Elena Valenciano ante la oferta de María Dolores de Cospedal
respecto de un pacto de partidos no nacionalistas:
“El PSOE
no se va a apuntar al "pacto por el inmovilismo" que, a su juicio,
propone el PP en Cataluña, ni tampoco al "pacto vacío" que plantea Ciudadanos.
La socialista Elena
Valenciano ha sostenido que el PP y el Gobierno están en una
posición de "inmovilismo absoluto" ante la "tensión" que
existe entre Cataluña y el resto de España y que a esa posición no se van a
sumar.
Además, ha
insistido en que el
PSOE y el PSC tienen su propia oferta: un proyecto "federalista"
que permita que Cataluña encuentre un "encaje más favorable" en
España y que España tenga una "relación más cómoda" con Cataluña.
¡Pues qué lástima! Era una
magnífica oportunidad para que la E del PSOE, pudiera empezar a recuperar su
importantísimo significado. Hay que reconocer que la ocasión se presentaba
diáfana para ello. El partido que fundó Pablo Iglesias ha perdido gran parte de
su identidad nacional por culpa de un Zapatero que dinamitó sus cimientos,
diluyendo con ello la homogeneidad conceptual que respecto de la unidad de
España existía en el seno de todas las federaciones socialistas. Ya no es así. El
diario El País publicaba la semana pasada que la intención de voto del PSOE se
estanca en el 28%, la peor de toda su historia.
La coyuntura se presentaba propicia para
levantarse y empezar la reconquista de la naturaleza nacional del partido. Encima, no se trataba
más que de un pacto entre partidos que están por que se cumpla la Constitución,
frente a una deriva política ilegal que puede abrir la espita de la
desintegración de España. Y uno se pregunta ¿cómo es posible que ante la oferta
de un acuerdo para garantizar, en definitiva, nuestra integridad territorial
frente al reto de Arturo Más, el principal partido de la oposición diga que ni
loco, que lo que hay que hacer es encontrarle a Cataluña un encaje más
favorable en España para que España tenga una relación más cómoda con Cataluña?
¿Qué motivo impide al PSOE hacer frente común con el PP para defender a la
Constitución de aquellos que pretenden violarla? Y el hecho de poseer un
proyecto federalista, esto es, una idea distinta de cómo debemos regular nuestra
forma de gobierno, no vale; en nada justifica el rechazo al acuerdo, ya que el
principal partido de la oposición es conocedor del procedimiento legal previsto
para defender su proyecto y el lugar designado para someterlo a debate. ¿Entonces?
¿Cuál es el argumento de contrario? ¿El interés del partido por encima del
interés superior de España? ¿Otra vez?
Fermín Bocos ofrecía en uno de sus
artículos de esta semana pasada una terrible premonición: Rubalcaba se ve ya
sentado en La Moncloa. La hipótesis parte de la premisa de que Rajoy no
renovará la mayoría absoluta –extremo bastante probable- y lo fía todo a una
suma. Dice Bocos que “Sus cuentas –se
refiere a las de Rubalcaba- no tienen en
cuenta más que la suma aritmética, no las derivadas éticas.” Rubalcaba está
a la espera. Elena Valenciano, con la auctoritas adquirida desde sus tiempos de
ex telefonista de la centralita de Ferraz, -tampoco estuvo en Suresnes-, se ha atrevido a cargar contra una vieja guardia que se revuelve aterrada e impotente ante
la ignominiosa ausencia del más mínimo sentido de Estado que adorna a los
actuales dirigentes socialistas. Y claro, uno recuerda que a partir de Zapatero todo vale y por eso el
PSOE, para acceder al gobierno, no ha titubeado un segundo desde entonces en unirse a quien
sea a cambio de lo que sea, con tal de sumar lo necesario para gobernar. Ha
dado igual que las elecciones las hayan ganado otros. Irrelevante la ideología y los objetivos políticos de los futuros socios. Touriño, Pachi López, Griñán, Montilla, Antich…….son ejemplos
que justifican que la hipótesis aventurada por el periodista cántabro deba ser seriamente
tenida en cuenta.
Si el PP gana sin mayoría
absoluta, un gobierno presidido por Rubalcaba sólo podría apoyarse en el PNV,
CIU, IU, Esquerra Republicana de Cataluña y UPyD.
¡Qué negro panorama!
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