Nunca había tenido que gestionar tantas fotos como con los
Costaleros. Disparé casi mil entre los tres domingos. Nada de lo que he hecho
hasta ahora con la cámara se acerca ni de lejos a ese número. El día de la
procesión tire 190.
Total, que entre una cosa y otra, después de acabar el
primer vídeo me dije que por qué no hacer dos más. Tenía fotos a tutiplén así
que decidí preparar uno por trono.
La selección de fotos resultó relativamente sencilla, en
cambio, la búsqueda de la banda sonora fue bastante más complicada. Me llevó
varias tardes. Las probé con música de Bach, de Mozart, de Strauss, de los
Beatles, de los Rolling, de Diana Krall, de Sinatra, de Zappa, de Count Basie,
de Óscar Peterson………pero nada de lo elegido daba juego a las imágenes, ni me
convencía. Lo intenté con Silvio, con Yes, con Pasodobles, con Gardel, con
marchas militares, con Reinhardt, Miles Davis, Tete Montoliú…….todo sin éxito.
Ya casi perdida la esperanza, insistí con más música procesional y……¡tampoco!;
tenía la sensación de estar viendo el primero de los videos.
Una de esas tardes, mientras buscaba algo en la red, el
ordenador, que llevaba reproduciendo música en modo aleatorio desde que me
había sentado, seleccionó “Heaven on their Minds” y entonces caí en la
cuenta……¡¡¡¡cómo me olvidé de Jesucristo Superstar!!!
Jesucristo Superstar es una ópera rock con música de Andrew
Lloyd Weber y letras de Tim Rice, que recrea precisamente la última semana de
la vida de Jesucristo.
Hay varias versiones de esta ópera y ocurre que como se
trata de gustos, cada cual tiene el suyo y todos son respetables. Conozco a
algunas personas que les encanta la versión española porque fue la primera de
la que se quedaron enganchados y que cuando escuchan una distinta la rechazan y
a otras que les ocurre justo lo contrario.
Para mi la insuperable es la inglesa de 1970 interpretada
por Ian Gillan en el papel de Jesús y por Murray Head en el de Judas Iscariote.
El disco me atrapó hace treinta años cuando escuché por primera vez el riff de
guitarra saturada con el que arranca el primer tema y no me ha soltado desde
entonces.
No tardé mucho en encontrar dos temas del disco que se ajustaban
al metraje requerido y en considerarlos perfectos para las imágenes de una
procesión de Semana Santa, que, en definitiva, exactamente igual que la ópera
rock, relata las vicisitudes de Jesús en los últimos días de su vida.
El primero, “Overture”, es un tema instrumental que elegí
para el trono de la Virgen porque musicalmente me parece separa de manera clara
–como en una novela- introducción, nudo y desenlace. La introducción, con el
pausado riff de guitarra que inicia la pieza, unido a la agilidad de los exquisitos arreglos de vientos y cuerdas, se prestaban perfectamente al trasiego de
los costaleros a su llegada a la plaza y al ajetreo derivado de la preparación
de los tronos para sacarlos de la parroquia; el nudo, con la afilada guitarra
del estribillo que domina la parte central de la canción y que mantiene in
crescendo la tensión argumental de lo que se cuenta, casaba con la salida de la
parroquia y el discurrir por las calles de Vegueta tirando de los pasos, para rematar el desenlace con el
levantamiento del trono que con una orquestación grandiosa, resuelve definitivamente la tensión narrativa
acumulada. Los barridos más rápidos de los planos colaboran en transmitir esa
idea de ajetreo febril. Del Domingo de Ramos sólo hay una foto
El segundo, “Gethsemane (I Only Want to Say)”………….bueno, el
tema es de una belleza superlativa; sin duda, de los que más me gustan de este
disco. La voz cálida, íntima, dulce de Gillan, -nada menos que ex vocalista de
Deep Purple-, con la que arranca el tema, pidiendo ser escuchado, haciendo
balance de los tres años que lleva predicando y que le han parecido treinta, reconociendo el
éxito inapelable de la misión encomendada, se va volviendo potente y
desgarradoramente apasionada a medida que el miedo y la duda van apoderándose
de un Jesús/hombre que se sabe ya obligado por la voluntad de su Padre. “Quiero saber Señor, ¿por qué he de morir?” o
"dime que hay una razón para que
quieras que muera", repite varias
veces. Aún así el Jesús/Hijo acepta su destino. Y sus propios costaleros, que
también conocen el trágico final que el Padre ha previsto, no dudan en ayudarlo
a cumplir con el sacrificio impuesto. Me pareció que este tema tenía una
profundidad del que carecía el anterior. Es decir, “Overture” se prestaba a la
perfección para narrar una secuencia de hechos con principio y fin que
discurrían a relativa velocidad, mientras que “Gethsemaní” conectaba más con el
espíritu de abatimiento intrínseco y propio del que sufre abrumado conociendo
su muerte próxima e irremisible y con el dolor y pena de aquellos que a pesar
de venerar con pasión infinita al condenado, lo conducen por lealtad al cadalso.
Estos
dos nuevos montajes se los enseñé a seis personas antes de subirlos a mi cuenta
de Youtube. Tres mujeres y tres hombres. A cuatro de ellos les pareció que la música no pegaba en absoluto
con las imágenes y mucho menos el idioma. El quinto fue más diplomático. Le
gustó una, pero no la otra. Llegué a creer que el hecho de que me siga
derritiendo cada vez que escucho este disco me restaba objetividad a la hora de
su elección para un reportaje de Semana Santa. Pensé incluso en eliminarlos. El
sexto me envió este correo: “me encanta
la música elegida, temazo, para mi es de las mejores elecciones que se pueden
hacer para el tema de Semana Santa”. Esta única opinión tumbó a las demás de
forma fulminante, despejó todas mis dudas y ahí están los dos vídeos.
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