
Que la gestión de ZP desde el mismo día de su nombramiento como secretario general del Psoe me ha parecido un desastre, no es nada nuevo. Soy de esos españoles que lo consideran el peor de todos los presidentes desde 1978 con mucha diferencia. De los que cree que el daño que ha hecho al país será, desgraciadamente, objeto de estudio en el futuro y que la Historia lo castigará severamente. De los que piensan que en materia de terrorismo, en cuestiones de economía o en asuntos internacionales, por ejemplo, se ha conducido con una inconsciencia más propia de años de juventud que con el rigor, la madurez y la preparación que se supone debe poseer el Presidente del gobierno de España.
También soy de los que opinan que en casa se ha dedicado a fomentar el enfrentamiento como mecanismo para garantizarse la renovación en el cargo. Ya resulta cansino escucharlo - y a muchos socialistas en general- utilizar una y otra vez el desprecio a la opinión del otro como único argumento de debate político. Nada de lo que el PP haga o diga en ejercicio de la oposición resulta admisible: o son unos fachas por preguntar qué es lo que hace o piensa hacer el gobierno con la inmigración, o son antipatriotas cuando demandan explicaciones respecto de cómo se ha gestionado el secuestro del Alacrana, por poner un par de ejemplos.
Pero claro, hay otros muchos, muchísmos españoles que opinan todo lo contrario que yo. Millones de compatriotas que encuentran plenamente justificadas las medidas adoptadas por ZP, que piensan que es correcto quitar los crucifijos de las aulas porque la religión no tiene lugar en la enseñanza pública, que opinan que hicimos bien en salir de Irak, porque de armas de destrucción masiva, nanay, que estiman que el hecho de que la Ministra de Defensa manifieste públicamente ser pacifista, resulta irrelevante para el desempeño de ese cargo. Que cualquier joven de dieciséis años está capacitada para abortar sin consentimiento de sus padres, porque a esa edad ya se posee la madurez necesaria para ello. Que la comunión entre Civilizaciones es un objetivo loable y que ZP ha sido el único que se ha atrevido a poner los cimientos de esa Alianza. Que las prestaciones por desempleo deben mantenerse ad infinitum, porque los trabajadores no tienen culpa de que la voracidad empresarial, sólo preocupada en llenarse los bolsillos, haya conducido a la economía a esta situación.
Y en estas estábamos, enfrascados unos españoles frente a otros con que si ZP es un fuera de serie o un político peor que mediocre, hasta que distintos artículos y editoriales en la prensa internacional han empezado -con ocasión de la presidencia europea que ahora desempeñamos- a escribir sobre Zapatero.
Ya no son ciudadanos o periodistas españoles mediatizados o partidistas, los que se pronuncian respecto de lo que ocurre en la España regida por ZP, ahora son los norteamericanos del Wall Street Journal, los ingleses de Financial Times y los alemanes del Frankfurter Allgemeine Zeitung los que, a través de sus corresponsales en nuestro país, califican la gestión de nuestro presidente.
Llegados a este punto, creo que al menos hay que reconocer que se trata de una opinión más imparcial y más objetiva que la mía, que soy parte "interesada" en la crítica a este Gobierno. Lo mismo puede decirse de esos otros españoles que piensan lo contrario que yo al respecto.
Las críticas de estos diarios se dirigen, fundamentalmente, a aspectos económicos. No hacen falta "dos tardes" para entender que alguien metido en graves problemas económicos, -aunque no los haya generado él-, y de los que desconoce su solución, no puede ir por ahí dando lecciones ex catedra a otros, que encima, se encuentran en una mejor situación económica y social, porque se arriesga a quedar en ridículo. Decía Plutarco en su libro "Cómo sacar provecho de los enemigos", que no había nada más vergonzante que aquellas recriminaciones que, realizadas en público, se volvían en contra del mismo que las había lanzado. Un diputado del Parlamento europeo, tras el discurso que ofreció ZP con motivo de la presidencia europea, le espetó, más o menos, "oiga, ponga primero orden en su casa y ofrezca los consejos después".¡Pues eso, ZP!
El Financial Times que en una de sus editoriales bajo el título de "Una España tambaleante guiará Europa", señala que «puede que al señor Zapatero le hayan distraído los asuntos domésticos, porque el programa de trabajo que ha propuesto la Presidencia española es extraordinariamente anodino incluso para los estándares poco exigentes de la mayoría de las presidencias europeas».
El norteamericano The Wall Street Journal en un artículo titulado "Legislando la prosperidad", bromea con la ocurrencia de Zapatero: "Ha llegado con una ingeniosa solución contra la crisis, hacerla ilegal"; "los europeos desempleados y preocupados por la recesión económica, pueden estar tranquilos porque si el señor Zapatero se sale con la suya, estos problemas serán objeto de prohibición y listo", "¿cómo no se nos ocurrió pensarlo?" remata el WSJ.
El francés Le Figaro ve en Zapatero un «líder débil y desacreditado»; el alemán "Berliner Morgenpost" afirma que «en la UE nadie cree que España cumpla con sus propias pauta"; el corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung en Madrid, tras vivir unos cuantos años entre nosotros, acusaba a ZP de haber "tribalizado España". Entre otras perlas el diario germano se despachaba con un "No sólo quiere determinar los objetivos en política económica de los Estados, sino que además amenaza con sanciones a los que no las cumplan, lo que supondría una violación del derecho de elección de los votantes".
Como digo, estas no son opiniones de ciudadanos o medios de comunicación españoles y es por este motivo por lo que creo, deben ser valoradas teniendo en cuenta su escasa subjetividad. Esta es la visión que tiene el mundo occidental de la persona que preside nuestro gobierno. Esta es la idea de España que ZP en su infinita impericia e imprudencia, está transmitiendo a los dirigentes de las economías occidentales.
Ahora, volviendo a casa, ¿cómo es posible que todavía existan millones de españoles que aún concedan algún crédito a este señor?
El próximo jueves, 4 de febrero, el destino brinda una nueva oportunidad al Presidente del gobierno de España de mostrarse al mundo entero y a mi, esta perspectiva me aterra. Sólo a ZP, un acérrimo promotor de la laicidad más extrema, podía habérsele ocurrido aceptar la invitación del presidente Obama para participar Desayuno Nacional de Oración de Estados Unidos, manifestando encima que "se siente honrado" por tomar parte en él. Mi opinión es que lo va tener muy difícil, más que nada porque para los norteamericanos no se trata de una celebración cualquiera de las múltiples que configuran el protocolo de cualquier gobierno, sino que responde a la misma esencia fundacional de los Estados Unidos, un acto cargado de un gran sentido religioso de base calvinista que se traduce en un día de oraciones y plegarias abierto a todo tipo de confesiones, con el presidente de los EE. UU. de anfitrión.
Menos mal que a otra cosa no, pero a rezar, a Zapatero nadie le gana.