Los sábados los vengo dedicando
desde hace años a realizar tareas de peón agrícola con mi padre en la casa de
Valsequillo. Un “no parar” desde las ocho de la mañana hasta la tres de la
tarde que, más o menos, llego de vuelta a mi casa bastante cansado, por lo que
un concierto el sábado a las ocho de la noche………siempre me resulta una
perspectiva poco deseable.
A lo largo de la semana pasada
había hablado con mi “Special Musical Advisor” y bajo su recomendación
acordamos asistir a algunos conciertos del festival “Jazz Otoño 2015” que se
celebra en mi ciudad hasta el tres de diciembre.
El primero fue el ofrecido el
pasado sábado 7 de noviembre por Richard Bona en el Teatro Cuyás a las 20:30
horas.
Ya habíamos tenido ocasión de ver
a este bajista camerunés la última vez que visitó nuestra isla, allá por el
2006 y tenía buenos recuerdos de aquella actuación.
Nuestras butacas estaban en el
segundo anfiteatro y la mía en concreto en la segunda fila. Ellos en la
primera. Fui el último en conseguir la entrada y no pudieron ser correlativas.
Con diez minutos de retraso sobre
el horario previsto, apareció Richard Bona sobre el escenario. Le acompañaban
el italiano Cirro Manna a la guitarra, el cubano Ludwig Afonso a la batería y
los norteamericanos Isamu McGregor y Tatum Greenblat a los teclados y a la
trompeta respectivamente.
Richard Bona es un bajista
excepcional que ofrece un directo soberbio y altamente recomendable. Con un fraseo exquisito y delicado, contundente y vigoroso
según la exigencia de la pieza ejecutada, fue encadenado un tema tras otro ante
un público rendido casi desde el inició del concierto.
El camerunés por otro lado, es un
tipo tan simpático que no tardó mucho en ganarse al respetable. Puso a cantar a
parte del público haciéndolo partícipe del espectáculo, contó que había
apostado 500 euros con alguien del equipo a que cantaría un tema en español y
lo hizo. De golpe sólo él, su bajo y con la colaboración de la audiencia –Bona
no se sabía casi la letra- interpretaron una magnífica versión del “Quizás,
quizás, quizás” que popularizó Nat King Cole en nuestro país y juro que con el
inglés clarito que hablaba, nos sacó más de una carcajada con sus comentarios
entre canción y canción.
El resto de la banda rayó también
a muy buena altura. La compenetración entre ellos me pareció perfecta.
Quizás fue Tatum Greenblat el más
que me gustó. Aparte de Bona, fue el que más veces atrajo mi atención. Su
trompeta sonaba cálida, envolvente, completa. Ejecutó riffs que se fundían a la
perfección con el bajo y que redondeaban el sonido con el que la banda inundaba
el local. Cuando ambos interpretaron lo que el camerunés calificó de balada -a
mi me recordó mucho más a un bolero-, ofrecieron para mi los momentos más
sublimes del concierto.
Con la salvedad de esta balada
deliciosa, rebosante de buen gusto en la que Bona, con sus silencios medidos,
con el sonido limpio de una ejecución lenta, sutil y precisa, arropada con unas
digitaciones que sonaban cristalinas y diáfanas, casi tangibles, la de algún
otro tema más que se me escapa y de otro de Jaco Pastorious que me encantó, el
resto del repertorio desparramaba un profundo y elegantemente cuidado regusto
étnico, marcado en mi opinión por el timbre peculiar de la voz de Richard Bona cuando canta
en su idioma natal, un timbre sin embargo que me resultaba totalmente diferente
cuando lo hacía en inglés, un cambio radical de registro que mi oído era
capaz de distinguir con claridad meridiana. Su versatilidad vocal es
sobresaliente, pero reconozco que me gusta más Bona cuando canta en el idioma
de los Pink Floyd.
El camerunés hizo una demostración
portentosa de técnica a lo largo de todo el espectáculo, pero se marcó un dúo
con el batería que me removió en el sillón. ¡Algo impresionante!
Había discurrido ya más de la
mitad del concierto cuando empecé a notar un deseo desmedido en parte del
público por transmitir a Bona y a los suyos una especie de “adhesión inquebrantable”. La irrupción gratuita de aplausos en medio de los temas o antes de su finalización comenzaron a sucederse. Una
de estas interrupciones fue…………me explico,......cuando la tensión argumental de una
de las piezas estaba a punto de resolverse y la banda ejecuta un silencio que
anticipa la entrada de ese último acorde, el que libera aquella tensión acumulada y pone
punto final al tema, surgen unos aplausos inadmisibles que ocupan aquel
silencio ¡¡arruinándolo todo!! “¡Señoría, juro que no se cómo pero en aquel momento había un arma en mis manos!”
Desde mi butaca se veía
razonablemente bien el escenario a pesar de la distancia y el sonido se
escuchaba mejor, pero en la primera fila justo delante de mi, -recuerdo este episodio con renovado cariño- se sentaron dos
pibas de no más de veinte años que pasaron parte del concierto juntando sus
cabecitas para cuchichear, invitándome
pronto a conectar mi marcapasos portátil y a recurrir, como el doctor Sheldon Cooper, a la conocida técnica del
“Kolinaar”, -ritual Vulcano por el que se eliminan las emociones-, para evitar
que me diera un infarto, así que cuando sonaba creo, el último tema………..la
gente ya levantada de sus asientos…..…..las dos pibas………también……..me
vi rodeado de pronto por gente no sentada…..…total, que entre el cansancio de la
mañana agrícola y el frenesí incontenible del público, me levanté y me fui
sin esperar por los bises.
Por cierto, también como en 2006,
Bona se quedó sólo en el escenario para construir una canción de la nada utilizando únicamente su voz y un pedal de bucles multipista. Recuerdo que en aquella ocasión, tras pedirlo varias veces de forma elegante,
lo vi reclamando silencio al público porque el personal, sin esperar al resultado final, empezaba a aplaudir
con cada nuevo bucle que iba añadiendo a la canción………….
Jajaja, me has hecho pasar un buen rato. Aquí te pongo el verdadero título de esta entrada en tu blog:
ResponderEliminar“¡Señoría, juro que no se cómo pero en aquel momento había un arma en mis manos!”
A las dos pibitas si la vi y me fije en ellas, por eso no te vi y por otra parte el concierto no fue el primero del festival de otoño, el primero fue el de Fourplay que fue en el Auditorio . Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Luis. Sí, el primero fue en el Auditorio, pero yo me refería a que era el primero de los que habíamos elegido. Este jueves los Yellowjackets
ResponderEliminarAcabo de recordar que Richard Bona también ha hecho importantes colaboraciones con mucha gengte comlo bobby mcferrin o con Pat Pat Metheny. De este último tengo un cd donde Bona hace las voces pero luego toca la percusión y no el bajo. Y otro bajista y cantante que actuó una vez en el Felo Monzon que a mi me recuerda a Bona es Corey Harris y tengo de hecho dos cds de él.
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