15 abr 2018

Marc Márquez en Argentina


La última prueba del campeonato de MotoGP celebrado el pasado fin de semana pasado en Argentina estuvo plagada de incidentes. Desde la moto calada de Márquez y su ilegal maniobra conduciendo en dirección contraria en la parrilla, hasta la desbandada de los pilotos hacia el pit lane. Desde una salida con un único piloto -Miller- en primera posición y el resto, arrancando desde 40 metros más atrás, hasta las tres penalizaciones en una misma carrera sobre el mismo piloto, para terminar con Valentino en el suelo por culpa de Marc Márquez y el lío monumental formado por el insoportable italiano y su amigo inseparable.
 
Los penosos y lamentables lloriqueos posteriores de Valentino Rossi solo reflejan la impotencia de un rey destronado que se resiste a reconocer que su tiempo ha pasado y que contra el ímpetu de la juventud ya no tiene nada que hacer. La actitud de Ucho -el amigo de Rossi a sueldo de Yamaha- cuando Márquez va a disculparse es el propio de la chusma, de la gente de baja estofa, el de unos "mataos". Dice que tiene miedo.........¡fuerte idiota el Valentino este! Hasta Giacomo Agostini ha tenido que salir a la palestra....."¿miedo? ¿un tipo que lleva corriendo con motos a 300 km/h desde hace años?.....¡si tiene miedo que se vaya a trabajar a un banco!" ha dicho.
 
Total, que como siempre en estos casos, estuve navegando por la red a ver qué se opinaba en la prensa motera en lengua inglesa y me encontré con el artículo que Max Otley publicó el pasado 10 de abril en "Motorsport Magazine" que -es el segundo de sus artículos que traduzco- refleja muy bien lo ocurrido en Argentina
 
Ahí va una traducción  libre
 
 
Como Maradona conduciendo un descapotable
Mat Oxley. 10 de abril de 2018.

El gran Premio de Argentina de MotoGp fue como un rodeo Gaucho: caótico y doloroso pero habría sido un pecado mortal no presenciarlo.

Antes de nada debo confesar algo: me encanta cuando se genera algo de caos. Pocas cosas están más sobre organizadas que el deporte moderno que en general, funciona como una máquina bastante bien engrasada y, en ese sentido, resulta agradable ver como, de vez en cuando, alguien lanza una llave inglesa contra los cristales de la obra.

No es inusual que esto suceda en América del Sur. Hace algunos años, durante el GP de Brasil en Río de Janeiro, un corte de suministro obligó a detener los entrenamientos. Los propietarios del circuito no habían abonado la factura y la compañía eléctrica esperó el momento perfecto para bajar la palanca. Los entrenamientos continuaron una vez se saldó la deuda.

Este tipo de cosas rara vez sucede hoy en día. Como dije, todo está muy bien organizado, hay demasiadas reglas y muy a menudo vemos elevados niveles en materia de seguridad y salud.

Tengo que reconocer que disfruté una barbaridad con la carrera del domingo, eso sí, con algunas excepciones que resultan obvias. Para mí, uno de los grandes alicientes de las carreras de motos es que siempre hay un punto de anarquía, incluso en aquellos casos en los que no son particularmente caóticas.

No creo que ningún otro deporte se ajuste mejor a las famosas palabras de George Orwell, escritas en diciembre de 1945, cuando ya trabajaba en su famosa obra “1984”.

"El deporte serio no tiene nada que ver con el juego limpio. Está ligado al odio, a los celos, a la ostentación, a la indiferencia respecto de todas las reglas y al placer sádico de presenciar la violencia: en otras palabras, es la guerra menos el tiroteo ".

Treinta años más tarde, el guionista de la película “Rollerball” mantenía ideas similares. "Cuando veo la película ahora me siento como un profeta", dijo William Harrison. "En la época romana había deportes de muerte en el Coliseo y en el Circo Máximo. Hoy han sido atenuados y tenemos la NFL y otros deportes, pero todavía está ahí. Cuando escribí Rollerball, los deportes se habían vuelto oscuros y violentos. Había una mala fe generalizada y eso fue sobre lo que escribí. "

Esta indiferencia por las reglas comenzó antes de que arrancara la carrera del domingo; la agresividad empezó algo más tarde.

De acuerdo, el abandono masivo de la parrilla no es una acción contraria a las reglas, pero la imagen de 23 o 24 pilotos regresando apelotonados al pit lane para equipar sus motos con neumáticos de seco parecía una detención policial, especialmente si estabas sentado donde Jack Miller

En este punto, la dirección de la carrera pareció olvidar que existe una regla específicamente diseñada para tratar estas incidencias, introducida después de una suceso similar en Sachsenring en 2014, cuando la mayoría de la parrilla comenzó la carrera desde el pit lane, codo con codo, manillar contra manillar. Contemplar aquello fue aterrador pero,….. también enormente emocionante. ¿Les he comentado ya que disfruto un poco con la confusión, no?

Y entonces vimos a Marc Márquez con la moto parada e intentando arrancarla.

Y luego lo vimos cometiendo el pecado capital de circular en la dirección equivocada en lo que evidentemente fue una maniobra ilegal, con un toque de comedia por parte del hombre de IRTA, Tony Congram, persiguiendo al campeón del mundo en la parrilla como un comisario tratando de detener a un corredor.

Y luego tuvimos a Márquez durante la carrera, del primero al 19º, del quinto al 18º. ¡Lo sé, lo sé, fue demasiado! ¡Sí, sí, es cierto, lo llevó todo demasiado lejos! Pero,……… ¡¡yuossss!!, solo, ¡¡yuossss!!. ¿Cuándo tienes ocasión de ver a un piloto rodando ¡un segundo! más rápido que nadie, haciendo que los mejores pilotos de motos del mundo parezcan lentos?

Fue como ver al héroe local Diego Maradona desperdiciado frente a la defensa de un equipo rival. Marquez fue pura poesía, su RC213V trazaba de un lado a otro de la pista haciendo todo tipo de fintas mientras bailaba sobre las marcas húmedas del asfalto, un firme que la mayoría de sus rivales gestionaban como si aquello fuera hielo. Maldícelo todo lo que quieras, pero su talento para conducir una moto mucho más allá del límite no es de este mundo. 
 
Nunca me ha gustado el término "alienígena", pero el domingo Márquez realmente parecía que había venido de otro sistema solar y que estaba sujeto a una ley de gravedad diferente.

Fue una pena que tuviera que arruinarlo. Al final, él era Maradona conduciendo un deportivo robado con la mano de Dios en el acelerador.

¿Fue castigado con la suficiente severidad? El “ride through” por el error cometido en la parrila de salida encajaba con el “crimen”. Y también lo fue la penalización de tiempo por tirar a Valentino Rossi, porque la sanción de 30 segundos se impuso específicamente para sacarlo de los puntos, con el mismo efecto que una bandera negra o una descalificación. Pero la Dirección de Carrera debería o haberle mostrado bandera negra o descalificarlo para enviarle una advertencia más seria.

¿Y el episodio con Aleix Espargaró? Esto fue lo peor que Márquez hizo en todo el día. Ocurre que sucedió en una curva en la que vas a gran velocidad, pero escapó con la pérdida de una posición. Por otro lado, Espargaró recibió un golpe más fuerte de Danilo Petrucci, aunque en una curva más lenta y Petrucci no fue castigado. Tampoco Johann Zarco fue penalizado por empujar a Dani Pedrosa en la primera vuelta, provocando que el español se estrellara.

Que nadie olvide que todos son pecadores.

Sin embargo, el mayor pecado de Márquez el domingo fue la multitud de pecados que cometió. Parecía embriagado por su velocidad deslumbrante, se precipitaba sobre sus rivales como si cada uno de ellos estuviera ocupando el último lugar. Fue demasiado apresurado en sus ataques, demasiado dispuesto a meter su RC213V por el interior de sus rivales cuando no había espacio.

Tiene que enfriar la cabeza y tener más cuidado, porque, después de todo, él está en el mismo planeta que sus rivales. Antes del próximo Gran Premio en los USA, la dirección de la carrera seguramente le hará una advertencia final y deberá disputar el resto de la temporada con la Espada de Damocles sobre su cabeza.

¿Debería la dirección de la carrera imponer más sanciones a Márquez, a pesar de que ya fue castigado por cada uno de sus “crímenes” el mismo domingo? No lo creo. Ciertamente, no juzgaría tan duramente ninguno de sus “delitos” como juzgaría lo que hizo Aron Canet durante los entrenamientos de Moto3 del viernes. Aquí lo importante es la intención. Por lo que pude ver, Canet sacó intencionadamente a Makar Yurchenko por haberse interpuesto en su camino anteriormente en la misma vuelta. Esto es algo muy distinto con independencia de cual hubiese sido el resultado. No tengo dudas de que la dirección de la carrera se equivocó con Canet.

¿Y qué hay del ganador? Inmediatamente después de la carrera, Cal Crutchlow se quejó de que los medios estuvieran más interesados ​​en perseguir la historia de Márquez/Rossi que en descubrir cómo había hecho historia al ganar la victoria número 750 de Honda en un Gran Premio. Pero así es la Humanidad y siempre ha sido así. La carrera de Crutchlow fue brillante. Visualizó la carrera a la perfección manteniéndose detrás del grupo principal para cuidar sus neumáticos y tirando hacia adelante solo cuando realmente era necesario.

El piloto de 32 años es muy criticado por caerse demasiado, por ser demasiado abierto, pero ha ganado tres carreras en la última temporada y media. Y ni siquiera está en un equipo oficial. Sí, ahora es un piloto de HRC con una moto oficial, pero no tiene el séquito de ingenieros, técnicos de datos, asistentes y recaderos con los que los pilotos oficiales son bendecidos. En otras palabras, está en desventaja con sus rivales. Ganar tres carreras de MotoGP es un gran logro para cualquiera, pero para el piloto de un equipo independiente es más que excepcional.

Crutchlow es el mismo que alguna vez fue; "Un pequeño tipo de boxeador", según el ex corredor Ian Newton, que dirige el campeonato Aprilia Superteens y que Crutchlow impugnó en 2000 y 2001. "Cal era lo que es ahora: un pequeño imbécil insistente y bastante arrogante", agrega Newton.

Muchos de los mejores corredores opinan que la mayoría de los más rápidos del mundo tienen un talento similar para andar en moto; entonces, lo que los distingue es el compromiso y la determinación. Crutchlow tiene montañas de compromiso y furiosos ríos de determinación, lo que explica su capacidad para chocar con violencia y luego ir aún más rápido, así como su arrogancia, que es más un arma de carreras que un defecto de carácter.

Los únicos británicos que han ganado más victorias en el Gran Premio de primera clase son Mike Hailwood, Geoff Duke, John Surtees, Barry Sheene, Phil Read y el campeón del mundo de 500cc Les Graham, que lo dice todo.

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