Tengo
que reconocer que hasta la aparición pública de Rajoy el miércoles pasado, la
astracanada de Arturo Más unida al impúdico y arrogante exhibicionismo con que
se ha conducido desde el domingo, me habían causado una sensación de desazón,
de contrariedad, de cierto disgusto o como mejor decía Cayetana Álvarez de
Toledo, “un sentimiento de desamparo ante el silencio del Gobierno”. No quise
ver ni una sola imagen de Arturo Más, ni saber nada de cómo se desarrolló todo,
pero ha sido casi imposible. La desorbitada cobertura mediática que le han
prestado los medios a esta farsa me ha parecido repulsiva.
Rajoy
mostró el pasado miércoles la firmeza que muchos esperábamos ya desde el mismo
domingo de autos, negando cualquier pretensión secesionista y dejando de paso
en el tejado del que lo desee, la posibilidad de formular propuestas y
presentarlas al Parlamento para su debate y estudio.
¿Y para decir esto necesitó tres días? Es una pregunta que se hacen numerosos periodistas.
Objetivamente
mirado, es claro que el resultado de este simulacro ha sido un desastre. Casi
el 70% de los catalanes se ha quedado en casa, lo que significa el rechazo de
la mayoría a la independencia. Aún así Arturo Mas todavía tiene la
desvergonzada pretensión de exigir un referéndum secesionista, lo cual acredita
la estulticia de este “molt honorable”. ¡Qué esperpento! Encima como consulta
en sí misma, ha sido una chapuza: mesas sin secretarios ni interventores, sin
censo oficial para identificar a los electores, con recuentos realizados “de
aquella manera” por voluntarios y con ciudadanos votando varias veces en mesas
distintas, todo, en definitiva, bajo una ausencia completa de legalidad. La prensa internacional tampoco le ha dedicado mayor importancia.
Si
lo consideramos desde el punto de vista subjetivo entramos en un terreno más
movedizo porque cada cual tiene su opinión respecto de lo que habría que haber
hecho. Cada uno pondera las consecuencias que podrían derivarse de ese concreto
proceder de forma diferente y también es distinta la percepción del alcance de
los perjuicios generados por no haber actuado de esta forma o de aquella otra,
pero aún así, partiendo de lo que es objetivo, admito que a pesar de que me
pudo el desamparo del que hablaba Cayetana Álvarez, Rajoy me convenció. Creo
que la actitud mantenida por el Gobierno hasta ayer miércoles ha sido efectiva.
Como decía el propio Presidente, “hemos defendido la legalidad con
proporcionalidad” y como señalaba acertadamente Salvador Sostres en su artículo
del pasado día 12, “Rajoy saliendo a
retirar urnas habría dado a la consulta la legitimidad que no tuvo.” No
quiero pensar qué habría ocurrido con un incidente entre la Guardia Civil y los
Mossos o con un herido por haberse resistido a que se retirasen las urnas, no
digo ya con un muerto.
Y
en el fondo, Rajoy ha afrontado el 9-N catalán con la misma actitud de la que
viene haciendo gala desde que llegó a La Moncloa, esto es, manteniéndose ajeno
a las presiones, las del propio PP incluido, cuando el interés superior de
España exige aplicarse de forma férrea a la consecución del objetivo
previamente señalado y en estos casos, el Presidente no se ha apartado ni un
ápice de la ruta predeterminada.
Se
mantuvo firme en la reforma laboral a pesar de la huelga general convocada por
los sindicatos. No dudó en subir los impuestos, a pesar de haber prometido que
los bajaría. Ni se inmutó cuando Aznar –su mentor- le atribuyó “la languidez de
la resignación” de la política española o le exigió “cumplir el programa con el
que fue elegido”. Reculó con la Ley del aborto haciendo abstracción del coste
electoral que le supondría y de Alberto Ruíz Gallardón. No le ha temblado el
pulso para adoptar medidas dolorosas cuando eran obligadas y necesarias; ha
afrontado mareas blancas y mareas verdes y gracias a todo ello, nos ha evitado
un rescate más que cantado, ha ido enderezando con éxito la situación
económica, estamos creciendo más que nadie en Europa. Bruselas afirma que es
España la única que ha dado pasos en la dirección correcta. Ha logrado que
vuelvan a confiar en nosotros como país y ahí está la prima de riesgo en 130
puntos, muy lejos de los 660 en donde la dejó ZP.
Pero
ya digo, leo los periódicos y salvo Chani Pérez Henares y algún otro, Rajoy o
no tiene sangre, o su inacción el 9-N fue lamentable, o se esconde y no da
la cara........o está amortizado y hay que sustituirlo... Antonio Martín
Beaoumont escribía hace unos meses con motivo de la renuncia de Gallardón que “el PP, a día de hoy, a pesar de gobernar por
toda España, es una formación arrinconada con gente que comienza a saltar del
barco.” ¡Increíble! ¿en qué país vivirá este pibe?
Me
parece que la prensa española de uno y otro signo ha perdido el norte por
igual.
La
cobertura mediática del Ébola de hace meses ya apuntaba hacia esta exageración
deliberada en la presentación de las noticias. Nadie sabía nada de esta
enfermedad, ni cómo ni con qué tratarla, pero leías la prensa y, de pronto,
había expertos por todos lados. Se acusaba al Gobierno de negligencia, de
imprudencias que ponían en riesgo al país, de que si los protocolos esto y lo
de más allá, que si los equipos de protección no eran eficaces y todo “por
culpa de los recortes sanitarios del PP”. Y luego reportajes, artículos,
“hashtag” y “twits" sobre la
“historia nunca contada” del perro “Excalibur” y de los valientes que se
enfrentaron a la Policía Nacional en un intento infructuoso de evitar el
sacrificio del can. Con Teresa Romero, felizmente recuperada, y su marido
preparado para contarnos en televisión las gravísimas ofensas que ha sufrido
tanto su mujer como él mismo por culpa del Gobierno y que sus abogados evalúan en 300 mil euros y las
unidades móviles desplazadas al pueblo de Teresa para preguntarle a su madre “¿qué comida le preparará a su hija cuando
vuelva a casa?”…….En fin......
Los
últimos casos de corrupción, magnificados ad nauseam, -en mi opinión, por puro
mercantilismo-, han ocupado cientos de páginas en los diarios y horas y horas
en los espacios de radio y televisión, transmitiendo la impresión de que
vivimos hundidos en un completo lodazal de corrupción que lo inunda todo. De
las famosas tarjetas Black he llegado a leer hasta que varios medios de
comunicación buscaban a “empleadas de
locales de alterne que identifiquen servicios a titulares de tarjetas opacas de
Caja Madrid” para ¡¡llevarlas a un plató!! ¡Qué vergonzoso! y la verdad,
ya sabemos que los medios de comunicación están con el agua justo debajo de la nariz, pero en muchos
casos empiezan a rayar en un peligroso amarillismo revestido
de una grave irresponsabilidad social.
En
lugar de informar lo que se pretende es exacerbar las pasiones más
bajas, porque en el fondo, de los 125 mil puestos políticos que hay en España,
según un diario digital http://www.eldiario.es/agendapublica/nueva-politica/politicos-Espana-importa-saberlo_0_230277794.html son sólo dos o tres mil los prebostes detenidos o
imputados, algo más del 3% y teniendo en cuenta que la corrupción es algo
inherente al ser humano –cuántas veces hemos escuchado lo de “la factura la
quiere, con Igic o sin Igic” o cuántas veces hemos bajado ilegalmente películas
o música de la red- no me parece proporcional el desmesurado despliegue
informativo que están exhibiendo los medios con el nivel real de corrupción que
existe en nuestro país. Más aún cuando gracias a la labor de la Policía y a la
de la Guardia Civil se está empapelando a todos estos presuntos delincuentes. Como afirma Joaquín Leguina hoy en el ABC, "cada vez que los políticos dejemos un cargo, ¿por qué no nos fusilan al amanecer y se ahorran así también la pensión?
Pero
vale, llevo los argumentos al reduccionismo más completo, es decir, acepto que
todo está muy mal, que Rajoy está amortizado, que es incapaz de agarrar el toro
por los cuernos, que todo lo que ha hecho desde 2011 es francamente mejorable y
que cualquier otro podía haberlo hecho mejor, que la reforma laboral ha sido
un desastre, que la valla de
Melilla hay que quitarla, que la corrupción es generalizada, que si crecemos más que nadie es porque toda Europa
está ahogada y que cuando Bruselas alaba las medidas que ha adoptado es porque
miente. Que Ana Mato debía haber dimitido. Que Esperanza Aguirre también, Que con el petróleo en Canarias sólo se quiere beneficiar a Repsol y que las compañías eléctricas tienen en nómina a todo el Gobierno. De acuerdo.
Y
como estos razonamientos los he llevado al extremo, también llevo al
extremo mi opinión al respecto: me da igual todo lo mal que pueda haberlo hecho
Rajoy. Me parece irrelevante la corrupción, secundario que no baje el paro, sin
interés que la privatización de los hospitales pueda o no estar siendo
efectiva, soslayable la retirada de la ley del aborto, que haya desahucios, que hayan eliminado a Excalibur o que tengamos tropas en Irak, otra vez……. porque viendo las
alternativas al gallego no puedo por menos sino reconocer que sigue siendo la
mejor opción que tenemos los españoles hoy día. Partiendo de la premisa (de la
que discrepo abiertamente) de que todo está muy mal, Rajoy es lo menos malo con
diferencia.
Quiero
decir, los recambios al PP son, en mi opinión, tan aterradores en el caso de
Pedro Sánchez, tan peligrosamente temerarios y abiertamente suicidas, en el de
Podemos que todo lo mal que me comentan y que leo que lo hace Rajoy, me resulta
desdeñable, insignificante, asumible, aceptable.
Pedro
Sánchez está atrapado por unas siglas que chocan frontalmente con la economía
capitalista de mercado. Las mismas siglas que atrapan al Primer ministro de
Francia y de las que quiere hacer desaparecer la “S” de socialistas. No se
entiende el “giro a la izquierda” que pretende vender el PSOE en una
economía capitalista y encima la unidad de España parece resultarle una
cuestión menor, porque lo importante “es dialogar con todos” Ya él habría
llamado a Mas a tal efecto ha dicho Pedro
La
izquierda no es el PSOE, es Podemos. Todas la propuestas que publicitan en su
web son marxistas/leninistas, y por tanto, incompatibles con el
capitalismo. Desde la nacionalización de Mercadona e Hiperdino, hasta la imposición de
un tope salarial a los jugadores de fútbol. Desde el establecimiento de una
renta básica universal para fomentar el clientelismo aunque suponga
desincentivar la búsqueda de empleo, hasta una auditoría para ver qué deuda se
paga y cuál se deja de pagar.
El
pasado viernes el diario El Mundo señalaba que JP Morgan, el primer banco
estadounidense por activos “baraja dos posibles escenarios
electorales para España: o una gran coalición entre PP y PSOE,
o una unión entre el centro-izquierda y la izquierda, lo que incluiría al
partido que lidera Pablo Iglesias». De
materializarse este escenario, -continúa
el diario- «la preocupación sobre la
economía aumentaría especialmente ante el programa radical de Podemos» y ante
«las expectativas de que la incertidumbre
política crezca a nivel tanto regional como central en España. JP Morgan desaconseja
el bono español por Cataluña y Podemos» http://www.elmundo.es/economia/2014/11/07/545bf1f2268e3e634d8b4586.html
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