28 jun 2013

De Melenara al Barranco de Guayadeque



Domingo. 8:30. Primera parada en Melenara.
Ya había movimiento en la playa



Parte norte de la playa con el faro al fondo
Después de tirar las fotos anteriores, me dí la vuelta y justo a mi espalda estaba esta casa. La luz del sol mañanero entraba en la vivienda por los enormes ventanales que rodeaban la fachada.
 
De allí seguí con dirección Sur para subir hasta el final del barranco de Guayadeque. Hace unos cuantos domingos lo había intentado sin éxito. Estaba al principio del barranco pero muy pronto tuve que dar media vuelta porque la lluvia iba "in crescendo". El domingo pasado, en cambio, el día estaba radiante.


La cúpula y las torres de la iglesia de Agüimes a lo lejos.

Aunque hacía cierto calor, me encontraba cómodo con la chaqueta, los guantes y el pulover debajo. Ya por aquí empecé a encontrarme con gente que, tras haber aparcado sus coches fuera de la carretera, descargaban todo lo necesario para un domingo de asadero.

A partir de este restaurante fueron más frecuentes los grupos de familias que habían decidido pasar el domingo en el barranco.

A medida que subía hacia el interior, tuve que parar varias veces para sacar fotos. En ocasiones, ni apagaba el motor. Fuera guantes, casco al manillar, cámara de la mochila, disparo y vuelta atrás para seguir.

Yo sabía de la existencia de un restaurante al final del barranco porque había almorzado allí hace años, pero no recordaba  el pequeño pueblo de casas cueva que se ven ahí en la foto.
El aparcamiento del restaurante quedaba a mi espalda. Este camino rodeaba todo el barranco, de forma que cuando llegabas al final, estabas en la puerta del restaurante por dónde habías entrado.
Una de las casas cueva. Había gente porque las ventanas estaban abiertas

El camino que acababa de bajar. En este lado del barranco las casas cueva presentaban un aspecto similar en su diseño externo


A partir de aquí ya había "libertad de construcción"

Entrada de otra de las casas, con un horno más atrás.
 

 



Llegando a la salida.
El restaurante tiene unas vistas espectaculares.

Ahí se ve la moto aparcada a la puerta del restaurante. Estuve todo el recorrido con la chaqueta puesta y con el casco en la mano, así que al llegar aquí ya el calor empezaba a convertirse en molesto. Era o montarme en la moto y tirar de vuelta para refrescarme con el aire o empezar a quitarme ropa de abrigo. Me subí en la moto y enfilé el camino de vuelta.

Hice una última parada para sacar estas fotos del barranco desde casi llegando a Agüimes
La curva de entrada al municipio.


19 jun 2013

Los Sub 21, de nuevo, Campeones de Europa


La selección española de fútbol Sub 21 acaba de proclamarse, por segunda vez, campeona de Europa tras vencer a Italia por 4-2. He leído artículos en la  versión inglesa de La Gazzeta dello Sport en los que, resignados, reconocen la diferencia incuestionable que separa su juego del de los españoles, pero es siempre en periódicos ingleses en donde nuestra superioridad futbolera mundial, se transmite con una honestidad revestida de cierto dolor patrio y envidia sincera que me encanta.

Ayer me encontré con este artículo de Stuart James, publicado en el diario británico The Guardian después de que nuestros Sub 21 derrotaran a Alemania, tras hacer lo mismo con Rusia y pasar a semifinales. Ahí va.


Los jóvenes maestros españoles del pase añaden la sensación de que Inglaterra esta estancada en el pasado.

La selección Sub 21 de Stuart Pearce parece una reliquia comparada con el equipo español que desarboló con inteligencia a Alemania

Sólo 24 horas después de la humillante salida de Inglaterra del último campeonato de Europa de fútbol había un pequeño resquicio de clase. Echando un vistazo a lo acaecido en el estadio municipal de Netania el pasado domingo por la tarde, resulta evidente que debemos estar agradecidos por el hecho de que Inglaterra nunca tuviera que vérselas cara a cara con la escuadra española que barrió completamente a Alemania, para unirse a Holanda e Italia en semifinales.

El juego de España, que triunfó gracias al gol de Morata casi finalizando el partido, fue un placer para la vista. Sus pases afilados e incisivos, la extrema habilidad en el control y la fluidez de sus movimientos, les sitúan a un mundo de distancia del lento y prosaico juego desplegado por Inglaterra en su penosa derrota por 3 a 1 ante Noruega el sábado y que significó la eliminación del combinado de Stuart Pearce de esta final, antes del último partido contra Israel del martes.

Inglaterra alineaba en sus filas a cuatro internacionales al comienzo del partido contra Noruega. Butland, Caulker, Henderson y Zaha. España sólo a dos, Thiago e Isco, en su debut frente a Alemania. ¡Prepárense para el impacto! Es aún más difícil ganar a un combinado español formado sólo con internacionales. En España, jugadores de elevadísimo talento menores de 21 jugando en La Liga y que ya han empezado a figurar en las alineaciones del equipo nacional son fáciles de encontrar. ¡Si ocurriera lo mismo en Inglaterra……….!

Los once jugadores que iniciaron el partido contra Alemania, ya habían desplegado un fútbol de mucha altura la temporada pasada, nueve de ellos en La Liga. Esos once hicieron un total de 371 apariciones en sus respectivos clubs, 272 en partidos de liga. Marc Bartra, el impresionante defensa central del Barcelona, es el único que ha sido alineado menos de diez veces en partido de liga. Lo que está claro, visto lo visto, es que nueve de los once sub 21 de España, jugarán la Liga de Campeones la próxima temporada.

Si miras la alineación inglesa en el partido contra Noruega, sólo cuatro de los nuestros han hecho un fútbol similar en altura al de los españoles en la pasada temporada y de ellos, uno, Dawson, sólo apareció una vez. En total, estos jugadores –ninguno de los cuales juega en el top-four de los clubes ingleses- hicieron 76 apariciones en la Premier entre los cuatro. Los otros siete solo hicieron el campeonato. Esos números habrían sido por supuesto mejores si Inglaterra hubiese llevado a su primer equipo, aunque como apuntaba un ex entrenador de la Premier el mismo domingo pasado por la tarde, los Sub 21 españoles habrían hecho sudar la gota gorda a la absoluta inglesa.

¿Qué no haría Inglaterra por un jugador como Asier Illarramendi? Si nunca antes has oído hablar de él, recuerda su nombre. Un defensa de medio campo que con precisión exquisita maneja inteligentemente el balón. Encima es capaz de tirar hacia delante y, como ha demostrado, con un puñado de magníficas habilidades en el regate corto, dejar atrás a varios jugadores.

Este futbolista de 23 años, que ha ayudado a la Real sociedad a acabar cuarta en la pasada temporada de La Liga, fue el jugador más espectacular del partido contra Alemania. Completó 89 de los 94 pases, incluyendo 48 de 49 en la primera mitad, sin que estuviese dando bandazos de izquierda a derecha todo el tiempo. Contra Rusia, en el partido inicial, finalizó 106 pases de 114. Ha dado más pases que ningún otro jugador en ambos partidos. En otras palabras, es él el que mueve al equipo.

Lo cierto es que la mires por donde la mires, la selección española rebosa clase. Cada uno de sus jugadores parecía sentirse cómodo con el balón, dejando correr a Alemania detrás de sombras, como consecuencia del constante intercambio de posiciones de los españoles. Las estadísticas hablan por sí solas: España ejecutó 709 pases. Alemania 314. Indicaron a los teutones el camino de la muerte. “Hemos jugado un partido espectacular” afirmaba Lopetegui

Hay sutiles diferencias en cómo manejan el balón estos jugadores. Fue impresionante comprobar cuantos futbolistas de la Sub 21 española eran capaces de controlar el balón para pasárselo de un pie a otro antes de ejecutar un pase rápido. ¿Cada cuánto vemos a un jugador inglés hacer lo mismo? Nosotros aquí diríamos que el jugador se está dando pisto. En España se trata de una habilidad básica. Otro ejemplo. Si los jugadores españoles dan dos toques, el primero de ellos dirige el balón allí dónde quieren, en lugar de limitarse simplemente a controlarlo y esa técnica asumida y entendida, resultó evidente en todo el campo.

Bartra podía haber estado perfectamente con un puro en una mano, un cocktail en la otra, una toalla de playa enrollada bajo su brazo y con su juego, mantener fuera de peligro el borde de su propia área de penalti. Con Illarramendi dirigiendo la orquesta y Thiago deleitando con su precioso toque de balón, España dispone de todas las herramientas para liberar a Isco –que parece se viene con Pellegrini al Manchester City- y a Cristian Tello, el ala del Barcelona respecto del que el Liverpool ya ha mostrado interés por llevarse cedido. La velocidad de ambos causa estrago en las bandas.

El equipo de Lopetegui tuvo que esperar hasta el minuto 86 para que llegara el gol, pero ni el pánico ni la desesperación tienen cabida en el juego de España. Siguieron probando y probando hasta que obtuvieron su recompensa cuando Morata salió del banquillo para marcar un precioso gol de jugada individual. Sin querer ser irrespetuoso con Connor Wickham, no parece el tipo de gol que el delantero del Suderland, que entró en la segunda parte contra Noruega cuando Inglaterra perdía 2-0, pueda producir.

Para Pearce y para Phil Neville, espectadores del encuentro, el partido en su conjunto ha tenido que resultarles educativo y un nuevo toque de atención respecto de lo lejos y atrás que se encuentra Inglaterra. Fue también un destello del futuro y, sobre esta evidencia, la constatación de que no entra en los planes de España abandonar la corona que le acredita como el mejor equipo del mundo en un futuro cercano. Hay muchísima vida después de Xavi e Iniesta.

18 jun 2013

Por Agaete


Anteyer domingo, sobre las ocho menos cuarto, ya circulaba en dirección norte dejando atrás el auditorio Alfredo Kraus y sin saber aún el destino. Bastantes nubes en todo el trayecto. Cuando me di cuenta estaba llegando a Guía. Una señal indicaba un desvío, "Cenobio de Valerón" y por allí me metí. 

Después de varias curvas por el interior del barranco, comprobé que volvía hacia atrás, justo por encima de dónde había subido 10 minutos antes. Aquí hice la primera parada y tiré unas cuantas fotos de la costa norte. La Isleta al fondo.

La luz del sol se filtraba a través de las nubes.

Me picaba la curiosidad por llegar hasta ese barrio que se ve en la foto
Imposible vivir más cerca de la marea.
Y llegué al Cenobio de Valerón. No mucho que ver, aparte de esta foto sacada cinco o seis curvas más adelante.
Conducía por aquí sin saber bien a dónde iba a parar la carretera. Uno de los puentes de Silva vistos desde el interior con el barrio de antes al fondo.
De pronto apareció un tunel y al salir de él y tras un corto trayecto por una carretera en no muy buen estado, ya estaba en el otro lado del puente.
 
Esta es una casa que hay en una de las laderas del barranco y que siempre me había llamado la atención cada vez que subía por el Norte. Es enorme.
Salí por San Felipe con intención de llegar a la costa pero casi sin querer me vi subiendo de nuevo por los puentes en dirección Agaete. Me eché un cortado nada más llegar. El calorcito del café en el vaso me vino del quince para el frío en las manos.

La iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Concepción de Agaete, vista desde la plaza. 

Vidrieda del frontis.
Me gustó bastante la iglesia de Agaete. Sobria y elegante como la de Valleseco. Cuando entré, la misa estaba a punto de acabar. De hecho sólo faltaba el "podeis ir en paz", pero el cura se enrrolló con otra cosa antes de finalizar la Eucaristía. Por más que lo intenté, no lograba entender ni una palabra de lo que decía, -"¿será que la misa es en alemán para la colonia germana de Agaete y no me he enterado?", pensé por un momento- pero no, el cura seguía y seguía hablando y a pesar de los altavoces que se ven en las columnas, vi frustados mis múltiples intentos por descifrar el mensaje transmitido antes de dejarnos "ir en paz". Cuando los fieles ya habían abandonado casi el recinto, me dirigí al cura para pedirle permiso para hacer fotos y hablaba español. Vía libre.

Tres naves sobre planta rectangular. Construida en 1875 si bien y según Wikipedia, las primeras noticias sobre su fundación se remontan a 1514
El rojo intenso del altar contrastaba con el blanco inmaculado de las paredes del templo





Reloj y torre del campanario desde el bar en el que me tomé el cortado. Después de esta foto, -como se ve, no eran ni las diez de la mañana-, las opciones eran dos. Volver a casa o hacer una "prueba" con dirección hacia La Aldea para ver qué tal la carretera.
Creo que no habían recorrido diez kilómetros cuando ya buscaba sitio para dar la vuelta. Curva tras curva desde que salí de Agaete. Ni arcén ni nada similar. Esperaba encontrar algún mirador porque las vistas son espectaculares, pero no había ninguno. Pude parar en un pequeño hueco al lado de la carretera, pero tampoco había sitio para hacer las fotos, salvo en el mismo asfalto, pegado a las vallas de protección y con un ojo en el visor y otro en  los coches que venían de Agaete, que me pasaban muy cerca.


Aquí ya había dado la vuelta y volvía ya para mi casa. El ferry de Fred Olsen llegando desde Tenerife.

El puerto de Las Nieves desde el quinto pino. 


Aunque en dirección a La Aldea había tráfico, sin embargo no era muy denso, pero la hora y pico de curvas seguidas que faltaban no invitaba mucho a continuar, sobre todo porque el regreso por el Sur estaba descartado y esto significaba hacer la misma ruta a la inversa para volver. De cualquier manera hay que ir. Es de los pocos sitios en los que no he estado con la moto aún y me temo que hay fotos a "puntapala". A lo mejor, llegando más temprano a Agaete no resulta tan pesado.

Moto