Mi amigo Óscar me envió un correo electrónico el otro día que bajo el título "Cómo superar la crisis en tres meses", básicamente pedía que el próximo 1 de octubre de 2012 los millones de almas que poblamos este país nos pusiésemos de acuerdo para comprar sólo productos fabricados en España.
Por supuesto que el próximo 1 de octubre me uniré a esta acción coordinada, pero ya yo he empezado a ponerla en práctica.
Ayer mismo, ante la creciente y casi ilimitada voracidad depredadora de mi hija de 12 años, -desde que terminó el curso en Junio hemos notado un incremento sorprendente en su ingesta de comida- y aprovechando que estábamos junto a un centro de Carrefour entramos a comprar desde yogures hasta embutidos. Desde champú a lavavajillas. Desde trozos de queso a cerveza.
Miramos todos y cada uno de los productos que cogimos de las estanterías para comprobar, antes de meterlos en el carrito, que el código de barras empezase por los dígitos 84 que son los que indican que el producto es fabricado en España. Decía el emilio que me envió mi amigacho que "sabiendo que economía global es un flujo de capitales que entran y salen de los
paises, ¿que pasaría si redujeramos un 80 % el flujo de salida de capitales
durante 3 meses?"
Y no es descabellado. El correo señalaba que si lo hiciésemos "la demanda de nuestros
productos se dispararía y se iniciaría un proceso de reactivación espectacular
de nuestra economía, crecería el empleo, recaudaríamos impuestos y podríamos
saldar definitivamente la deuda que nos está hundiendo"
Me temo que va a ser lo habitual en nuestra cesta de la compra a partir de ahora. Hay cinco millones de compatriotas pasándolo mal y si de esta manera se consigue mejorar de alguna forma su situación, van a contar con nosotros mientras podamos.
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