5 abr 2013

Tres decálogos



El último artículo que subí al blog me llevó bastante trabajo de búsqueda en la red. Pasé varias tardes intentado localizar información concerniente al protocolo promovido por la Plataforma Antidesahucios. Me chocaba el término. ¿Por qué el uso de un vocablo como protocolo que refiere un plan escrito y detallado sobre como actuar en unas circunstancias determinadas? Total que pensando, pensando recordé el “Decálogo del joven socialista” publicado por Santiago Carrillo en la edición del 17 de febrero de 1934 en “Renovación”, periódico de las Juventudes Socialistas del que era director http://blogs.periodistadigital.com/bokabulario.php/2010/03/17/el-decalogo-del-joven-socialista-pistola y me encontré con que aquello era otro protocolo, es decir, un conjunto de reglas, dirigidas a la consecución de un objetivo predeterminado. Vale la pena pinchar en el enlace porque es muy revelador.
Insistí en la red y terminé hallando otro “Decálogo”, pero esta vez atribuido a Vladimir Illich Ulianov, más conocido por Lenin y que parece escribió en 1913.
Ahí va el protocolo.
1. Corrompa a la juventud y déle libertad sexual.

2. Infiltre y después controle todos los medios de comunicación de masas.

3. Divida a la población en grupos antagónicos, incitando las discusiones sobre asuntos sociales.

4. Destruya la confianza del pueblo en sus líderes.

5. Hable siempre sobre Democracia y Estado de Derecho, pero, en cuanto se presente la oportunidad, asuma el Poder sin ningún escrúpulo.

6. Colabore con el vaciamiento de los dineros públicos; desacredite la imagen del País, especialmente en el exterior y provoque el pánico y el desasosiego en la población por medio de la inflación.

7. Promueva huelgas, aunque sean ilegales, en las industrias vitales del País.

8. Promueva disturbios y contribuya para que las autoridades constituidas no las repriman.

9. Contribuya a destruir los valores morales, la honestidad y la creencia en las promesas de los gobernantes. Nuestros parlamentarios infiltrados en los partidos democráticos deben acusar a los no comunistas, obligándolos, so pena de exponerlos al ridículo, a votar solamente lo que sea de interés de la causa comunista.

10. Registre a todos aquellos que posean armas de fuego, para que sean confiscadas en el momento oportuno, haciendo imposible cualquier resistencia a la causa.

Es curioso, pero algunos puntos de este manual me recuerdan la “espontaneidad” con la que se organizaron las movilizaciones del “No a la guerra” y del Prestige. Otros traen a mi memoria la oportuna “casualidad” de manifestaciones políticas como la de “los españoles se merecen un gobierno que no les mienta” o aquella que apuntaba que “lo que pasa es que nos conviene que haya tensión.”

Sin embargo, ya digo, he pasado varios días dedicando tiempo a navegar intensamente por la red buscando la cita original de Lenin respecto de este decálogo, pero no aparecía nada. Ni en páginas en español, ni en páginas en inglés. El texto se recoge en docenas de webs en ambas lenguas, pero sin enlace alguno a su autor y cuando, ya harto, pensaba desecharlo como argumento ante la ausencia de certeza sobre su titularidad, aterricé en un  artículo de Rosa Ferreira Canda publicado en 2011 que puso punto final a mi búsqueda. Ella, igual que yo, había estado buscando la fuente original de este decálogo con ahínco, pero también sin éxito, así que su artículo, que recomiendo vivamente, me va a servir de referencia.
Comenta Rosa Ferreira –y resulta obvio de la lectura- que los términos utilizados en el decálogo no parecen propios de la Rusia de 1913, apuntando igualmente que no cree que pueda ser atribuido a Lenin, pero por otro lado señala que encontró referencias a un “decálogo” inspirado en el libro “¿Qué hacer?” escrito por el ruso en 1902 y que en cambio –continúa la articulista- sí parece ser más coherentes con otros escritos contemporáneos de líder comunista soviético, aunque afirma que tampoco este decálogo aparece así escrito en el libro, sino que se trata de un resumen de las ideas clave que de forma más extensa se explican en él. Ahí va:

1. El propagandista debe usar el desempleo para explicar la naturaleza de la crisis capitalista (neo-liberalismo); el agitador debe mostrar la muerte de un desempleado.

2. El capitalismo (neo-liberalismo) refleja la falta de sensibilidad ante la contradicción entre el crecimiento de la riqueza y el incremento de la pobreza.

3. Debemos apoyar con las luchas callejeras demandas que no tienen ninguna posibilidad de resultados.

4. La cosa principal es la propaganda y la agitación en todos los estratos sociales.

5. Nuestra tarea es utilizar cualquier manifestación de descontento, no importa cuan pequeña sea.

6. La exposición económica es la declaración de guerra contra los propietarios de las empresas.

7. Nuestro negocio como publicistas de la Social Democracia es profundizar y expandir la lucha política y la agitación política.

8. Hay que estar en contra de la libertad de crítica.

9. No se negocian los principios ni se hacen concesiones teóricas.

10. Se debe usar la acción policial para darle a la lucha económica carácter político.

Y llegado a este punto de la lectura, me acordé de Ada Colau al comprobar que su protocolo de acoso y hostigamiento coincidía con varios de los  apartados señalados por el líder bolchevique en su decálogo.

Basta con sustituir “desempleado” por “desahuciado” para comprobarlo.

Vamos allá.

Desde hace algún tiempo, ciertos medios nos vienen mostrando el suicidio de personas que estaban a punto de ser desahuciadas, pero añadiendo a menudo a la noticia una importante carga ideológica dirigida contra el concepto abstracto de los “ricos y poderosos”. Recuerdo el bombardeo mediático al que se nos sometió con el suicidio de la socialista de Vizcaya, para luego enterarnos que tanto ella como su marido tenían trabajo estable y que lo de “suicidio-como-consecuencia-directa-de-desahucio” no estaba tan claro. Ello a pesar de que en España el número de ciudadanos que decide quitarse la vida es de los menores del mundo y que según datos del INE, desde el comienzo de la crisis se observa en nuestro país una tendencia de descenso de suicidios. No hay dudas respecto del cumplimiento del primer punto en mi opinión.

Los puntos dos y seis los borda. "Perseguiremos día y noche a los responsables de este genocidio financiero", declaraba Colau el pasado febrero cuando presentaba su ILP. “Les acusamos de ser cómplices de la dictadura financiera que estamos padeciendo y anteponer sus intereses económicos a los de la ciudadanía” señala el protocolo. Lenin afirma en el punto sexto:La exposición económica es la declaración de guerra”.

La organización premeditada de los hostigamientos se recoge en los puntos tres, cuatro, cinco y siete con claridad meridiana. Yo no creo que ningún diputado víctima de acoso cambie el sentido de su voto por la presión de los muchachotes de la amiga Ada, pero es que de acuerdo con las directrices del manual, este extremo resulta irrelevante porque lo que hay que hacer es “apoyar con las luchas callejeras demandas que no tienen ninguna posibilidad de resultados”. Luego resulta evidente que el objeto de los escraches no es el desinteresado deseo de resolver nada, sino el de promover la agitación política.

Los puntos ocho y nueve son contundentes. Ni libertad para criticar, ni espacio para negociar principios o condiciones. Pues….hombre......ahora que me fijo….¡como Ada Colau que no admite ni el rechazo, ni la abstención, ni la negociación del contenido de su ILP! ¿Patria o muerte tal vez?

Del décimo……¿qué decir? ¿Cuántas veces hemos escuchado o leído acerca de “la brutal represión ejercida por la Policía”, incluso hasta en supuestos en los que la acción policial pretendía evitar que una turba arrasase el Congreso de los Diputados? Ahí está el manual que invita a usar la “brutalidad” de las Fuerzas del Orden para darle a la lucha económica carácter político. En definitiva, el enemigo principal a batir no es  el perverso capitalismo, culpable del genocidio financiero, sino  el Estado mismo, “que tiene secuestrada la democracia”.

Total, que cada día que pasa me convenzo más de la certeza de las palabras de Carlos Cuesta cuando afirma que Ada Colau “está montando un movimiento pseudo fascista para desestabilizar a España” y que los tres decálogos expuestos, con los que la campaña de acoso que se promueve hoy muestra tantas similitudes, son protocolos dirigidos a hacerse con el control de una sociedad y que en los tres, el uso de la violencia se contempla como indispensable

La verdad es que si uno se fija, cada vez que una manifestación ciudadana en este país degenera en violencia, los convocantes proceden casi siempre de la izquierda.

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Moto