La selección española de fútbol Sub 21
acaba de proclamarse, por segunda vez, campeona de Europa tras vencer a Italia
por 4-2. He leído artículos en la
versión inglesa de La Gazzeta dello Sport en los que, resignados,
reconocen la diferencia incuestionable que separa su juego del de los
españoles, pero es siempre en periódicos ingleses en donde nuestra superioridad
futbolera mundial, se transmite con una honestidad revestida de cierto dolor patrio y
envidia sincera que me encanta.
Ayer me encontré con este artículo de
Stuart James, publicado en el diario británico The Guardian después de que
nuestros Sub 21 derrotaran a Alemania, tras hacer lo mismo con Rusia y pasar a
semifinales. Ahí va.
Los
jóvenes maestros españoles del pase añaden la sensación de que Inglaterra esta
estancada en el pasado.
La selección Sub 21 de Stuart Pearce parece una
reliquia comparada con el equipo español que desarboló con inteligencia a
Alemania
Sólo 24
horas después de la humillante salida de Inglaterra del último campeonato de
Europa de fútbol había un pequeño resquicio de clase. Echando un vistazo a lo acaecido
en el estadio municipal de Netania el pasado domingo por la tarde, resulta
evidente que debemos estar agradecidos por el hecho de que Inglaterra nunca
tuviera que vérselas cara a cara con la escuadra española que barrió
completamente a Alemania, para unirse a Holanda e Italia en semifinales.
El juego
de España, que triunfó gracias al gol de Morata casi finalizando el partido,
fue un placer para la vista. Sus pases afilados e incisivos, la extrema
habilidad en el control y la fluidez de sus movimientos, les sitúan a un mundo de
distancia del lento y prosaico juego desplegado por Inglaterra en su penosa
derrota por 3 a 1 ante Noruega el sábado y que significó la eliminación del
combinado de Stuart Pearce de esta final, antes del último partido contra
Israel del martes.
Inglaterra
alineaba en sus filas a cuatro internacionales al comienzo del partido contra
Noruega. Butland, Caulker, Henderson y Zaha. España sólo a dos, Thiago e Isco,
en su debut frente a Alemania. ¡Prepárense para el impacto! Es aún más difícil
ganar a un combinado español formado sólo con internacionales. En España,
jugadores de elevadísimo talento menores de 21 jugando en La Liga y que ya han
empezado a figurar en las alineaciones del equipo nacional son fáciles de
encontrar. ¡Si ocurriera lo mismo en Inglaterra……….!
Los once
jugadores que iniciaron el partido contra Alemania, ya habían desplegado un
fútbol de mucha altura la temporada pasada, nueve de ellos en La Liga. Esos
once hicieron un total de 371 apariciones en sus respectivos clubs, 272 en
partidos de liga. Marc Bartra, el impresionante defensa central del Barcelona,
es el único que ha sido alineado menos de diez veces en partido de liga. Lo que
está claro, visto lo visto, es que nueve de los once sub 21 de España, jugarán
la Liga de Campeones la próxima temporada.
Si miras
la alineación inglesa en el partido contra Noruega, sólo cuatro de los nuestros
han hecho un fútbol similar en altura al de los españoles en la pasada
temporada y de ellos, uno, Dawson, sólo apareció una vez. En total, estos
jugadores –ninguno de los cuales juega en el top-four de los clubes ingleses-
hicieron 76 apariciones en la Premier entre los cuatro. Los otros siete solo
hicieron el campeonato. Esos números habrían sido por supuesto mejores si
Inglaterra hubiese llevado a su primer equipo, aunque como apuntaba un ex
entrenador de la Premier el mismo domingo pasado por la tarde, los Sub 21
españoles habrían hecho sudar la gota gorda a la absoluta inglesa.
¿Qué no haría
Inglaterra por un jugador como Asier Illarramendi? Si nunca antes has oído
hablar de él, recuerda su nombre. Un defensa de medio campo que con precisión
exquisita maneja inteligentemente el balón. Encima es capaz de tirar hacia
delante y, como ha demostrado, con un puñado de magníficas habilidades en el
regate corto, dejar atrás a varios jugadores.
Este futbolista
de 23 años, que ha ayudado a la Real sociedad a acabar cuarta en la pasada
temporada de La Liga, fue el jugador más espectacular del partido contra
Alemania. Completó 89 de los 94 pases, incluyendo 48 de 49 en la primera mitad,
sin que estuviese dando bandazos de izquierda a derecha todo el tiempo. Contra
Rusia, en el partido inicial, finalizó 106 pases de 114. Ha dado más pases que
ningún otro jugador en ambos partidos. En otras palabras, es él el que mueve al
equipo.
Lo cierto
es que la mires por donde la mires, la selección española rebosa clase. Cada uno de sus jugadores parecía sentirse cómodo con el
balón, dejando correr a Alemania detrás de sombras, como consecuencia del constante
intercambio de posiciones de los españoles. Las estadísticas hablan
por sí solas: España ejecutó 709 pases. Alemania 314. Indicaron a los teutones
el camino de la muerte. “Hemos
jugado un partido espectacular” afirmaba Lopetegui
Hay
sutiles diferencias en cómo manejan el balón estos jugadores. Fue impresionante
comprobar cuantos futbolistas de la Sub 21 española eran capaces de controlar
el balón para pasárselo de un pie a otro antes de ejecutar un pase rápido.
¿Cada cuánto vemos a un jugador inglés hacer lo mismo? Nosotros aquí diríamos
que el jugador se está dando pisto. En España se trata de una
habilidad básica. Otro ejemplo. Si
los jugadores españoles dan dos toques, el primero de ellos dirige el balón
allí dónde quieren, en lugar de limitarse simplemente a controlarlo y esa técnica
asumida y entendida, resultó evidente en todo el campo.
Bartra podía haber estado perfectamente
con un puro en una mano, un cocktail en la otra, una toalla de playa enrollada
bajo su brazo y con su juego, mantener fuera de peligro el borde de su propia
área de penalti. Con Illarramendi dirigiendo la orquesta y Thiago deleitando
con su precioso toque de balón, España dispone de todas las herramientas para
liberar a Isco –que parece se viene con Pellegrini al Manchester City- y a
Cristian Tello, el ala del Barcelona respecto del que el Liverpool ya ha
mostrado interés por llevarse cedido. La velocidad de ambos causa estrago en
las bandas.
El equipo de Lopetegui tuvo que esperar hasta el minuto 86 para que
llegara el gol, pero ni el pánico ni la desesperación tienen cabida en el juego
de España. Siguieron probando y probando hasta que obtuvieron su recompensa
cuando Morata salió del banquillo para marcar un precioso gol de jugada
individual. Sin querer ser irrespetuoso con Connor Wickham, no parece el tipo
de gol que el delantero del Suderland, que entró en la segunda parte contra
Noruega cuando Inglaterra perdía 2-0, pueda producir.
Para Pearce y para Phil Neville, espectadores del encuentro, el
partido en su conjunto ha tenido que resultarles educativo y un nuevo toque de
atención respecto de lo lejos y atrás que se encuentra Inglaterra. Fue también
un destello del futuro y, sobre esta evidencia, la constatación de que no entra
en los planes de España abandonar la corona que le acredita como el mejor
equipo del mundo en un futuro cercano. Hay muchísima vida después de Xavi e
Iniesta.
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