Si el sábado pasado le tocó a la costa, ayer fue el turno de la Gran Canaria profunda. Aprovechando que este sábado había mano de obra suficiente en Valsequillo, me cogí la moto, la cámara y decidí darme un garbeo hasta la Cruz de Tejeda.
La verdad es que el paseo fue bastante agradable hasta que llegué a San Mateo, en donde el frío ya empezaba a notarse. Me había abrigado bien, pero las manos, a pesar de los guantes, fueron las primeras en sentirlo. Por otro lado, el estado de la carretera de San Mateo a Tejeda iba empeorando a medida que me acercaba a la cumbre y los baches y la gravilla que había en el firme como consecuencia de las últimas lluvias, había que tenerlos muy en cuenta.
Ya en Tejeda tuve que subirme el pasamontañas para taparme la cara porque en la moto, incluso yendo despacio, hacía bastante frío.
En la Cruz de Tejeda había bastante ambiente. Un montón de motoristas de excursión, la celebración de una prueba de atletismo de campo a través, gente que mientras se calentaban tomando un café, animaban a los corredores, turistas acompañados de sus guías y niños pequeños montados en los burros.
Ni siquiera me paré en la Cruz de Tejeda, sino que seguí hacia delante parándome a tirar fotos cada vez que veía algo que me llamaba la atención. Tengo que reconocer que aún cuando cada vez que paraba tenía que quitarme el casco, los guantes y sacar la cámara, si hubiese ido con el coche, habría sido más cómodo, pero menos efectivo.
Ya de camino a la Cruz de Tejeda
La verdad es que el paseo fue bastante agradable hasta que llegué a San Mateo, en donde el frío ya empezaba a notarse. Me había abrigado bien, pero las manos, a pesar de los guantes, fueron las primeras en sentirlo. Por otro lado, el estado de la carretera de San Mateo a Tejeda iba empeorando a medida que me acercaba a la cumbre y los baches y la gravilla que había en el firme como consecuencia de las últimas lluvias, había que tenerlos muy en cuenta.
Ya en Tejeda tuve que subirme el pasamontañas para taparme la cara porque en la moto, incluso yendo despacio, hacía bastante frío.
En la Cruz de Tejeda había bastante ambiente. Un montón de motoristas de excursión, la celebración de una prueba de atletismo de campo a través, gente que mientras se calentaban tomando un café, animaban a los corredores, turistas acompañados de sus guías y niños pequeños montados en los burros.
Ni siquiera me paré en la Cruz de Tejeda, sino que seguí hacia delante parándome a tirar fotos cada vez que veía algo que me llamaba la atención. Tengo que reconocer que aún cuando cada vez que paraba tenía que quitarme el casco, los guantes y sacar la cámara, si hubiese ido con el coche, habría sido más cómodo, pero menos efectivo.
Ya de camino a la Cruz de Tejeda


Este que sale de la curva venía como un tiro. Sus colegas venían un poco más atrás






















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