10 may 2016

Un artículo de Borrell




El otro día, navegando por la prensa digital me encontré con un artículo escrito por Josep Borrell y a pesar de que me gustaba lo que iba leyendo de pronto me atraganté. Con el siguiente párrafo se me quitaron las ganas de seguir. Ahí va


"Cuando digo que algunas soluciones ahora eran imposibles me refiero a la gran coalición a la alemana, con Rajoy. Después de haberle dicho delante de millones de personas que no era una persona decente digna de gobernar, Sánchez no podía a continuación hacerle Presidente del gobierno por activa o por pasiva. O incluso compartir el banco azul. Y Rajoy, atrincherado en su exasperante cantinela de que el PP había ganado las elecciones, confundiendo el mayor número de escaños con tener los apoyos suficientes, no ofrecía al PSOE ninguna opción aceptable. Con Rajoy completamente aislado, Sánchez ha intentado lo que tenía que hacer, un acuerdo de mínimos con los demás, a su derecha y a su izquierda."

Analizo el párrafo de Borrell y rezuma un sectarismo inaceptable. Esta gente se inventa una mentira creando una realidad alternativa, se meten dentro de ella y con eso les basta. Es como sigue, Sánchez afirma que Rajoy, el representante que más respaldos ha obtenido del pueblo español en las últimas elecciones generales, es indigno y el hecho de que este insulto lo haya expresado delante de millones de personas, habilita al socialista para que ni siquiera tenga por qué sentarse con Rajoy. Su negativa a pactar con el PP está así más que justificada según Borrell. Este argumento pueril basta para excluirlo de una negociación de Gobierno y además el único responsable de que Sánchez haya “intentado lo que tenía que hacer” es Rajoy. Los insultos previos a líder del PP y, por tanto, a sus votantes dan igual, no cuentan. ¡Qué extraña manera de entender la democracia la de estos socialistas!

La realidad sin embargo es otra. Rajoy ofreció a Sánchez un pacto extensible a todas las instituciones del país en las que ambos fueran mayoría, pero está completamente aislado no por su intransigencia o porque no haya estado abierto a llegar a acuerdos, sino porque Pedro Sánchez se ha encargado de ello al estigmatizarlo como una persona indecente, como un ser despreciable, abyecto, vil, que son algunos de los sinónimos que he encontrado para la palabra “indigno”.

Pedro Sánchez ha insultado gravemente a Mariano Rajoy dinamitando de forma alevosa y premeditada cualquier posibilidad futura de acuerdo entre los dos partidos que re-pre-sen-tan-a-la-ma-yo-ría. El efecto generado por ese buscado y planeado ultraje es el motivo de que la gran coalición a la alemana no haya funcionado. Aquí no ha existido atrincheramiento de ningún tipo, sino la actitud intolerante de una izquierda incapaz de aceptar la voluntad mayoritaria del pueblo expresada en las urnas y su intención miserable al tachar a la mitad de sus compatriotas de apestados e indeseables sólo porque piensan distinto. Si en 2011 los españoles decidieron que a España la dirigiera Rajoy con las manos libres, en 2015, eligieron que siguiera Rajoy pero con el contrapeso de Sánchez. Esto es lo que no admite el socialismo español.
 
Dice Borrell que Rajoy ha confundido “el mayor número de escaños con tener los apoyos suficientes”……pero ¡por favor! ¡qué es lo que otorga el mayor número de escaños, sino la constatación de haber obtenido el mayor apoyo de la ciudadanía! La democracia consiste en llegar a acuerdos, en primer lugar, con el que tiene más respaldo y si no se puede, estudiar otras alternativas, pero no rechazar de entrada, de antemano, al que ha ganado las elecciones.

Bastaba con que Pedro Sánchez hubiese hecho el paripé, con que hubiese aceptado sentarse a hablar con Mariano Rajoy y que tras ese correcto café de cara a la galería, hubiese dicho: “lo hemos intentado pero no ha sido posible llegar a ningún acuerdo con el PP, por lo que estamos abiertos a otras posibilidades”, pero no, eso habría sido normalidad democrática y el plan -"nos conviene que haya tensión" decía ZP a Gabilondo en la SER- consistía en transmitir públicamente que el PP es, no un representante político de los españoles, sino un enemigo que produce repudio, asco, repulsión, indignidad, “usted no es decente”. Sánchez ha sembrado la semilla de la discordia entre los españoles. En realidad, ése ha sido su único argumento de gobierno que sepamos. Hay siete millones y pico de españoles cuya voluntad legítima expresada en las urnas a Pedro Sánchez no le merecen mas que desprecio y animadversión.

Volvemos a lo mismo que antes del 20D. En estas nuevas elecciones lo que nos jugamos es si queremos que la completa y acreditada falta de idoneidad de Rivera, de Sánchez y de Iglesias para desempeñar tareas de gobierno pueda ponerse al frente de los destinos de España, más aún tras comprobar cómo se han conducido Pedro, Pablo y Albert en estos cuatro meses, ofreciendo un espectáculo infantil y lamentable que ha llevado a muchos españoles a sentir vergüenza ajena viendo a Pedro Sánchez mendigando la presidencia del Gobierno de España ante Tsipras, a sufrir bochorno con las escenas ordinarias y de baja estofa desplegada por Iglesias y los suyos en el Congreso de los Diputados,
desalentadora decepción al comprobar que Rivera ha terminado pactando con Podemos y a quedarse con la certeza absoluta que los tres  están dispuestos a vender a sus hijos con tal de tocar poder.
 
Es tanto lo que nos jugamos arriesgándonos a que España pueda caer en manos de este trío, que creo que toda la corrupción del PSOE sumada a la del PP desde 1978 hasta hoy es calderilla al lado de lo significaría un Frente Popular en nuesto país. 
 
Los españoles no pueden cometer la irresponsabilidad de querer castigar a Rajoy existiendo la posibilidad cierta de que España pueda quebrar económicamente por la gestión de unos imperitos de ideas comunistas. Grecia crecía por primera vez en años, se celebraron elecciones, ganó Tsipras y en tres meses tenían un corralito
 
O gana Rajoy con solvencia o España kaputt. Ciudadanos o Vox........quizás más adelante
 

 




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