26 oct 2017

Por La Aldea y Artenara





Hacía tiempo que quería ir con la moto hasta La Aldea de San Nicolás de Tolentino, así que el pasado lunes, aprovechando mis vacaciones, me subí en la moto y tiré para Agaete con la intención de quitarme la espina de aquel pueblo del oeste de Gran Canaria.

Salí del Muelle Deportivo sin darme cuenta que tenía las gafas de ver colgadas del cuello, enfilé los túneles de Julio Luengo y rápidamente ya estaba en dirección Norte. Cuando llegué a Agaete fui a buscarlas para echarle un ojo al móvil pero no estaban, se habían caído durante el trayecto.  Total, que aunque eran gafas de 3 euros del chino, me sentí "impedido" y volví de vuelta a casa, paré en el mismo chino y compré otras.

El martes a las 10 de la mañana salía del Parque de San Telmo -las gafas ya en su estuche- y sin parar seguí desde Agaete hacia La Aldea.

El hecho de ser un día laboral hizo de esta parte del paseo una delicia. No había casi tráfico y las numerosísimas curvas cerradas que jalonan el trayecto se me hicieron muy cómodas conduciendo a 40 y en tercera sin nadie detrás casi hasta que llegué a destino.

El Puerto de Las Nieves desde una curva. Abajo a la derecha se puede ver un palmeral espectacular.


Aquí un detalle.

Tras un fleje de curvas llegué al nuevo túnel. Tiene algo más de tres kilómetros de longitud y al salir aparece una tremenda recta con viaducto incluido que te lleva directamente hasta la arteria principal del pueblo. Dentro del túnel hacía frío.


Y llegué a La Aldea
La limpieza de las calles y plazas junto con la decoración urbana me recordó mucho a Gáldar, a Ingenio y a Arucas. El pueblo transmitía serenidad y una muy agradable sensación de paz.



La verdad es que llegué bastante cansado después del trayecto, -casi hora y media- así que una vez aparcada la moto me senté en la cafetería Monasterio a echarme un pisco. La pulga de tortilla con el cortado me supieron a gloria.

El personal muy correcto y agradable. El que parecía ser el gerente -a la izquierda en la siguiente foto fumando de una shisha- se dirigió a mi y me dijo, "¿eres de algún grupo motero?" "de fotógrafos entonces, ¿no?, porque aquí se celebra ahora mismo un concurso de fotografía que bla, bla ,bla". Ante su insistencia, tuve que decírselo "mira ni una ni otra, vengo de Las Palmas porque hace más de veinte años que no venía a La Aldea por la lejanía y como estoy de vacaciones........". Continuó, "pues te recomiendo un fin de semana por aquí. Deberías reservar una habitación en un hotel y te juro que no te arrepentirás". Lo cierto es que me pareció valía la pena considerar dicha posibilidad.
La cafetería estaba situada en una calle peatonal, justo al lado de la iglesia del pueblo y, por supuesto, entré a fotografiarla para incluirla en mi catálogo parroquial de Gran Canaria.




La fachada de la iglesia de San Nicolás de Tolentino

 Una vista posterior de la parroquia con su pequeño ábside.

Uno de los muros contenía una reseña histórica de la parroquia y me pregunté cómo sería La Aldea en el año 1600
Ya había tirado las fotos que me interesaban y surgió la duda. ¿Seguir hasta Mogán y volver por la autopista desde el Sur o subir hasta Artenara y bajar por Valleseco? Como todavía no tengo mi Yamaha Fazer 1000 con carenado aerodinámico -todo se andará-, pronto entendí que no era buena idea volver por la autopista con la Kawasaki que carece de él y que por este motivo presenta tanta resistencia al aire que el trayecto resulta muy poco agradable. Así que elegí Artenara.

Si desde Agaete a La Aldea las curvas eran muchas..............desde aquí hasta Artenara por la zona de las presas........tendían al infinito. Esta foto la tiré justo a la salida de La Aldea. Había que subir por el barranco casi hasta el pico más alto que se ve al fondo a la izquierda para llegar a Artenara.......30 kilómetros y una hora de ruta...........  


y como esta foto de Google me parece no ilustra convenientemente la intensidad del curverío, he dividido el sector en tramos más clarificadores.



El primer sector sin problemas. Esa casa de ahí parecía de cuento y me la imaginaba en un invierno lluvioso media aislada por corrientes de agua fluyendo por el barranco que se ve a la derecha, cuando recordé que mi amigo Sergio siempre me ha hablado de grandes charcos de agua limpia que se formaban por aquí y en los que venía a bañarse hace años.

Este segundo tramo por la presa del Parralillo ya fue cosa más seria. Subida interminable. En segunda y en primera casi todo el trayecto, parando a menudo para disparar alguna que otra foto. Un ciclista, una pareja en moto y dos coches con turistas fue todo el tráfico que encontré.



Tercera parte. Aunque pueda no parecerlo, esta parte también tuvo "su aquel" 


Y al fin, Artenara. La carretera era de doble sentido pero a duras penas cabían dos coches

Algunas fotos de la zona






Las presas estaban casi vacías

Llegué a la Vega de Acusa y al ver una pequeña iglesia con plaza y bancos para descansar.......,
 

tuve que parar. Aparqué la moto, me quité el casco, los guantes, la mochila de la cámara y la chaqueta y allí estuve diez o quince minutos cogiendo resuello.


Las nalgas estaban "dormidas" de tanto trote y ya resultaba molesto. Además hacía mucho calor. Me había desabrochado completamente la chaqueta desde hacía bastante tiempo. Una foto desde la pequeña plaza.


Y llegué a Artenara. La verdad es que solo pensaba en pillar abierta la iglesia. Sería la tercera en una misma jornada, todo un record, así que fui directamente. Había estado por allí hacía relativamente poco y entre eso, el cansancio acumulado y la perspectiva de tener todavía que llegar a Valleseco, estuve lo justo.

Creo que la iglesia de Artenara es la más bonita de todas las que he visto





















Me volví a subir en la moto y ya no paré hasta estar de vuelta. De allí a Valleseco, luego Teror y finalmente entré en casa a las 3 de la tarde. Una magnífica excursión de cinco horas y 160 kilómetros







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Moto