8 abr 2011

Vuelo sin motor


Ayer me caí de la moto. En 17 años es la primera vez que salgo volando.

Sólo me he caído cuatro veces, con un único denominador común: todas a una velocidad inferior a 15 kms/hora.

La primera cuando aún tenía la Vespa. Una joven que iba por una calle peatonal con una bicicleta de carreras y a una buena velocidad, impactó contra la oreja derecha de la moto y aunque me caí, no lo hice del todo. Ni heridas ni magulladuras.

La segunda ya con la Kawasaki. Aún no le había hecho los primeros 100 kilómetros. Estaba totalmente parado en el stop de un cruce con un pie en el suelo, esperando para pasar. Al conductor que iba detrás de mí, se le escapó el embrague un segundo, el coche se movió medio metro y su parachoques golpeó mi rueda trasera. Fue suficiente para desequilibrarme. Me caí. De parado al suelo. Sin consecuencias.

La tercera. Salgo de un semáforo que hay al final de la carretera de Mata con la Avenida Primero de Mayo, un conductor que sube por Bravo Murillo se salta un ceda el paso, impacta contra el lateral de la rueda trasera de la moto, ésta se va al suelo, pero logro caer de pie. Íbamos ambos tan despacio, que salté de la moto como quien salta de un pequeño escalón al suelo. Ni un rasguño.

La cuarta…..ayer. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa….me la pegué yo solo.

Iba hacia el tanatorio a dar el pésame a una compañera que acababa de perder a su madre. Tenía un taxi delante a una distancia correcta, pero hizo un extraño e instintivamente tiré de freno delantero. Me temo que la dirección de la moto estaba metida hacia la derecha y que ese hecho, unido al efecto de la frenada fueron los que me hicieron salir volando por encima de ella, para aterrizar de bruces en el asfalto. Rápidamente dos espontáneos se me acercaron, me ayudaron a levantar la moto después de preguntarme varias veces si estaba bien y tras darles las gracias, arranqué la moto y me fui sin más problemas para el tanatorio. El resto del día seguí haciendo mi vida normal y si bien notaba cierto dolor en el muslo derecho, era bastante soportable y no le dí más importancia. Por la tarde apareció un dolorcillo en el cuello y otro incipiente en el brazo derecho, a la altura del hombro, pero seguían estando dentro de unos umbrales de dolor más que tolerables.

Anoche, el del brazo aumentó y me obligó a dormir con él extendido. Hoy cuando me desperté el dolor del muslo era bastante más intenso. Mis chicas me habían prohibido la moto para ir hoy a trabajar, -cuando ya yo tenía pensado dejarla en el taller-, por lo que tuve que ir con el coche de mis padres y levantarme más temprano para poder encontrar aparcamiento por la zona.

Fiché la entrada a las 6:58. A las 8:45 decidí ir al Centro de Salud. Mi mujer ya me había repetido ayer que era conveniente hacerlo, pero no le hice caso. Una doctora me examinó el brazo, el cuello y la cadera. Todo correcto, pero en el parte hizo constar hematoma doloroso en el muslo derecho, -me palpó la zona del muslo y vi las estrellas- y no sé qué más en el brazo derecho -“deje caer su brazo en mi mano, ¿le duele aquí? Siiiii”-, reposo 24 horas.

El accidente en sí se desarrolló en cuestión de segundos. No recuerdo cómo “despegué” del sillín, pero sí que retengo perfectamente el momento preciso en el que el casco impactó contra el suelo y el ruido que hizo. La chaqueta también cumplió su cometido a la perfección. Las protecciones internas que tiene en hombros y codos fueron completamente eficaces.

La moto sufrió pocos desperfectos en general. Cayó sobre la palanca del freno trasero, que fue la que aguantó el peso de la moto y la que evitó que el depósito de combustible tocase el suelo. Eso sí, está totalmente doblada. También está roto el intermitente derecho. Hay arañazos en uno de los espejos, en el niquelado que rodea el faro delantero y en el cuentarrevoluciones. Tal vez el manillar pueda tener algo también.

En fin, que por algún motivo, cuando me digo a mí mismo, “bueno, hoy voy a ir paseando con la moto”, de alguna manera bajo la guardia, mi nivel de alerta en la conducción disminuye de forma inconsciente. El día de la Vespa –lo recuerdo como si fuera hoy- me dije “vamos a dar un paseo”. En el de la carretera de Mata, “voy con tiempo, así que tranquilidad” y ayer que me dije, “mejor por Luis Doreste Silva y así evito la circunvalación”. Por el contrario, cuando voy a más velocidad mi atención es completa, sí, siempre hay cosas que se escapan a tu control, pero no son muchas ni tampoco muy habituales. De cualquier manera y aunque voy a seguir conduciendo la moto –me encanta- un nuevo replanteamiento de su conducción diaria es necesario después de esta seria advertencia.

2 comentarios:

  1. Amigo: Por lo que te conozco (virtualmente), si hay alguien con la responsabilidad y madurez necesaria para ir en moto, ese eres tú.

    Eso sí, no dudes en ir al centro de salud y haz caso a los que te quieren. Los golpes engañan. Espero que estés bien

    Un abrazo

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  2. ¡Gracias jl72!
    Salvo las molestias normales por la caida, todo OK

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