 2’50 euros.

Aún después del éxito incuestionable de nuestro hallazgo alimentario, no puedo evitar pensar que estamos hablando de 415 pesetas, es decir, que el pincho de tortilla y el café con leche que no llegaba nunca a las 250 pesetas, valía ahora en cualquier lado 3’20 euros………¡¡¡532 pesetas!!!

Encontramos también una panadería, cerca de este último bar, en la que se preparaban bocadillos de tortilla y probamos. Nos lo comíamos allí, de pie en una pequeña barra. El bocata y una botella pequeña de agua con gas, 2’10…..350 pesetas…..¡por poco más de diez duros, estábamos más cómodos sentados en el Valparaíso! Desde hace tiempo este bar nos tiene como habituales clientes.

Y en estas, -no recuerdo porqué tuve que desayunar sólo- me dio por entrar en el local que “Hermanos Rogelio” posee en la calle Lugo, “El Buen Comer”. Tengo que reconocer que se come bastante bien. El escalope con papas fritas es el plato preferido de mi hija con la que voy de vez en cuando, siempre a entera satisfacción. Sirven un pedazo de carne considerable, que además viene acompañado de guarnición y está bien de precio.

Me senté en la barra y pedí…..¡pues un pincho de tortilla y un café con leche! Cuando me lo trajeron y vi aquello –tuve que conectar el marcapasos portátil que llevo siempre encima para casos como estos- no pude evitar preguntarle al camarero con incredulidad sobresaliente “¿cuánto me va a cobrar por este pincho, que parece más un “pinchito”? “Creo que sale dos euros”. Pensé que el café me costaría 1’20 euro y 2 de la tortilla, pues los tres y pico habituales.

El pincho era bastante menos de la mitad de lo que nos sirven en Valparaiso.

El trocito de tortilla – sin duda recién destetado- aparecía solo, desvaído, triste, como mal alimentado. Juraría que pasaba frío. Ni siquiera podía mantener firme la consitencia triangular con la que lo habían traído al mundo. Y allí, asustado y perdido en el centro de la inmensidad descomunal de un plato pequeño, creía firmemente que había sido abandonado por sus padres, en un lugar gigantesco que, sin duda para él, sólo podía ser el desierto del Gobi.

En fin, jamás había visto un pincho de tortilla tan mísero y tan rácano y debe ser cosa de “hermanos”, porque la taza de café con leche era igual de roñosa y tacaña. A medida que me iba comiendo aquello me fui poniendo de mala leche y los tres euros “habituales” dejaron de serlo tan pronto como aquel abuso empezó a atragantárseme  .

Acabé, me dirigí a la caja a pagar y antes de que la cajera me dijera ni mú, le espeté un “déjeme la factura por favor” que no le hizo ninguna gracia.

Pincho 2.50; café con leche 1; igic 0.25; total 3’75………….¡¡¡¡¡ 623.94 pesetas!!!!!

He cogido la factura, la he pegado en un folio DIN-A4 y la he colocado con cinta adhesiva en la puerta de mi despacho para que cada vez que salga a desayunar jamás olvide a “Hermanos Rogelio” y a la detestable y asquerosa miseria con que sirve sus tapas. No volveré nunca más. Ni siquiera para el escalope con papa fritas que tanto le mola a mi hija

No sé si ocurrirá lo mismo en otras partes de España, pero desde luego lo que es por aquí, la moneda de 20 duros se ha hecho equivaler a la de un euro.

¡Lamentable!






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