Sin entrar a analizar qué rayos
ha podido pasar por la cabeza de mi vecino de al lado que se fuma cuatro
paquetes de cigarrillos al día, al atreverse a tocar en mi puerta indignado
para exigirme abandone el barrio y me vaya a vivir a otro sitio, porque considera
inadmisible que yo me fume un paquete diario, resulta indudable, como diría
Mariano Rajoy, que mi vecino no tiene autoridad moral para demandar mi cambio
de domicilio. Esto lo entiende perfectamente cualquier persona a partir de los
doce años de edad.
Como digo, no me interesan los
motivos que han impulsado a Rubalcaba a plantear semejante petición, sino cuál
sería el escenario resultante para los intereses del país y por ende, de los
españoles, si prosperase su pretensión.
Vale, Rajoy dimite abrumado por
el peso de las acusaciones de corrupción y convoca elecciones anticipadas.
Es probable que no revalidase la
mayoría absoluta. La disminución de la intención de voto es clara en las
últimas encuestas. ¿Ganaría el PP? Parece que sí, pero necesitaría apoyos para
gobernar el país.
Llegados a este punto de mi
hipótesis, Rajoy abandonaría alegando que hasta aquí hemos llegado, que no
cuenten conmigo para repetir y el PP se vería abocado de golpe a una guerra de
sucesión de resultado más que incierto. A partir de ahí, me parece altamente
improbable un acuerdo de legislatura entre los dos grandes partidos nacionales,
por lo que el PP deberá recurrir a los partidos nacionalistas. Si éstos acceden
al pacto tendremos sobre la mesa, una vez más, la insaciable voracidad
nacionalista con todo lo que ello implica para el conjunto de la economía
nacional, pero ahora, a cambio de rebajar el tono de la amenaza secesionista
como contrapartida. Si por el contrario rechazan apoyar al PP, nos podríamos
encontrar con un pacto como el de “El Tinell” en el que todo vale para aislar a
los representantes legítimos de casi la mitad del cuerpo electoral español,
siendo irrelevante lo diferentes, antagónicas o incompatibles que puedan ser
las respectivas posiciones ideológicas de las partes a la hora de suscribir el
acuerdo. Tampoco conviene descartar que ésta pueda ser la primera opción de
gobierno si la suma de escaños lo permite. El precedente está en el socialista
Touriño.
No creo que existan más muchas
más opciones. En cualquiera de las hipótesis la inestabilidad política y económica
estará garantizada; volveríamos a transmitir al mundo desunión, división y
ruptura, lo cual sin duda, generará desconfianza, sospecha, recelo, cuando no
terror en acreedores e inversores internacionales sobre las posibilidades
reales de España para cumplir los compromisos adquiridos. Simplemente nefasto
para nosotros y sobre todo, para nuestros hijos.
Por otro lado, el PSOE, principal
partido de la oposición, aparece desarbolado, las cuadernas que conforman su
estructura crujen ruidosamente a la vista de la población como consecuencia de
la guerra fraticida y soterrada que mantienen sus propios dirigentes, incapaces
de ofrecer una programa viable que canalice el descontento ciudadano generado
por las políticas de duros ajustes porque, sencillamente, no disponen de
alternativa realista alguna que ofrecer a los españoles. Griñán por un lado,
Rubalcaba por otro, Tomás Gómez, Carmen Chacón, Pere Navarro, Pachi López…..todos
con un discurso distinto, unos pidiendo la cabeza de otros, otros callados
esperándolas venir, todos queriendo liderar el partido para imponer sus “diferentes
aproximaciones” sobre los mismos puntos de vista. Es evidente que a día de hoy
no constituye una opción de gobierno factible para defender los intereses del
país. Negarlo sería de necios. Además, entre 2008 y 2011, tuvo su oportunidad y
demostró no tener los arrestos suficientes para aguantar la presión social y legislar
las medidas de dolorosa austeridad que ha tenido que adoptar el PP cuatro años después.
¿Dónde estaríamos hoy si lo hecho por Rajoy en un año se hubiese realizado a lo
largo de la última legislatura socialista?
A la izquierda del PSOE, ¿qué
tenemos? Pues los antisistemas de Cayo Lara y Gaspar Llamazares. Unos señores
que elegidos por el pueblo para que lo represente allí donde reside la
Soberanía Nacional, no han dudado un segundo en apoyar pública y personalmente
a aquellos que pretendían subvertir esa misma Soberanía Nacional intentando
tomar su sede por la fuerza, sólo pueden ser calificados como antisistemas. La
posibilidad de un gobierno dirigido por un grupo como este al que pertenece el
alcalde Sánchez Gordillo y “la calle”, es aterradora.
Al final sólo queda el PP. A
España y a los españoles nos conviene que continúe Rajoy por egoísmo nacional. Objetivamente
no hay ahora mismo un recambio mejor. El resto de la oferta es o políticamente
débil en el caso del PSOE o descabellada y loquinaria en el de IU. Rajoy en
cambio dispone de mayoría absoluta para hacer y deshacer sin necesidad de
contar con el apoyo de ningún otro grupo. Se está manejando con mesura,
lidiando las acusaciones de corrupción con firmeza pero sin aspaviento,
poniendo cimientos sólidos para la recuperación y transmitiendo al mundo una
imagen de rigor y seriedad muy alejada de la mostrada por el gobierno anterior.
Resulta indudable que la estabilidad requerida para seguir introduciendo los cambios
que España necesita para salir del pozo, la tiene asegurada gracias al respaldo
incuestionable de las urnas y es palmario que lo hecho hasta ahora parece ir
por el buen camino. Desde la vuelta a España en octubre de 2012 de grandes
fondos de inversión como Blackrock tras una ausencia de seis meses, al éxito
casi habitual de las subastas de deuda pública; desde la preocupación que
muestra Françoise Hollande al ver que su prevista reforma laboral para Francia
se queda corta ante la mejora de la competitividad operada en nuestro mercado
laboral con Rajoy, hasta el reconocimiento de este concreto hecho por parte del
jefe de la misión del FMI en el país vecino el pasado 6 de febrero al señalar a
Reuters que “Francia ha perdido competitividad en relación a España” o las
declaraciones del consejero delegado de Renault, Carlos Ghosn también a la
misma agencia "Creo que España va muy rápido en la dirección correcta de
restablecer la competitividad industrial"; desde el incremento histórico
de nuestras exportaciones, hasta la mejora de la prima de riesgo, desde la
reforma de la Administración Local, hasta el alejamiento del fantasma del
rescate; desde el “España va por buen camino” del presidente del BCE, Mario
Draghi el pasado 13 de febrero en el Parlamento, hasta el traslado de la
producción de Ford desde Bélgica a nuestro país o la adjudicación a las plantas
de España del nuevo plan industrial de Renault que garantiza 1.300 empleos y producción para los próximos diez años.
Contra factum……………non valent
argumentum.
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